Mia RedfordHospital Presbyterian, New York.Las palabras que salieron de la boca de la abuela eran irreales, mi mano se fue lentamente a mi vientre, "¿Estaba embarazada?" El imaginar que había un ser pequeño viviendo y creciendo dentro de mí, que era parte mío y de Michael, desgarró mi corazón como nunca nada lo había hecho.— ¿Mia?—escuché mi nombre a lo lejos, no podía imaginar hasta donde podría llegar la maldad de la mujer que nos había arrebatado por primera vez a nuestro bebé, el dolor y ardor de mi garganta comenzaron a intensificarse, giré mi rostro a la abuela, ella lució alarmada al verme, quería gritar, pero no pude, el dolor se quedó ahí, como un espectador más en la habitación, observándome como me estaba asfixiando, la puerta se abrió y aparecieron enfermeras, la alarma en su rostro era visible, el sonido se había esfumado por un momento, dejando ese ruido chillante que iba y venía, que amenazó con hacerme explotar la cabeza.—MIA—entonces escuché mi nombre en un tono a
Michael RedfordEstaba a nada de quitarme todos los cables para ir a averiguar por mi mismo cómo estaba Mía, se que había algo y me lo estaban ocultando.—Ni te atrevas a levantarte de esa cama, Redford. —la abuela me advirtió desde el sillón, la familia se había ido a descansar al ático, más bien yo los había obligado a ir, ya estaba fuera de peligro, ya había dado mi declaración a la policía por todo lo sucedido y sólo quería ir con Mia. —Ella está bien. Susurró la abuela, a la única que no pude hacer que se fuese. Giré mi rostro hacia a ella y suspiré.—¿Me lo dirás tú o tendré que ir a averiguar por mi mismo?–ella arrugó su ceño.—Redford…—negué.—Puedo hacerlo y lo haré, solo dame unos minutos que llegue el efecto de la morfina. —Por favor. Dale tiempo y hablarán. Ahorita está sedada.—arrugué mi ceño.—¿Por qué será que no te creo? Te conozco tan bien abuela que no se por que me estás haciendo guardia si no pasa nada, y déjame decirte, ha pasado mucho. Le han disparado a mi espo
Michael RedfordMi familia permaneció afuera de mi habitación cuando había ordenado no tener visita, sé qué se habían sorprendido a mi petición, pero necesitaba estar a solas. Pensar. Y ver la manera de arreglar todo lo que he hecho. Desde que crucé esa línea entre Mia y yo, todo había cambiado, me había preocupado más por ella que por mí. Ahora, estuvo en riesgo dos veces. Pudo haber perdido la vida en dos malditas ocasiones y yo no pude evitarlo. ¿Qué pasaría una tercera? El solo pensar que podría perderla para siempre, me estremeció de pies a cabeza, cerré los ojos con fuerza y pensé por un largo rato antes de tomar una decisión. No podía imaginarme como estaría por lo que Nora nos hizo. Ella era aún joven, hermosa, y era alguien fuerte. Merecía a alguien mejor que yo. Ella merecía todo lo bueno de la vida. Ella...no debía de seguir a mi lado. Nora había muerto, pero no era la única que quería hacerme daño. Tenía enemigos en las sombras y para llegar a mí, irían sobre ella para las
Mia Redford Ático nuevo de los Redford A horas de regresar al ático nuevo, la casa se sentía llena, había mucha gente y cada diez minutos preguntándome si necesitaba algo, fue por un momento abrumador, agradecí la ayuda, pero realmente los Redford estaban intensos. Michael, estaba recostado en nuestra habitación, se había quedado dormido en cuanto recostó la cabeza en la almohada. — ¿Cómo te sientes?—preguntó la abuela sentándose a mi lado en uno de los grandes sillones de la sala, frente a mí estaba la televisión grande y empotrada en la pared, debajo de la repisa, estaba la chimenea minimalista. Peggy, una de las cuñadas de Michael me había traído una frazada para cubrirme las piernas, suspiré mientras al fondo se escuchaba las conversaciones de los hermanos de Michael. —No lo sé, es como estar adormecida y en cualquier momento, llegará el dolor para asfixiarme. —me sinceré, ella puso la mano en una de las mías que descansaba en mi regazo, la tomó y acarició con sus yemas mi nud
Mia RedfordÁtico nuevo de los RedfordTenía mi mano en la manija de la puerta de la habitación donde estaba durmiendo Michael, mientras pensaba detenidamente por un momento las palabras que usaría para protegernos. No estaba dispuesta a dejar de luchar por lo que teníamos juntos. No dejaría que el dolor y la culpabilidad fuesen invitados a nuestra relación. Iba finalmente a abrir cuando escuché que me llamaron me detuve y giré mi rostro hacia el pasillo para ver quien me había llamado, era Alek. Lució preocupado e inquieto. —¿Está bien, señora?—preguntó al llegar a mí, pero en un tono muy bajo, pude ver algo en su mirada, Alek nunca suavizaba su mirada a menos que…—Sabes que no. —él alzó sus cejas con sorpresa a mi respuesta. —Sabes que me pedirá el divorcio. ¿Verdad?—bajó la mirada y asintió. —¿Sabes por qué?—él me miró. —No lo sé, yo también he estado sorprendido cuando me ha pedido llamar a su abogado. —hizo una pausa—No debí de hablar, pero después de pasar todo lo que pasado
Michael Redford Ático nuevo de los Redford La mirada de Mia era de decisión, estaba decidida a no dejarme y a no dejarnos ir. Pero necesitaba alejarla de mi vida a como diera lugar, no podría estar fuera de peligro si estaba a mi lado. Lo de nuestro bebé nunca me lo perdonaría, si solo hubiera prestado más atención a esa nueva amistad que se hizo pasar por Nora, nuestro bebé estuviera ahí, gestándose en silencio, pero sano, vivo. —Quiero estar solo. —respondí finalmente, ella alzó sus cejas con sorpresa, sé qué no veía venir mi cortante respuesta, pero realmente necesitaba estar solo, su presencia no me dejaba pensar con claridad y el verla, me recordaba lo que ahora ya no teníamos y lo que le arrebaté. Se enderezó y sonrió, estaba conteniéndose lo sé.—Bien, en unos momentos regresaré para dormir y…—Akira ya te ha preparado la otra habitación para que duermas y te quedes ahí. —su rostro enrojeció, luego negó. —No. Dormiré en esta cama, contigo, quieras o no. —No lo hagas más dif
Mia Redford Salí de la habitación tiritando por lo que acaba de pasar, no quería perderlo y él parecía que lo prefería, negué y me armé de valor para bajar donde estaban todos, ya Akira los había asignado habitaciones y como son en exceso la familia de Michael, esperaba que todos estuvieran cómodos en las cinco habitaciones, cuando bajé a la sala, la abuela me esperaba sentada en uno de los sillones de la sala, al verme, sonrió débilmente, debe de pensar que arreglamos las cosas entre yo y Michael, pero al ver mi semblante, su sonrisa desapareció. —No dejes que su actitud de que “él todo lo puede y es mejor cada quien por su camino” te haga flaquear Mia. —Lo mismo dije, —mi padre salió de la cocina con un sándwich en la mano, le agradeció a Akira y luego ella me miró.—Por favor, Akira, quisiera de regreso todas mis cosas en el armario junto con los de mi esposo, y de ahí, no se moverá por más que él lo pida. —dudó por mi pedido—¿Por favor?—ella asintió.—No quiero problemas con el
NOTA IMPORTANTE: Quiero agradecer por la espera, han sido semanas duras y difíciles en casa, pero aquí estoy, finalmente publicando un maratón de diez capítulos con su final y epílogo, espero disfruten así como yo lo he hecho, es una de mis historias favoritas y una de las ganadoras del concurso «Amor Contractual» mil gracias a todos ustedes por darle tanto amor. Entonces, empecemos… Mia Redford Ático de los Redford Despedí a la abuela momentos después cuando insistió en llevar a mi padre a la casa de rehabilitación, le agradecí de corazón cuando lo dijo. Las puertas del elevador se cerraron dejando una imagen inquieta de la abuela y a mi padre quien llevó uno preocupación que nunca había visto. Lo sé, yo estaría igual. Cuando el silencio lo sentí abrumador, me volví hacia el resto del lugar, me abracé a mí misma y tomé una gran bocanada de aire para soltarlo por mi nariz, cerré los ojos y me repetí a mí misma que tenía que luchar por los dos, no tenía que rendirme ante nada, soy