Nada más ver el cambio de expresión de Oliver y la forma en la que aquella mañana se había marchado de su habitación le hizo plantearse si para Oliver era simplemente una inquilina más.
Pasó toda la mañana muy inquieta, dando vueltas al tema y teniendo en claro que se lo preguntaría nada más estuvieran a solas.
Aquella mañana, que había empezado siendo especial por el hecho de que él hubiera ido a despertarla se torno preocupante para Brianda. Y eso que realmente le había gustado que él fuera a despertarla, aunque probablemente jamás se lo diría a él, ella no podía engañarse a sí misma.
Sentía atracción por él. Se auto-convencía de que no podía sentir nada más allá dada su amistad y también teniendo en cuenta que muy pronto se casaría con cualquier mujer, sólo por el hecho de que era para salvar la presidencia de la empresa. Por ello, no tenía permitido sentir nada más por Oliver.
O eso quería creer.
<Cuando entró en casa, las caras de Rosi y Shara le hicieron saber que algo andaba mal. Y no era algo, era todo.Ambas niñeras le pusieron al día de los recientes acontecimientos y Oliver entró en pánico.Lo primero que hizo fue llamarla. Una, dos, tres... Treinta veces... Y nada. No sólo no obtuvo respuesta, tampoco le devolvió ni una sola. Shara y Rosi corrieron la misma suerte. Llamó a Roxana, sabiendo que era su mejor amiga, pero ésta tampoco tuvo éxito en su intento de localizar a la bella rubia.Oliver estaba al borde del colapso. Hundió sus dedos en su cabello oscuro, la desesperación era mayor para él con cada segundo que pasaba sin noticias de Brianda.-Solo espero que esté bien. -espetó con el ánimo por el suelo- Es lo único que me ha import
No sabía bien cuántas noches había pasado lejos de ella. Pero cada segundo la extrañaba aún más.Ahora sabía que estaba tan cerca y tan lejos como nunca antes.Tantos años buscándola y ya no podía acercarse a ella porque ella no quería verle más. Incluso en las reuniones de empresa, siempre mandaba a la señora Ruiz, su representante, para no tener que verle y evitaba coincidir con él en cualquier evento o reunión. Su desesperación aumentaba.Dio un último sorbo de su vaso y acto seguido se levantó de su silla de cuero marrón. Estaba en el despacho de su casa, mirando por el enorme ventanal el paisaje de toda la ciudad que éste le ofrecía, como ya se le había hecho de costumbre.6 meses habían transcurrido desde ese día que la vio por última vez. Ella incluso hab&i
Seis meses. Habían transcurrido seis tristes meses desde que decidió no saber de Oliver, Roxana, Rosi, Shara y hasta del propio mundo.Consiguió recuperar su salud al menos.Juan Antonio, su hermano, no la dejó sola ni un instante. Sentía que le había recuperado a él al menos.Pero, por más que se repetía a si misma que Oliver era un vil mentiroso, no dejaba de pensar en él. Podría decir que le extrañaba. Tal vez sonaba ridículo, extrañar a alguien que la había mentido todo el tiempo... pero no podía evitarlo.Cerró su agenda y continuó haciendo llamadas de trabajo. Estaba realmente ocupando su mente para no pensar... Así al menos conseguía distraerse, mas no lograba disminuir el dolor que todo esto le había producido.Pero sus problemas no habían cesado.La noche anterior recibió un correo que le decía que la hija de su mejor amiga, Valeria, no era realmente de Valeria,
Aquella mañana nunca la olvidaría. No sólo había descubierto que Brianda sabía la verdad, sino la forma en que lo hizo fue devastadora para Oliver.Jamás hubiera pensado que ella entraría en su oficina como alma que lleva el diablo, sino que además le propinó una bofetada. En el fondo se la merecía y lo sabía, debió contarle desde el principio todo lo que sabía, pero el miedo a que le sucediera algo a ella le había frenado.Cansado de ocultar la verdad, Oliver contactó con un médico famoso para comentarle el caso de Brianda, quería estar seguro de que su diagnóstico era cierto, para seguir callando o decirle la verdad al completo de una buena vez.Agradecía que al menos ya era un hecho que Milagros era hija de ambos. Sabía que esa niña podía devolverle el amor de Brianda y la familia que siempre quiso tener y les fue arrebatada en este extraño nudo de mentiras que se había formado sin explicación aparente.Llegó a l
-Señorita Valeria Santillana, como jueza de este estado, en compañía del letrado, que viene en representación de la señora Paredes, traigo personalmente una orden para devolverle la menor a ésta última anteriormente nombrada, puesto que se le ha devuelto la patria potestad y guarda y custodia, así como al progenitor de la menor, el señor Oliver Anderson. -La jueza fue directa al grano con sus frías palabras.Valeria no sólo no contestó, es más, parecía en shock, como si no hubiera esperado jamás que Brianda descubriera la verdad.-¿De qué me he perdido?. -La voz grave y varonil de Oliver resonó a espaldas de Brianda, lo cuál hizo que se sobresaltara al no esperar verlo ahí.-He venido a recuperar a nuestra hija. -Brianda le respondió secamente, aún dolida por los acontecimientos de los últimos meses.-¡No pienso entregarte a la niña, así vengas con juez o con un ejército, es mi hija y no voy a dártela jamás!. -Los g
Esa mañana fue diferente. Se sentía en paz. Por fin después de tanto tiempo su familia estaba bajo su techo, aunque no de la forma que hubiera deseado.Oliver se levantó de la cama de un salto y se fue directo a la ducha. Una vez se alistó, bajo siguiendo el dulce olor de un desayuno y en la mesa de la cocina estaban ellas. Las mujeres de su vida.Brianda y Milagros desayunaban silenciosamente, aunque la primera estaba pendiente de cada detalle de la última.Una media hora más tarde, Brianda estaba terminando de recoger los útiles escolares de la niña y salieron juntos por la puerta.Milagros miró a Oliver y éste la sonrió dulcemente.-Madre, ¿por qué no vamos con mi padre en el coche?, ¿por qué vamos por separado?. -Preguntó la pequeña mientras tiraba del brazo a Brianda.-Eso Brianda, ¿por qué no vamos juntos? Explícanos. -Oliver miraba divertido la situación, mientras su mujer le
Al rededor de las dos de la madrugada fue cuando Brianda se quedó profundamente dormida. Oliver por el contrario no fue capaz de pegar ojo.Se levantó a las cinco, cansado de dar vueltas en la cama. Se vistió y salió a correr.Cuando se disponía a salir de su casa, de frente se topó con Daniel. No recordaba cuánto tiempo hacía que ambos no salían a correr juntos, algo que antes era parte de su rutina.Cuando hubo pasado un pequeño rato, ambos comenzaron a hablar y a contarse todo lo que pensaban sobre los últimos acontecimientos.-Oliver, sabes que tarde o temprano Violeta va a joderte si no haces algo pronto... No me malinterpretes, pero si estás decidido a conquistar a Brianda primero deberías eliminar ese dolor de cabeza de tu vida. -Comentó el joven.-Sé que tienes razón, pero no sé cómo librarme de ella, ya le dejé muy clara mi postura y aún así se ha atrevido a aparecer en mi vida ocho meses d
Cuando llegó a la habitación, Brianda se encerró en el baño.Sonreía al tiempo que con la yema de sus dedos acariciaba sus labios y sonreía al pensar en la sensación que aún tenía. Ese beso, le había hecho entender que sus sentimientos por Oliver eran muy fuertes.Pero se negaba a admitir que estaba enamorándose de él. No podía hacerlo, no sin recordarle en absoluto.Pero, ¿estaría bien enamorarse de alguien que una vez fue parte de su vida? Ni siquiera sabía que tan cierto era eso de que habían sido pareja o si simplemente fue un matrimonio de conveniencia que estaban tan de moda en ese mundo que ellos se movían.Se desnudó y se metió en la ducha una vez puso el seguro a la puerta. Lo último que quería era que Oliver pudiera entrar.Dejó el agua caer sobre su cuerpo, pero no conseguía quitarse el fuego que Oliver había encendido en ella.Se maldecía a si misma por ello.Quince minutos después sal