Charlie
—Pero te fuiste.
—Tú no me buscaste—lo reté.
Él negó —¿Para qué? Tú decidiste irte, decidiste que firmáramos el divorcio, sin explicaciones, sin darme la oportunidad de luchar por ti. Tomaste un puto avión el mismo día que firmaste los papeles cuando la tinta del bolígrafo aún estaba fresca. —respiró —No Charlie, no pensaba estar detrás de ti como un maldito bastado, mendigando un amor que no sabía si existía. Tú hiciste tu vida, yo hice la mía.
—¿La amas? Tu prometida.
—Me hace sentir bien, me cuida a su manera, está pendiente de mis cosas, se alegra con mis logros, los disfruta y celebra conmigo, está un poco loca con la boda pero ¿Qué mujer no se enloquece un poco con su boda?
—Es
Nate—Te quiero Kai…Te quiero con la fuerza de mil volcanes en erupción. —murmuró Charlie al terminar la canción.—Te quiero mami con la fuerza de cien millones de volcanes en erupción —respondió mi niñita —Pero quiero que vengas pronto. Porfavorcito mami. Nate, ¿puedes dejar de trabajar y traer a mi mami? —Lo intentaré pequeña.—Gracias Nate, también te quiero con la fuerza de cien millones de volcanes en erupción. —mi pecho se contrajo ante la inocencia de sus palabras.—Yo también te quiero Kai, te quiero muchísimo. —La llamada se cortó de manera abrupta, Charlie intentó llamar una vez más pero la señal parecía haberse caído completamente, la vi moverse hacia el cristal buscando un
Charlie. Digité el código una vez más y luego tiré de la cerradura. Nada sucedió.—Nate, el sistema no me responde —llevé mis dedos al puente de la nariz, el agua me llegaba a media tibia, lo que solo significaba que el nivel estaba aumentando. —Pero te sacaré de ahí Nate, aunque sea lo último que haga te sacaré de ahí. Sé que no confías en mí, sé que te fallé.—Es mi turno de decir, no es momento Charlie.—Sí lo es. Lo es Nate. Aunque te parezca estúpido tenías razón y no me di cuenta hasta que me lo dijiste o quizá sí lo sabía, pero estaba actuando como una persona fría, te oculté lo de Kai por miedo, no miedo hacia ti, miedo a que me cegara ante ti, a que renunciara a todo por ti
Charlie.Me bajé de la silla y mi mano se trasladó de su mejilla a su pecho, palpando la dureza de sus pectorales. Entonces él se detuvo.—No… —Su respiración era tan errática como la mía —No, —Volvió a decirlo antes de levantarse y empezar a caminar hacia la salida del departamento.No dije nada, solo lo observé marcharse mientras trataba de eliminar el nudo en mi garganta y no llorar. Él se detuvo justo en el marco de la puerta, lo vi peinar su cabello con sus dedos antes de girarse.—¡A la mierda! — dijo en voz alta, luego corrió hacia mí, me besó directamente en los labios con fuerza, las lágrimas que había intentado retener rodaron por mis mejillas, y él las limpió con sus dedos, antes de poner sus manos a cada lado de mi c
Nate. Nuestras miradas se encontraron por unos segundos, pero ninguno de los dos dijo nada, sentía como si algo me estuviese apretando el cuello, negué con la cabeza y salí de ese departamento sintiéndome como un pedazo de mierda.Subí hasta la azotea sin siquiera detenerme un solo momento, me estaba ahogando, caminé de un lugar a otro mi cabeza iba a mil revoluciones por minuto, intentaba no recordar lo que había pasado segundos atrás pero aún podía sentir el roce de la piel de Charlie junto a la mía, lo bien que se había sentido conectar con ella de nuevo, lo mucho que había extrañado tenerla cerca cuando pensé que ya la había superado.Llevé ambas manos a mi cabeza revolviendo mi cabello mientras me dirigía hacia una de las esquinas del edificio, aún podía i
CharlieAbrí los ojos observando la claridad que entraba por los ventanales del departamento de los Warren. Nate no estaba por ningún lugar. Habíamos quedado en que haríamos turnos para vigilar y al parecer él había decido quedarse despierto toda la noche, agradecí el tiempo a solas y la distancia, pensé mucho y no podría decir con precisión a qué hora me dejé vencer por el sueño. O en qué momento mi vida dio un giro para el cual no estaba lista.Me senté en el sofá donde había pasado toda la noche, llevando mis manos a mis cabellos para peinarlos hacia atrás, aún no sabía a ciencia cierta qué hacer, mi vida entera había cambiado y una vez más Nate estaba en ella.No como en el pasado, pero estaba.Preparé café sin importarme estar roband
Nate. Caminé hacia la puerta para entrar al edificio sintiéndome culpable, si tan solo no me hubiese dejado llevar… bajé las escaleras dirigiéndome al departamento, coloqué las tazas en la isleta de la cocina y me tomé un segundo más para observar hacia la nada, o hacia el desastre… Había tenido toda la noche para pensar y sin embargo me sentía como si hubiese caminado en círculos. Quizá para ella había sido solo sexo, pero para mí fue desenterrar recuerdos que tenía guardados bajo miles de capas. Golpeé la mesa con fuerza, negándome a pensar en eso una vez más, evitando las preguntas que me habían asaltado durante la mayoría de la noche. ¿Si la hubiese buscado más? ¿Si hubiese venido por ella? ¿Si las cosas hubiesen sido diferentes? Como si valiese la pena, como si tuviera una jodida máquina de regresar el tiempo o viajar al pasado para gritarme a mí mismo que no la dejara ir. ¡Como si h
Nate.Tragué el sándwich casi entero antes de subir las escaleras tropezándome con mis propios pies, Charlie estaba arriba, tenía el cojín dentro del cubo de basura y estaba intentando encenderlo para hacer una señal, noté que también lo hacían en los edificios aledaños.—Ayúdame con el papel—dijo ella dándome apenas una mirada.Caminé hacia ella rompiendo las revistas y tirándolas al cubo, ella encendió una hoja y la tiró en el montón que yo había picado, una pequeña flama empezó a verse, pero el viento la apagó rápidamente.—Espérame aquí —la vi entrar al edificio mientras yo seguía intentándolo con el papel en vano, el cielo estaba oscuro y no eran aún las ocho. Ch
Charlie—Charlie,— la voz de Nate parecía lejana —Despierta, dejó de llover… Charlotte—Abrí mis ojos encontrando los de él —Está amaneciendo y dejó de llover, encontré tostadas y hay algo de queso para untar y también preparé café —Me senté en el sofá bostezando y luego reparé en la camisa que Nate tenía puesta —Ya que estamos tomando cosas prestadas, pensé que no le molestaría darme otra camiseta, la anterior no olía del todo bien, me hubiese gustado darme una ducha pero tenemos agua en la cocina más no en el baño.Lo sabía pero no dije nada, en cambio tomé mi taza de café negro y una tostada.—Entiendo lo que me dijiste ayer… Creo que por el comienzo, podemos hacer las cosas a tu manera.—Gracias