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Capítulo treinta y dos: Aunque ya no estén.

— No creo que sea conveniente que alguien en tu estado vaya al cementerio Jules.

Janice me miraba con preocupación y me llenaba de cierta ternura, pero ya había pasado otro año desde el fallecimiento de mi padre y quería llevarle flores como siempre acostumbraba, me había puesto un vestido bastante cómodo y zapatillas sin tacón por obvias razones.

— Estaré bien , además David me llevará — Respondí finalmente.

— Solo cuídate mucho, no hables con extraños y no te separes de él ¿está bien?

— Ya sé que fué tonto de mi parte irme ese día con mis antiguos suegros, pero creeme que ya no volveré a hacerlo Janice.

A regañadientes lo aceptó y le di un beso fugaz en la frente.

— No olvides tomar tus vitaminas en una hora cariño — Gritó Fred desde la cochera.

— Ya las guardé en mi cartera — Le respondí saliendo rápidamente de la casa.

Aunque tenía planes de mudarme, al final todos estuvieron de acuerdo en que debería quedarme un tiempo más puesto a qué mi salud mental les seguía preocupando, el t
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