Capítulo 36
***ABEL***

Dejamos al bebé y fuimos a un hotel cerca. Había comenzado a llover. ¿Que habría sido de ese pequeño si mi esposa no lo hubiera escuchado?

Pedimos comida y útiles de aseo a la habitación. Luego de reposar nos metimos a bañar. Dejamos que el agua tibia nos relajara de aquel día agotador.

Envueltos en las toallas, abrazados y escuchando el sonido de la lluvia contra la ventana, nos quedamos rendidos en la cama.

Nos despertamos con la luz del sol entrando por la habitación.

—Buenos días, preciosa —besé su cabeza que reposaba en mi pecho.

—Buenos días, mi cielo.

—Debemos ir por el niño y tengo que trabajar.

—Umjum —se desperezó y fuimos a alistarnos.

En el hospital revisé los análisis del bebé. Tenía una pequeña infección urinaria, seguramente producto de la deshidratación, pero lo peor era que en su organismo había rastros de anfetaminas.

—No deja de llorar, ha comido muy poco, no se acomoda con el tetero —nos informó una enfermera.

—Tiene síndrome de abstinencia; su
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