-¿Ah sí? ¿Te estás refiriendo al caballo o a mí? – Preguntó Grayson –

-Esto no ocurre normalmente, sino cuando hay un caballo que es muy especial. Con dones muy especiales, que lo hacen sobresalir, por lo que hay que dedicarle una atención más especial para que logre controlar sus ímpetus y salgan a flote sus más finas destrezas. Éste por ejemplo, es un líder. Brinca la cerca, porque no acepta ni obedece leyes impuestas de ningún tipo.

-¿Y cómo haces en ese caso? – Dijo Grayson –

-Demostrándole amor para hacerlo que cada vez que me tire de su lomo, sienta el deseo y la necesidad de venir a recibir amor – Dijo Novalee –

-¡Qué curioso! – Dijo Grayson con una sonrisa –

-¿Qué es curioso? – Preguntó Novalee –

-Nada. Yo me entiendo – Dijo mirándola con una sonrisa pícara –

Habían comenzado a caminar, llevando los caballos jalados por cuerdas, cuando Novalee se volvió para ponerse frente a Grayson.

-¿Qué fue lo que quisiste decir cuando dijiste: ¡Qué curioso! – Dijo Novalee tratando de imita