Queridos lectores, en esta historia como en la de el Magnate, verás los siguientes capítulos de esta cantidad, pero es por mientras no pa siempre, les cuento que estoy empezando a escribir el ÚLTIMO MARA-TÓN FINAL de esta historia, así que los siguientes serán cortos pero fácil de desbloquear, agarren vuelo y guarden monedas, por que lo que vienen en ambas historia, será cerrar con broche de oro este mes y este año 2022. Gracias infinitas por su apoyo, por el tiempo en acompañarme en esta historia y en la del magnate, anunciaré en mis redes y por aquí cuando empiece los dos maratones :D Pd, a comerse las uñas buajaajjaaj Atte. Mara Caballero Su amiga en la distancia.
Mia Redford Salí de la habitación tiritando por lo que acaba de pasar, no quería perderlo y él parecía que lo prefería, negué y me armé de valor para bajar donde estaban todos, ya Akira los había asignado habitaciones y como son en exceso la familia de Michael, esperaba que todos estuvieran cómodos en las cinco habitaciones, cuando bajé a la sala, la abuela me esperaba sentada en uno de los sillones de la sala, al verme, sonrió débilmente, debe de pensar que arreglamos las cosas entre yo y Michael, pero al ver mi semblante, su sonrisa desapareció. —No dejes que su actitud de que “él todo lo puede y es mejor cada quien por su camino” te haga flaquear Mia. —Lo mismo dije, —mi padre salió de la cocina con un sándwich en la mano, le agradeció a Akira y luego ella me miró.—Por favor, Akira, quisiera de regreso todas mis cosas en el armario junto con los de mi esposo, y de ahí, no se moverá por más que él lo pida. —dudó por mi pedido—¿Por favor?—ella asintió.—No quiero problemas con el
NOTA IMPORTANTE: Quiero agradecer por la espera, han sido semanas duras y difíciles en casa, pero aquí estoy, finalmente publicando un maratón de diez capítulos con su final y epílogo, espero disfruten así como yo lo he hecho, es una de mis historias favoritas y una de las ganadoras del concurso «Amor Contractual» mil gracias a todos ustedes por darle tanto amor. Entonces, empecemos… Mia Redford Ático de los Redford Despedí a la abuela momentos después cuando insistió en llevar a mi padre a la casa de rehabilitación, le agradecí de corazón cuando lo dijo. Las puertas del elevador se cerraron dejando una imagen inquieta de la abuela y a mi padre quien llevó uno preocupación que nunca había visto. Lo sé, yo estaría igual. Cuando el silencio lo sentí abrumador, me volví hacia el resto del lugar, me abracé a mí misma y tomé una gran bocanada de aire para soltarlo por mi nariz, cerré los ojos y me repetí a mí misma que tenía que luchar por los dos, no tenía que rendirme ante nada, soy
Michael Redford Ático de los Redford La puerta se cerró con Mia del otro lado, me sentí muy mal por mi acción de intentar que se decepcione de mí, verla de rodillas levantando lo que había tirado, me hizo darme cuenta de que no podría volver a hacerlo, ver la decisión en su mirada debía de bastarme para entender que ella no se marcharía de mi lado solo por portarme como un adolescente bipolar. —Alek, —negué al recordar que no me había dado cuenta de la situación que estaba pasando, siempre estoy al tanto de mis empleados, pero con todo lo que ha pasado últimamente me he distraído bastante. Intentaré arreglar esto, llamé de nuevo a Alek, pero este mandó directo a buzón. Me quejé llevándome una mano a mi costado, me dolió bastante y entonces entendí que me faltaban mis pastillas para el dolor. “¿Qué es lo que vas a hacer, Redford?” Solté un suspiro. Con cuidado de no moverme mucho, mandé un texto a Akira para que disimuladamente me trajera el medicamento, pero al no ver una respuesta
Mia Redford Exactamente, hoy se cumplió un mes desde que ocurrió lo de nuestra pérdida. Un mes intentando quitar los muros de Michael que había levantado a su alrededor. Pensé que lo estaba logrando una vez que intenté acercarme más a él y pude verme reflejada en sus ojos oscuros, pero él simplemente me alejó, fue como retroceder diez pasos atrás. Nuestra rutina había cambiado bastante desde entonces, él trabajaba desde el ático, solo obtenía frases como «No» en su mayoría muchas veces, «Sí» rara vez, «Estoy cansado» «No me molestes» «Estoy trabajando» «No me interesa» y entre otras más que se hicieron bastante repetitivas durante las semanas. Estos dos últimos días, tomé la iniciativa de dormir en el despacho que me había hecho para mis estudios del máster, dos días sin escucharlo dormir y roncar, -algo que me arrullaba- pero estaba en exámenes y necesitaba estudiar a profundidad, Michael me hubiera corrido de la habitación si seguía manteniendo la luz de la habitación encendida has
Mia Redford Ático de los Redford Las puertas del elevador se abrieron y me encontré con Michael, tenía la mirada oscura y llena de furia. Vestía elegante como siempre con su pantalón de vestir recto en color negro, su camisa blanca y tenía las mangas recogidas, las venas de su cuello y la sien, resaltó. —Buenas noches, señora Redford. —dijo en un tono cargado de frialdad, eso me recordó que desde hace un mes, éramos como unos compañeros de casa, aunque me trataba con indiferencia, mis sentimientos aún no cambiaban por él. —Buenas noches, pensé que estarías en el casino. —dije cruzando las puertas con mi bolso. — ¿Dónde has estado desde las nueve?—me detuve delante de él, aspiré discretamente su aroma. Entonces si se dieron cuenta de que me había marchado y exactamente a las nueve… ¿Cómo fue que dieron con mi hora de salida si nadie estaba aquí presente cuando me marché? —Salí. —luego lo esquivé para seguir mi camino, miré el reloj y marcaba la una de la madrugada, ¿Tan rápido
Mia Redford Abrí mis ojos poco a poco al sentir un poco de frío, recordé que estaba totalmente desnuda y que la sábana debió de haberse caído al suelo, repasé por un momento todo lo que pasó horas atrás, Michael por primera vez me había hecho el amor, por primera vez nos entregamos totalmente de una manera única, habíamos susurrado palabras de amor, de deseo y lo mucho que nos queríamos. Fue casi al amanecer cuando nos quedamos abrazados y acurrucados en la cama, hasta que cerré los ojos y me dejé llevar por los brazos de Morfeo. Tenté torpemente a mis lados en busca de la sábana para cubrirme, pero me detuve al sentir vacío el espacio de Michael, me giré y así era, él no estaba en la cama. Poco a poco me empecé a despertar y activar el resto de mis sentidos, me estiré y sonreí por la gran noche que tuvimos. Miré el reloj de la mesa de noche y anunció que eran las ocho de la mañana, entonces recordé que dijo que saldría temprano, él ya debió de haberse marchado al casino. Me levant
Mia Redford Ahora decirlo en voz alta, me hizo sentir que realmente lo deseaba. Tener una familia a lado de Michael, una versión suya y mía, cuidarla y protegerla. Escuchar sus primeras palabras, verlo dar sus primeros pasos. No podía imaginar que tanto lo deseaba. Pero lo quería. —Verás que en un futuro tendrás tu propia familia. —salí de mis pensamientos al escuchar las palabras de Erick. —Quizás y Michael cambie de idea un día, ¿No?—pregunté con una sonrisa irónica. —Puede ser, Michael ha cambiado mucho desde que está contigo. —Sí, me lo han dicho mucho. —entonces vi más allá de Erick y mis ojos se abrieron de par en par al ver que la camioneta era de Michael. —Mierda. —Erick siguió mi mirada y repitió lo mismo que yo. —Mierda. —miró hacia mí. —¿Te metí en problemas? —No. Tengo derecho de salir a tomar un café. —tomé mis cosas y miré a Erick. —Te veo luego. —él me entregó una hoja de papel, cuando lo miré decía «E» y un número. —Es mi número de celular, cuando quieras pla
Michael Redford Casino Redford, Atlantic City, Jersey Caminé de un lado a otro pensando en esta situación que necesita un arreglo de inmediato, necesitaba quitarme esta sensación, no quería sentirme así, ya no. —Señor, tenemos un problema. —me detuve al escuchar a Alek hablar, me volví a él. —¿Y ahora qué, Alek? ¿Cuándo no tendremos problemas?—pregunté irritado. —Dime. —La señora Redford no llevó a su personal. —alcé mis cejas. —Sabía que esto pasaría, ella es terca, ¿La están siguiendo de todos modos?—él asintió. —Bien, esto lo vamos a solucionar esta noche. —dije seguro de mí mismo, necesitaba quitar esta opresión en mi pecho, quería volver a sentirme bien, tranquilo, seguro de mis acciones, sin dudas. Mia merecía lo mejor de todo, ella merecía ser feliz lejos de mí. Después de hacer mis pendientes en el casino, estaba llegando a New York. Era casi la una de la tarde, no tardaba en salir Mia de la universidad, la llevaría al ático y tendríamos esa conversación que estaba