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Capítulo 01: Psicosis.

Lucas.

Viernes, 12 de Febrero de 2016.

Presente.

Había un chico que me gustaba mucho, demasiado para parecer un amor real. Tenía ese sentimiento por él desde nuestra niñez, y desde entonces nunca se fue. Seguía sus actualizaciones en redes sociales diariamente, nunca me había perdido de una. Pero, siempre era cauteloso en ello, no quería que él descubriera mis sentimientos, por lo menos, no todavía. Además, él iba a pensar que era un acosador, cosa que no lo era para nada, solo era un chico enamorado, y él era mi crush.

Pero, todo eso no era un problema. El verdadero problema era que yo era un hombre al igual que él, y Tyson Hemmings no era gay. Estaba realmente jodido que gustara de mi, era casi imposible, lo sabía, pero, desde que nos conocimos y ese amor creció dentro de mi, me propuse a conseguir su amor a toda costa sin importar las consecuencias. Él debía de amarme.

«¿Y cómo vas a conseguir eso ocultándote ahí en las paredes y mirándolo desde lejos?», oí la lenta y fría voz de mi cabeza, y el corazón me dio un vuelco. Esa voz siempre tenía razón y lograba enfadarme. Era verdad, estaba detrás de una pared del pasillo mientras que miraba a Tyson quien estaba en el otro pasillo hablando con un grupo de chicas. Y desde la gran distancia en la que estaba, podía percibir el olor de prostitutas que emanaba de esas perras básicas. Sabía que ellas solo querían acostarse con él, como todas las zorras de este instituto. Pero, él jamas se acostaría con ellas, era un buen muchacho; amable, y bueno con todos, pero jamás le sería infiel a su... novia.

Miré detalladamente la ropa que Tyson llevaba hoy. Llevaba puestos sus usuales zapatos deportivos negros, unos pantalones azules ajustados; que hacían resaltar su parte trasera y delantera. Y su torso formado y masculino estaba cubierto por un suéter gris que hacia juego con su gorra del mismo color. 

Tyson siempre llevaba gorra, cosa que lo hacía ver intimidante a primera vista, pero cuando hablabas con él te dabas cuenta al instante de lo dulce y amable que era. Era un chico bastante esbelto y fornido, a diferencia de mi, que era muy delgado y más bajo que él. Él era el capitán del equipo de fútbol, así que había conseguido tener un cuerpo admirable, y sexi para muchas perras básicas. 

Tyson Hemmings... era perfecto.

Tyson Hemmings... era el chico de mis sueños.

Apreté los libros que llevaba en mis manos y que presionaba contra mi pecho cuando el grupo de amigos descerebrados y patéticos de Tyson llegaron para robarlo de mi vista. No podía oír lo que le habían dicho, ya que el bullicio de todos los estudiantes que caminaban por los pasillos a nuestro alrededor no me dejaban oír bien lo que pasaba. Pero, supuse que se irían con Tyson a los vestidores de hombres para cambiarse e ir a entrenar al campo, ya que hoy era Viernes de practica de fútbol para Tyson. Sabía eso porque me sabía todo su horario de clases y sus actividades. 

Cuando aquel grupo de muchachos comenzaron a caminar hacía mi dirección el corazón me dio un vuelco, y me quede petrificado. Tyson venía hacia mi, y me arme de valor para no huir como siempre. Deje de asomar mi cabeza hacia ese pasillo y rápidamente me pegué contra la pared para disimular las cosas y no parecer un raro. 

Y fue entonces cuando fui sorprendido por aquel grupo de enormes y fornidos chicos populares, quienes se movieron rápidamente cuando me vieron para no chocar conmigo. Pero, Tyson fue demasiado lento con sus reflejos y lo hizo. Me quede paralizado cuando su cuerpo sólido choco contra el mío, y cuando estuve a punto de perder el equilibrio él me tomó del brazo antes de que cayera al suelo.

Aunque mis libros no tuvieron la misma suerte, y vi como cayeron al suelo en un sonoro golpe. El corazón me dio un vuelco, y sentí mi respiración acelerarse por tener así de cerca al chico de mis sueños. Bajé la mirada avergonzado por haber chocado con él, y rápidamente me incliné para recoger mis libros y no seguir siendo el centro te atención. 

Tyson me estaba mirando.

- Lo siento mucho, ¿te lastime, amigo?- Me dijo él suavemente, y yo casi me estremecí de placer-.

Pero, me dolió que no me hubiera reconocido. Aunque no lo culpaba, yo siempre llevaba un suéter negro y la capucha puesta para cubrirme un poco mi rostro pálido y ojeroso. Y para que Tyson no me pudiera ver cuando lo seguía en las noches.

- Yo... no... no... yo...- Tartamudee por lo bajo, y quise golpearme por haber sido tan estúpido-.

Él se echo a reír con aquella gruesa y dulce voz que tenía y sentí como mis mejillas se coloraban aún más.

- Déjame ayudarte- Contestó gentilmente, y sentí como una sonrisa se dibujó en mis labios cuando se inclinó frente a mi para ayudarme a recoger mis libros-.

Pero, aquella sonrisa se borró al instante cuando sus malditos amigos tiraron de su brazo para que él no perdiera el tiempo ayudándome. Sentí como la ira se apoderaba de mi cuerpo, y quise enterrarle la punta del lápiz que llevaba en el pantalón al rostro de uno de esos bastardos por haber apartado a Tyson de mi.

- Deja esas homosexualidades de ayudar a otro hombre, Tyson. Vamos a llegar tarde a la practica- Escuché que dijo uno de los bastardos, mientras que se alejaban lentamente con mi Tyson-.

Apreté uno de mis puños con la oleada de intensa ira que me devastaba el cuerpo y tomé al instante mis libros para volver a ponerme de pie y mirar como ese grupo de bastardos se alejaban con lo que era mío.

Los mire fijamente hasta que se perdieron de mi campo de visión, pero la ira se fue de mi cuerpo cuando Tyson antes cruzar con sus amigos al otro pasillo de los vestidores de hombres, se sacó el chicle que había estado masticando con sus hermosos y blancos dientes de la boca y lo tiró a la basura de la esquina. 

«Ve por el chicle.», pude oír a la voz de mi cabeza decir, y obedecí al instante. Y entonces en ese momento fue cuando la campana del instituto sonó, indicando el fin del almuerzo, y todos comenzaron a volver a clases, dejando así el pasillo solo a mi merced.

Camine automáticamente hacía el basurero cuando nadie tenía sus ojos en mi y el pasillo quedo abandonado, y sin dudarlo dos veces metí una de mis manos dentro de el y comencé a rebuscar entre la basura el chicle que Tyson había tirado. Hasta que me detuve cuando sentí la goma de mascar pegarse a la yema de mis dedos. 

Sonreí de satisfacción y retiré la mano con el chicle del maloliente basurero. Y entonces, sin reaccionar me lo metí a la boca y comencé a deleitarme con la goma de mascar que mi Tyson había tenido anteriormente en su boca.

Sentí la saliva de Tyson que se había adherido al chicle, y fue cuando comprendí que él de seguro había echo eso por mi. Él me había dejado el chicle. Él quería que estuviéramos juntos, lo sabía. Pero, era demasiado tímido para decirlo, y sus bastardos amigos no lo dejaban, ni mucho menos su... novia.

Por eso, cuando mire el poster que estaba pegado en la pared frente a mi de un festival que harían aquí en la noche el día de San Valentín, la idea de confesarme ese día se me vino a la mente.

Y lo haría.

Tyson sabría mis sentimientos ese día.

Él me amaría.

O lo obligaría a hacerlo.

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