Brianda se despertó sintiéndose plena.
Recordaba perfectamente lo que había pasado la noche anterior. Y sonreía como una boba.
Sabía que podía estar mal, pero ella se sentía feliz.
Miró a su lado y ahí estaba él, durmiendo plácidamente.
Acarició suavemente su rostro, era completamente hermoso. No había otra palabra para describirlo.
Su piel blanca parecía brillar con el sol mientras la estaba alumbrando.
Su barba perfectamente recortada, su precioso cabello... Todo en él parecía como dibujado.
Miró el despertador. Las 7.
¡¡¡¡¡LAS 7!!!!!
Trató de levantarse sin hacer ruido, pero Oliver la sintió nada más puso un pie en el suelo y tiró de su brazo, haciéndola caer en la cama y comenzó a hacerle cosquillas.
Ella rió a carcajada mientras trataba de devolvérselas, enredándose así en una pelea de cosquillas y olvidándose de la hora.
Cuando Oliver cayó encima
Como siempre todo lo bueno se acaba. En su caso fue bastante breve su felicidad.Estaba frustrado, furioso. Su madre no le hablaba, Brianda se había mudado esa mañana con la niña y la noche anterior se había negado a oír sus explicaciones.Es cierto, sí. Estaba con Violeta aquella tarde, pero fue como un favor.La tarde anterior."Estaba sentado en su despacho, planificando la sorpresa que estaba preparando con ilusión para las dos mujeres de su vida.Miriam, la nueva de recepción, subió y abrió la puerta sin llamar. Estaba pálida.-Señor Anderson, abajo hay una señora llamada Violeta que se cayó al suelo y no despierta. -dijo asustada.Simplemente asintió y bajó a toda prisa, no fuera a ser algo grave que después no tuviera solución.Trató de reanimarla varias veces, pero fue sin éxito. Optó entonces por llamar al servicio de emergencia y tras vari
Aquella noche Brianda soñó con Oliver. No podía decir muy bien en qué lugar se encontraban, puesto que no le sonaba de nada. Pero, ¿a quién no le gusta estar en medio de la naturaleza?, y más si es con el amor de su vida.Oliver había preparado un picnic. Era un lugar precioso, rodeado de verdes árboles. Había unas amapolas rojas, que por alguna razón le encantaban. Delante suya, en el suelo, había la típica manta en el suelo, con la cesta y unas flores. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Era perfecto.Oliver la abrazó desde atrás, besó su nuca y respiró su aroma. Le encantaba que hiciera eso, pues la hacía sentirse única y especial.Se sentaron unos minutos más tardes y Oliver sacó varios tuppers con comida, unas latas de refrescos y fruta. Comieron mientras charlaban animadamente.-Quiero que se llame Patricia. -dijo Oliver al tiempo que mordía un pedazo de fresa.-¿QUÉ? ¡NI LO SUEÑES!. -gritó m
-En mi defensa diré que jamás has creído en mi. -Oliver era determinante. -Y en la mía diré que no sé qué puñetas haces aquí, Oliver. -Brianda estaba más que molesta- En ningún momento pedí que se te avisara de nada... Y no creo en ti porque desde que te conozco me has estado mintiendo, y no me refiero al pasado que no recuerdo, sino al presente. -la ira dominaba en ese momento a la joven. Media hora antes... Un año había transcurrido desde aquel día en que se marchó de la casa de Oliver, al cual no había vuelto a ver. Se había estado comunicando con Rosi durante todo ese tiempo por mensajería instantánea y Milagros pasaba varias tardes con Oliver y algún que otro fin de semana. Se encargaba de que hubiera siempre un intermediario que le entregase la niña a Oliver y luego la recogiera. Brianda estaba llegando en el taxi. Había pasado el fin de semana con Milagros en Disney y llegaba totalmente agotada. Pero si la veía así de feliz todo merecía la pena. Su felicidad era lo
Ese martes fue diferente.La semana comenzó como solía hacerlo para Brianda.Trabajo, atender a la pequeña y sus necesidades, atender su casa y pasar algo de tiempo consigo misma, meditando qué hacer con Oliver y con todo lo que sentía por él.Sobre las ocho de la mañana, Daniel, amigo íntimo de Oliver y también de ella, la llamó para quedar durante la mañana a tomar un café. Brianda aceptó sin dudarlo.Pero, durante el periodo que estuvieron en la cafetería, Oliver llegó acompañado de la misma mujer que le estaba besando aquella noche.Para Brianda supuso una espina removerse en su corazón.Pronto Oliver se acercó a la mesa que Daniel y ella compartían, aparentemente furioso.- ¿Sé conocen?—La voz de Oliver rompió el silencio que se había instalado una vez los vieron entrar.—Desde luego que se conocen, ¿tu no ves que están aquí para que Daniel la
La tarde fue perfecta para Oliver.La pequeña Milagros y él disfrutaron del parque de diversiones, tomaron helado de chocolate y vainilla y rieron a carcajadas con la actuación de unos mimos muy graciosos que se cruzaron en el parque.Pero, una vez Milagros terminó el tiempo que le pertenecía con él, todo se terció.Brianda le abrió la puerta y automáticamente su rostro mostró una enorme sonrisa de oreja a oreja para la pequeña.Pero una vez ella entró en la casa, su rostro tornó serio y él no podía sentirse más culpable.Raquel se había presentado aquella mañana en su despacho a disculparse con él, algo que le pilló de sorpresa.Luego se ofreció a acompañarlo a comer y lo último que él esperaba era verlos a
Un silencio sepulcral se hizo en medio de los dos.Oliver miraba a Brianda fijamente a los ojos. Ella le sostenía la mirada sin dudarlo, pero no sabía muy bien qué hacer ahora que estaban solos y frente a frente.-¿Y bien? -Oliver fijó su mirada en los labios de Brianda tras romper el silencio que les rodeaba.-¿Qué quieres saber, Oliver? -Brianda fingió no saber de qué le estaba hablando Oliver, pero en el fondo estaba convencida de que, sabiendo cómo era su carácter, no lo dejaría pasar.Oliver bufó, pues se dio cuenta que no sería fácil hacerla ceder.-¡Brianda! -La voz de Roxana resonó a lo lejos.En lugar de responder, Brianda dio un paso al frente y volvió a besar a Oliver. Éste, sin entender nad
Brianda se quedó pensativa, hasta que decidió romper el silencio, sin percatarse de la llegada de Raquel.-Daniel, yo te quiero muchísimo pero, lamentablemente, de quien estoy enamorada es de Oliver. No quiero hacerte daño, pero te mereces que sea honesta contigo. -dijo Brianda sin más dudas.Oliver suspiro aliviado, pero Daniel se había quedado en shock.-¿De verdad vas a perdonarlo? -respondió éste con un hilo de voz.Brianda simplemente guardó silencio.-Bien, entonces... Suerte. Con él y con sus mentiras. Daniel se marchó sin mirar atrás, pero las lágrimas rodaban por su rostro.Roxana, desde la otra punta, observaba la escena sin atreverse a mencionar nada.-Oliver, querido, ¿Tienes ya cinco minutos para mi?, ¿O es que me tocará pedirle cita a tu secretaria igual que tu esposa? -la voz de Raquel sacó a todos de sus pensamientos.-¿En algún momento piensas dejar de ir tras Oliver?, ¡Eres patética, Raquel! -gritó Brianda.Oliver quedó sorprendido y las comisuras de sus labios se c
La casa estaba más hermosa de lo que Oliver podría haber imaginado, pues él no había pasado más allá de la entrada en los últimos meses.Shara apareció por la puerta nada más escuchar abrir a Brianda, pero lo último que ella esperaba ver era a su niña con Oliver, la persona que, a su parecer, le había destrozado la vida a Brianda.-Lo lamento, niña, no sabía que estas horas son de visita para la pequeña Milagros. -espetó Shara, claramente molesta por la llegada del apuesto Anderson.-Me acabo de enterar de que debo dar explicaciones en mi propia casa cuando llego acompañada de mi, todavía, marido. -Brianda se puso a la defensiva y esto no pasó desapercibido para Shara.-Niña, yo solo decía que Don Oliver no tiene nada que hacer aquí a esta hora. -la niñera levantó la cabeza con dignidad, como si ella estuviera por encima de Oliver.Pero, para su desgracia, nada estaba más lejos de la realidad y Brianda no tardó en hacérselo saber.-Shara, es mi vida, es mi casa, es mi hija y es mi mar