Capítulo XXIIEs así como Mercedes comprende que solo Dios tiene las respuesta a todas nuestras dudas, y él nos recompensa a medida que nos esforzamos y hacemos las cosas bien. Mercedes estaba tan feliz de haber encontrado la solución a sus problemas, pues al su tío reconocerle su trabajo dándole una remuneración justa, ella con todo ese dinero podía solventar muchas cosas e inclusive, lo del arriendo. Llega a su casa donde vivía ahora solo con su tía y le dice–Madrina... Madrina te tengo buenas noticias.–Si Mercedes dime. Si son buenas pues bienaventuradas sean. Cuéntame... ¿Que pasa?–nada madrina, todo está bien, lo que sucede es que estaba muy preocupada porque ya casi no me quedaban ahorros y no creía poder pagar el próximo mes de arriendo.–ay mi niña y ¿Por qué no me dijistes nada? Yo le hubiese dicho a Elías y el de seguro nos habría ayudado con todo el gusto.–No madrina, cómo crees, yo me fui con usted porque me quería independizar y ahora no puedo llegar y decirles q
Capítulo XXIII Así transcurren los días hasta llegar el viernes, el día tan esperado para poder visitar a sus padres, ese día Mercedes cumplió su jornada laboral como cada día, de allí se fue a comprar algunas cosas para llevar a su casa materna. Se sentía tan emocionada después de tantos meses por regresar de nuevo y reencontrarse todos como antes. La verdad era que los extrañaba mucho, y que el hecho de afrontar tantas responsabilidades y pasar de ser la niña de la casa a ser la cabeza de la casa y que dependa solo de ella todas las obligaciones de un hogar la habían hecho madurar de golpe y darse cuenta de que la vida afuera no es tan sencilla como se piensa cuando se es niño. Ya había comprado los típicos panes que a todos les gustaba compartir por las tardes, jugos y café que no podía faltar… Ya se dirigía a casa de sus padres y al llegar se encuentra a su mamá Eva y le dice.–Bendición mami, ¿Cómo has estado? –Bien mi niña, extrañándote. La casa no es la misma desde qué se f
Capítulos XXIVAlgún tiempo después, se encontraba Mercedes trabajando como era su rutina diaria, y en eso llega un proveedor para tomar su pedido como cada semana. Mercedes lo recibe muy gustosa y cordialmente.–Buenos días, señor Lorenzo. ¿Cómo está usted? Pase adelante, tome asiento. –Muy buenos días, señorita Mercedes. Es para mi todo un placer visitarlos, hoy le traigo nueva mercancía. Usted dirá cuál es su requerimiento.–Perfecto, muéstreme su catálogo de ventas. Dice Mercedes–Tenga señorita Mercedes. Mientras la señorita Mercedes visualiza el catálogo, el señor Lorenzo le pregunta.–Señorita Mercedes, he podido notar en todo este tiempo que llevo distribuyéndole mercancía para su quincalla, que usted a pesar de su corta edad, cuenta con mucha preparación, es muy educada y servicial. Disculpe usted mi intromisión, pero tengo un hermano que maneja un alto cargo dentro de una de las comandancias acá en Caracas. Y están buscando una secretaria
Capítulo XXVMercedes sentía tanta felicidad que no le cabía en el pecho. No podía creer la oportunidad que se estaba presentando... El sueño dorado, la oportunidad que cualquier persona hubiese deseado y seguramente a más de una han rechazado y a ella le tocó que la suerte llegará a su puerta un buen día sin avisar… Pero muy en el fondo ella sabía que no del todo era cuestión de suerte, sino de ese camino que ella se había forjado con su esfuerzo y constancia diaria, con su preparación continua y la humildad acompañada de los excelentes modales con los que fue criada, dejaban notar su distinción y profesionalismo a tan corta. En medio de toda esa felicidad por la excelente noticia, también sentía una profunda tristeza por tener que marcharse y dejar a su tío quien le había abierto las puertas y confiado en ella dedicándole tanto tiempo para su preparación y entrenamiento, es por ello que Mercedes no podía marcharse sin antes dejar a alguien en su puesto que fuese capaz de ayudar a
Capítulo XXVIEse día al llegar a casa Mercedes se encuentra con la su tía madrina Carlota y le dice desbordante de felicidad mientras corre para abrazarla–Madrina hermosa y preciosa, ¿A que no sabes que me propusieron hoy?–Pero muchacha... Tú y tus cosas, un día de estos me vas a matar de un susto vale. No, no tengo idea, aún no tengo el don de ser pitonisa. Lo dice con todo sarcasmo, pero dejando mostrar su curiosidad mientras pone sus manos en la cintura encomiendo sus hombros.–ja ja ja... Vamos madrina, vamos haga un esfuerzo no tengo apuros. Intente adivinar, yo espero. Dice Mercedes mientras se ríe. – Dios me colmé de paciencia caramba muchacha, ¿Es que no me escuchas? Ya te dije que yo no soy pitonisa, si fuese así ya sería millonaria... ¡Ya termina de hablar! ¿No me dirás qué te propusieron matrimonio si ni siquiera tienes novio?–ay no madrina... ¡Susto! ¡Susto! Recalcó Mercedes mientras se persigna. –Aja... Y ¿Entonces que fue muchacha? Me tienes en suspenso, cuéntame…
Capítulo XXVII Luego de una larga noche donde Mercedes casi no logró conciliar el sueño, pues los nervios y la ansiedad se la carcomían al fin llega el amanecer y se levanta con más alegría que nunca, arregla su vestuario, su documentación y se mete a duchar rápidamente, luego se arregla poniéndose lo más bella que le era posible. Se dirige a la cocina y se sienta a desayunar mientras su madrina Carlota le pregunta –¿Tienes el currículo listo junto con los demás documentos?!–si madrina, acá llevo el sobre con todo… Casi no pude dormir por la ansiedad, no aguanto los nervios. Es un cambio demasiado brusco. Salir de mi primer trabajo con mi tío en una quincalla, para irme a una comandancia con el alto mando militar... Gusto, ni en mis mejores sueños me lo pude imaginar. No sé si pueda madrina. Dice Mercedes con cara de preocupación mientras Carlota responde.–¿Qué cosas dices? Jamás dudes de ti mi niña. Claro que puedes con eso y con todo lo que venga Ya tú verás que ese apenas es e
Capítulo XXVIII Con los nervios de punta, pero la fe puesta en Dios, sabía que todo saldría bien, pues esta oportunidad no la había buscado, sino que se le había presentado a su puerta. La suerte estaba de su lado. Así se dirige a la comandancia hasta que al fin llega, y en ese momento pregunta a la recepcionista–Muy buenos días, señorita, por favor ¿podría usted comunicarme con el General? –Buenos días. ¿En qué le puedo ayudar? ¿Podría usted decirme su nombre?–Si, si claro. Mi nombre es Mercedes. Él está esperándome.–Entiendo señorita Mercedes, pero el general en este momento se encuentra en una reunión, y siempre demora mucho. No se sabe nunca a qué hora sale. Por eso mismo le pregunto si la puedo ayudar en algo o si desea dejarle algún mensaje con gusto se lo comunicaré.–Le agradezco su amabilidad señorita, pero cómo le comenté él está esperando por mí. Así que ahora soy yo quien debo esperar, no se preocupe, no tengo prisa, acá lo esperaré si no hay inconveniente.–Como gust
Capítulo XXIXAl salir de la casa de sus padres Mercedes, se dirige a buscar a Mariana en su casa, al llegar toca la puerta y al cabo de un rato sale Mariana y sorprendida dice–¿Mercedes? Y ese milagro tú por aquí amiga... ¿Cómo estás? Mientras le abre la puerta y la invita a pasar. Mercedes entra a la casa y le da un fuerte abrazo a Mariana diciéndole–Hola mi amiga bella, yo bien ¿y tú? Conchale vale si eres mala amiga, si yo no vengo no te veo. A lo que Mariana responde–pero Mercedes, es que casi yo no salgo, desde que me gradué del liceo ahora solo me la pasó aquí encerrada, esa eres tú que eres una mujer de mundo ja, ja, ja dice Mariana mientras suelta una carcajada–¿De mundo? Tú si inventas cosas ja, ja, ja –claro, tú trabajas, vives independiente... ¿Qué más le puedes pedir tú a la vida? Acotó Mariana–No vale que va... Si supieras que cuando te toca asumir todas las responsabilidades te das cuenta de que las cosas no son tan sencillas ni tan divertidas cómo uno cree cuando