Brianda mandó su ubicación vía WhatsApp a su hermano mayor, Juan Antonio, que unas horas más tarde estaba allí abrazandolas a Shara y a ella. Le sorprendió que también su hermano conociera a Rosi, algo que para ella no parecía lógico dado que se supone ningún miembro de su familia se conocía con la de Oliver. O eso creía.
-Y una duda que me surge a mí, hermana... ¿Qué haces en esta casa con un pie escayolado?, ¿No estarías mejor en la tuya al cuidado de Shara como siempre? —Dijo su guapo hermano con su voz varonil.
-Ya, es una larga historia, pero ahora tengo otra nueva casa que, cuando pueda caminar, te mostraré sin problema. De hecho, si Shara está aquí es porque Oliver decidió llamarla. —Brianda de cruzó de brazos tras pronunciar estás palabras.
-¿Oliver?, ¿Qué Oliver? —preguntó Juan Antonio.
-Oliver Anderson, mi socio y amigo, además del dueño del techo dónde estás ahora mismo hermano —respondió Brianda relajada
Aquella noche, por más que intentó, Oliver no pudo dormir.Miles de preguntas atormentaban su mente... Empezaba a sospechar de todos al igual que hacía Brianda... Sólo existía una diferencia: Él sí recordaba todo. O al menos hasta donde había podido compartir con ella.Se sentía bastante preocupado por Brianda.Aquella mañana, cuando se la cruzó por la calle, jamás creyó que pudiera ser ella realmente. Hasta que varios meses después se chocó contra él y hoy estaba durmiendo en la habitación de al lado.Estaba seguro de su descanso puesto que, antes de acostarse, se había asomado para cerciorarse de que todo marchaba bien.Pero, muy a su pesar, sabía que al día siguiente sería inevitable que ella se enterase de todo lo referente a Milagros, esa pequeña que, sin saber cómo ni por qué, había despertado la curiosidad de ella y eso les había unido inexplicablemente.De
Nada más ver el cambio de expresión de Oliver y la forma en la que aquella mañana se había marchado de su habitación le hizo plantearse si para Oliver era simplemente una inquilina más.Pasó toda la mañana muy inquieta, dando vueltas al tema y teniendo en claro que se lo preguntaría nada más estuvieran a solas.Aquella mañana, que había empezado siendo especial por el hecho de que él hubiera ido a despertarla se torno preocupante para Brianda. Y eso que realmente le había gustado que él fuera a despertarla, aunque probablemente jamás se lo diría a él, ella no podía engañarse a sí misma.Sentía atracción por él. Se auto-convencía de que no podía sentir nada más allá dada su amistad y también teniendo en cuenta que muy pronto se casaría con cualquier mujer, sólo por el hecho de que era para salvar la presidencia de la empresa. Por ello, no tenía permitido sentir nada más por Oliver.O eso quería creer.<
Cuando entró en casa, las caras de Rosi y Shara le hicieron saber que algo andaba mal. Y no era algo, era todo.Ambas niñeras le pusieron al día de los recientes acontecimientos y Oliver entró en pánico.Lo primero que hizo fue llamarla. Una, dos, tres... Treinta veces... Y nada. No sólo no obtuvo respuesta, tampoco le devolvió ni una sola. Shara y Rosi corrieron la misma suerte. Llamó a Roxana, sabiendo que era su mejor amiga, pero ésta tampoco tuvo éxito en su intento de localizar a la bella rubia.Oliver estaba al borde del colapso. Hundió sus dedos en su cabello oscuro, la desesperación era mayor para él con cada segundo que pasaba sin noticias de Brianda.-Solo espero que esté bien. -espetó con el ánimo por el suelo- Es lo único que me ha import
No sabía bien cuántas noches había pasado lejos de ella. Pero cada segundo la extrañaba aún más.Ahora sabía que estaba tan cerca y tan lejos como nunca antes.Tantos años buscándola y ya no podía acercarse a ella porque ella no quería verle más. Incluso en las reuniones de empresa, siempre mandaba a la señora Ruiz, su representante, para no tener que verle y evitaba coincidir con él en cualquier evento o reunión. Su desesperación aumentaba.Dio un último sorbo de su vaso y acto seguido se levantó de su silla de cuero marrón. Estaba en el despacho de su casa, mirando por el enorme ventanal el paisaje de toda la ciudad que éste le ofrecía, como ya se le había hecho de costumbre.6 meses habían transcurrido desde ese día que la vio por última vez. Ella incluso hab&i
Seis meses. Habían transcurrido seis tristes meses desde que decidió no saber de Oliver, Roxana, Rosi, Shara y hasta del propio mundo.Consiguió recuperar su salud al menos.Juan Antonio, su hermano, no la dejó sola ni un instante. Sentía que le había recuperado a él al menos.Pero, por más que se repetía a si misma que Oliver era un vil mentiroso, no dejaba de pensar en él. Podría decir que le extrañaba. Tal vez sonaba ridículo, extrañar a alguien que la había mentido todo el tiempo... pero no podía evitarlo.Cerró su agenda y continuó haciendo llamadas de trabajo. Estaba realmente ocupando su mente para no pensar... Así al menos conseguía distraerse, mas no lograba disminuir el dolor que todo esto le había producido.Pero sus problemas no habían cesado.La noche anterior recibió un correo que le decía que la hija de su mejor amiga, Valeria, no era realmente de Valeria,
Aquella mañana nunca la olvidaría. No sólo había descubierto que Brianda sabía la verdad, sino la forma en que lo hizo fue devastadora para Oliver.Jamás hubiera pensado que ella entraría en su oficina como alma que lleva el diablo, sino que además le propinó una bofetada. En el fondo se la merecía y lo sabía, debió contarle desde el principio todo lo que sabía, pero el miedo a que le sucediera algo a ella le había frenado.Cansado de ocultar la verdad, Oliver contactó con un médico famoso para comentarle el caso de Brianda, quería estar seguro de que su diagnóstico era cierto, para seguir callando o decirle la verdad al completo de una buena vez.Agradecía que al menos ya era un hecho que Milagros era hija de ambos. Sabía que esa niña podía devolverle el amor de Brianda y la familia que siempre quiso tener y les fue arrebatada en este extraño nudo de mentiras que se había formado sin explicación aparente.Llegó a l
-Señorita Valeria Santillana, como jueza de este estado, en compañía del letrado, que viene en representación de la señora Paredes, traigo personalmente una orden para devolverle la menor a ésta última anteriormente nombrada, puesto que se le ha devuelto la patria potestad y guarda y custodia, así como al progenitor de la menor, el señor Oliver Anderson. -La jueza fue directa al grano con sus frías palabras.Valeria no sólo no contestó, es más, parecía en shock, como si no hubiera esperado jamás que Brianda descubriera la verdad.-¿De qué me he perdido?. -La voz grave y varonil de Oliver resonó a espaldas de Brianda, lo cuál hizo que se sobresaltara al no esperar verlo ahí.-He venido a recuperar a nuestra hija. -Brianda le respondió secamente, aún dolida por los acontecimientos de los últimos meses.-¡No pienso entregarte a la niña, así vengas con juez o con un ejército, es mi hija y no voy a dártela jamás!. -Los g
Esa mañana fue diferente. Se sentía en paz. Por fin después de tanto tiempo su familia estaba bajo su techo, aunque no de la forma que hubiera deseado.Oliver se levantó de la cama de un salto y se fue directo a la ducha. Una vez se alistó, bajo siguiendo el dulce olor de un desayuno y en la mesa de la cocina estaban ellas. Las mujeres de su vida.Brianda y Milagros desayunaban silenciosamente, aunque la primera estaba pendiente de cada detalle de la última.Una media hora más tarde, Brianda estaba terminando de recoger los útiles escolares de la niña y salieron juntos por la puerta.Milagros miró a Oliver y éste la sonrió dulcemente.-Madre, ¿por qué no vamos con mi padre en el coche?, ¿por qué vamos por separado?. -Preguntó la pequeña mientras tiraba del brazo a Brianda.-Eso Brianda, ¿por qué no vamos juntos? Explícanos. -Oliver miraba divertido la situación, mientras su mujer le