Cuando la dejó vivir, él se arrepintió
Cuando la dejó vivir, él se arrepintió
Por: Nicolas
Capítulo 1
—¡Dile a Ximena que si quiere morirse, que se muera, yo no voy a consolarla! —la voz fría de Miguel llegó a mis oídos, y desperté sobresaltada, levantando la mirada para verme en el espejo con mi vestido de novia.

Había renacido, y volví en el momento que creí el más feliz de mi vida pasada. En aquél entonces, agradecí que Miguel siempre me elegía a mí por encima de Ximena, pero ahora veo que su corazón ya había caído en su obsesión, aunque no quería quedar como un infiel y traidor, por eso insistió en casarse conmigo. Solo después de la muerte de Ximena entendió sus verdaderos sentimientos, volviéndose loco por amor.

Para expiar su culpa ante su amada, usó todos los medios para atraparme toda la vida y se volvió religioso por su amada, pero me torturó sin piedad hasta hacerme perder a mi hijo.

Todos lo alababan por su amor eterno hacia su primer amor, y me maldecían a mí por interponerme, tildándome de odiosa intrusa que no merecía ser amada, pero fue él quien me persiguió siempre, con atenciones e insistiendo por años, hasta que lo acepté. Fue Miguel quien me buscó primero, ¿qué culpa tenía yo?

En esta nueva vida, ¡ya no quiero a este hombre!

Agarré a Miguel del brazo y dije con dulzura: —Miguel, mejor ve a consolar a Ximena.

Miguel me miró incrédulo.

Después de todo, antes, cada vez que Ximena aparecía para arruinar nuestras citas, yo estallaba en furia.

Para mí, Ximena era una hipócrita, una niña rica consentida, una inmadura obsesionada con el amor. Cada vez que ellos tenían contacto en privado, yo montaba en cólera.

¿Cómo podía haber cambiado tanto ahora?

Viendo mi expresión seria, su rostro se endureció y preguntó confundido: —¿Me estás pidiendo que te abandone el día de nuestra boda para ir a ver a otra mujer? Sonia, ¿sabes lo que dirán los chismes sobre ti si salgo de aquí?

Internamente reí, los rumores no iban a matarme, pero él sí.

Con fingida comprensión, dije: —Miguel, no me importa lo que digan de mí, solo necesito que seas sincero conmigo. Además, nuestra boda puede posponerse, pero tú y ella se conocen desde pequeños. Si algo le sucede, temo que te arrepentirás, y yo también me sentiría culpable. Es una ser humano, aunque no fuera Ximena, aunque fuera una extraña, yo también pausaría la boda para salvarla.

Todos los que escucharon mis palabras me elogiaron por mi comprensión y bondad.

Los padres de Miguel, que antes me menospreciaban, me miraron con aprobación.

Miguel me abrazó fuertemente y besó mi frente, diciendo emocionado: —¡No me equivoqué al elegirte! Sonia, espérame, en cuanto rescate a Ximena, continuaremos con nuestra boda.

Asentí y lo empujé suavemente: —Ve rápido, salvarla es lo más importante.

Ya sin dudas, se dio la vuelta y corrió hacia la azotea.

Miré su silueta alejándose, apretando con ambas manos la falda de mi vestido para disimular mi temblor.

Miguel, en mi vida anterior me odiaste toda una vida por Ximena.

En esta vida, te dejo libre y deseo que tú y tu Ximena vivan felices por siempre.

Para mostrar mi devoción, permanecí en silencio con mi pesado vestido de novia, esperando a Miguel en el escenario durante una hora.

Los invitados, mientras seguían el chisme de la azotea, me miraban con lástima por ser tan "comprensiva y bondadosa".

De repente se oyó un rumor colectivo, Miguel regresaba con Ximena del brazo, vestida de novia también. ¡Casi olvido que cuando saltó llevaba su traje nupcial… pero ahora me miraba

triunfante, mientras la concurrencia me miraba compasiva. Miguel, incomodó soltó:

—Sonia, Ximena dice que lleva muchos años amándome y que si hoy me caso con ella, promete no molestarnos más, ¿podríamos cederle la boda de hoy?
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