Capítulo 41
Las palabras de Regina fueron acompañadas por una respiración profunda mientras intentaba continuar el diálogo: —¿Has pensado en tu vida futura? Sin mencionar otras cosas, ¡solo los gastos médicos son suficientes para hundirte! Tu padre es un hombre...

—No moriré de hambre —Sonia la interrumpió bruscamente—. Eso ya no es algo que deba preocuparle. De ahora en adelante, finja que nunca me encontraron.

—Su hija Sonia murió a los cinco años, en el momento que se perdió.

Regina finalmente se marchó. Después de permanecer sentada un rato en el sofá, Sonia tomó su raqueta en silencio y salió.

En el gimnasio cerca de la escuela secundaria, Sonia golpeaba la pelota con fuerza. A pesar del aire acondicionado, el ejercicio intenso hacía que el sudor corriera por su rostro, empapando su cabello y nublando su visión.

Mientras esperaba el saque de su oponente, una voz familiar resonó: —Déjame jugar un rato.

Su compañero temporal, un joven universitario, no se negó. Simplemente asintió, lanzó la pel
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