Ayyy.... Bueno, las leo...
Capítulo 31Condiciones. Parte 2Eira seguía temblando ligeramente, pero por alguna extraña razón, no sentía miedo de ese lobo Alfa en particular. Si se hubiera tratado de Logan, habría sido diferente. Aun así, tenía preguntas sin responder. Como había dicho Gabriel, Minhos no era alguien fácil de entender.Cuando comenzó a quitarse el vestido, deslizó suavemente las tiras por sus hombros, pero en cuestión de segundos, Minhos apareció a su lado y la detuvo.—¿No usas ropa interior, omega? —replicó con curiosidad.“No puede ser… trato de controlarme, pero con un solo movimiento, ella habría quedado completamente desnuda, me expresé mal”.—Lo que llevaba conmigo se desgarró demasiado... todo quedó en mi habitación en la mansión Valmont —respondió, evitando sostenerle la mirada.En realidad Eira los utilizaba igual, pero los lavó y tendió en el baño.—Ya veo… —musitó él apenas.Minhos no se refería exactamente a que se desnudara por deseo, sino porque le agradaba la sensación de la piel f
Capítulo 32El plan de MinhosUna sonrisa sutil apareció en el rostro del alfa, cargada de una arrogancia que parecía natural en él.—Te gusta el sexo igual que a mí —murmuró—. Eso te da muchos puntos, Omega.Eira desvió la mirada, sintiendo cómo el calor le subía al rostro. No sabía si le molestaba su forma de hablar… o si le gustaba que se lo dijera así, con tanta seguridad. Su cuerpo aún temblaba, pero no era solo por lo ocurrido.Era por lo que él despertaba en ella. Lo comparó con la sensación que invadió su cuerpo cuando Logan la besó por primera vez. Supuso que fue solo instinto, una respuesta biológica que nada tenía que ver con deseo verdadero. O eso quería creer. Porque si había una diferencia… no sabía explicarla.Minhos la observó unos segundos más, como si leyera cada reacción y cada latido. Luego, sin decir nada, se levantó de la cama y comenzó a vestirse con la misma tranquilidad con la que se había desnudado.Y Eira, aún desnuda y con la respiración agitada, supo que, p
Capítulo 33La ira de LoganLogan estaba lleno de responsabilidades desde que asumió oficialmente su rol como Alfa de Lilles. Aunque aún faltaba la ceremonia central —el acto en que su padre renunciaría públicamente a toda autoridad para concederla a su hijo—, ya llevaba semanas ocupándose de los asuntos del reino.Y, como era de esperarse, eso no dejaba espacio para distracciones.—¡Logan! ¿Hasta cuándo vas a seguir ignorando que soy tu esposa? —exclamó Zariah, irrumpiendo en su despacho con el rostro encendido de frustración.Logan levantó la vista con fastidio.—No tengo tiempo para tonterías —respondió con frialdad.Todavía no podía perdonarla. El veneno que había preparado para Eira no solo fue una traición, fue un intento directo de asesinato. Si no fuera por el don de sanación acelerada que poseía la omega, nunca habría sobrevivido.—Estoy cansada de esto —insistió Zariah, apretando los puños—. Me humillas cada día que pasas ignorándome.—Tú aceptas este acuerdo, Zariah. Nadie
Capítulo 34¿De verdad vas a entregarla?Temprano en la mañana, Eira bajó a desayunar. Le incomodaba sentarse en la misma mesa con dos Alfas de rango tan alto, pero ellos la invitaban a diario, como si fuera parte natural de la rutina. Incluso Luna tenía su pequeño plato frente a ella, ronroneando con tranquilidad mientras comía pequeños trozos de salmón.La felina aún no le había dicho a Minhos que Eira podía escucharla mentalmente, al igual que él. Luna estaba esperando el momento perfecto para decírselo… pero sería después de haber conversado más a fondo con la Omega. Quería entenderla. Conocerla antes de revelar algo que, sin duda, cambiaría muchas cosas.—¿Te gustó el desayuno? —preguntó Gabriel con una sonrisa amable.Eira asintió con educación. Siempre optaba por lo mismo: huevos duros, pan tostado con mantequilla de maní, frutas cortadas y café con leche. No esperaba recibir nada gratis, por eso se había acostumbrado a limpiar y cuidar el jardín. En pocas semanas, el terreno de
Capitulo 35De regreso a la mansión ValmontEira se vistió con unos pantalones de jeans que le había dejado la mujer que siempre le traía la comida. También eligió una blusa ajustada de color blanco y una camisa negra de mangas largas encima, lo suficientemente ligera como para no incomodarla. Su atuendo era simple, cómodo, muy distinto al porte formal de los dos Alfas con los que convivía.Minhos y Gabriel siempre vestían con camisas elegantes, zapatos oscuros, pantalones bien ajustados. Ni siquiera dentro de casa perdían ese aire de autoridad. Eira, por el contrario, nunca había visto a Generales vestidos de forma casual… tampoco los había visto de cerca con sus uniformes de combate. En el fondo, si no fuera por su maldición, habría querido formar parte del personal de apoyo en el campo. Quizás como personal de blanco, pensó con cierta nostalgia.—Me gusta tu look, Eira. ¿Cómo te sientes? —preguntó Gabriel, acercándose a ella a unos metros de la camioneta.—De maravilla. Aunque Minho
Capítulo 36Una ofrenda.Luna se hizo invisible de inmediato, y Eira pensó que la felina había tomado en cuenta su consejo de alejarse. Tal vez era lo mejor.Minhos y Gabriel se dirigieron hacia la izquierda de la entrada principal, en dirección a los salones formales. Eira, en cambio, fue guiada hacia la derecha por uno de los guardias del recinto: el Beta de Logan. Ella lo recordaba. Lo conocí bien.—Eira, ven conmigo —dijo Beta con voz baja, su mirada se mostraba cargada de una preocupación que no logró disimular del todo.Ella lo siguió en silencio, reconociendo cada rincón del pasillo que se abría ante ellos. Ese suelo, esas paredes, los cuadros en las esquinas. Todo le resultaba demasiado familiar… y opresivo.“Tal y como lo recuerdo.” —Se dijo a sí misma.— ¿Cómo has estado con esos Alfas de Du Sang? —preguntó él, quizás para distraerla.—Me han tratado bien. Incluso probé comidas que nunca antes imaginé. Y me gustó arreglar el jardín también —respondió con una pequeña sonrisa
Capítulo 37 Acuerdo Gabriel alzó la vista desde el fondo, sorprendido, pero sin intervenir. Logan tensó la mandíbula. Conocía esa ley. Estaba escrito en todos los libros de tratados interreales: quien acepta una alianza formal también debe aceptar ceder una ofrenda, elegida por el reino que la solicita . Era una cláusula rara vez utilizada, pero vigente e irrefutable. —Sabes muy bien lo que estás pidiendo, me agrada esa parte tuya Minhos —dijo Logan con honestidad, dando un paso hacia él—. ¿Y qué es lo que quieres? ¿Tierras? ¿Armas? ¿Espias? Minhos sostuvo su mirada. —A Eira. Los ojos de Logan brillaron con una mezcla de incredulidad y furia, quedó atónito ante aquella petición. —¿Para qué la quieres? —preguntó, con la voz baja y peligrosa—. ¿Para tu cama? ¿Para tu esclava personal? ¿O simplemente para demostrar que puedes arrebatarme lo que es mío? Minhos mantuvo la calma, su postura era la de un Alfa acostumbrado a los desafíos, pero su voz, cuando habló, fue más fría que n
Capitulo 38La esposa de LoganEira se quedó en esa habitación vacía, silenciosa, donde apenas había una silla junto a la pared. Prefirió sentarse en el suelo, cerca de la ventana enrejada. El aire era escaso, pero al menos por ahí entraba algo de luz.—Muy bien, Eira… podrás con esto —se dijo en voz baja, abrazándose a sí misma. En el gesto, sintió una de sus cicatrices, una de tantas que Logan le había dejado. No hacía falta mirar para recordarlas. Eran parte de su piel… y de su historia.—Hola —dijo una voz suave de pronto, tan dulce que parecía casi fuera de lugar en ese ambiente.Eira levant&oa