Capítulo 48
El vestido negro largo le sentaba perfectamente a Sonia. Su cabello caía suelto sobre sus hombros con las puntas ligeramente onduladas, y una suave sonrisa adornaba sus labios, dándole un aire de excepcional delicadeza.

Emilio debió decirle algo gracioso, porque su sonrisa se profundizó mientras levantaba la mirada hacia él. Sus ojos brillantes parecían un lago resplandeciente bajo la luz.

Andrés no recordaba haberla visto sonreír así nunca. En sus recuerdos, Sonia siempre había sido seria y aburrida. Pero apenas tuvo ese pensamiento, recordó algo más: aquella vez en el coche, cuando al forcejear por un cuaderno de dibujos, ella lo había besado repentinamente en los labios.

Ese había sido el primer beso que Sonia le había dado. Y aparentemente, también sería el último.

Mientras Andrés divagaba, Emilio dio unos pasos adelante. Le dijo algo más a Sonia, quien negó con la cabeza sonriendo. Emilio no insistió y subió al coche.

Sonia permaneció inmóvil en su lugar. La brisa nocturna agitó s
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