Me daba mucho gusto que mi hermano esté saliendo con Lila, se los veía felices unidos... En realidad no tenía problemas con la sexualidad de mi hermano, solo me importaba verlo feliz con quienquiera que esté.Mientras estudiaba unos diseños, veía como Annie cocinaba y conversaba alegremente con Louis, Nicholas jugaba con Lalo y Ayaka y Lila estaban viendo la televisión tomados de las manos, Kentin aún no había regresado de su visita al pueblo y no habíamos tenido noticias de él, regresaría pasado mañana.Volví a centrar mi atención en el estudio pero en ese momento me sonó el celular, era un WhatsApp, al desbloquearlo me di cuenta de que era de Lily.“Hola, Aren, estás ocupado?”Rápidamente tecleé una respuesta para ella.“No, Li, necesitabas algo?”Esperé su respuesta.“Hoy estrenan una película japonesa que quiero ver, te gustaría acompañarme?”“Claro, :D donde y a qué hora?”“En la pagoda principal del jardín japonés, a las 5, luego vamos a un McDonald's”“Eres la chica perfecta lo
Finalmente Aren y Lily eran pareja, Ayaka se le había confesado a Lila y Louis estaba saliendo con Ariadne, al fin todo en paz... Excepto por el hecho que mi boda aún seguía igual que siempre, en nada.Ese día regresaba Kentin del pueblo, seguramente vendría cansado, pero por suerte teníamos todo el fin de semana por delante, así que podríamos conversar sobre la boda y la reunión de su familia en detalle.Me levanté el viernes temprano, mi alarma sonó avisándome que debía de ir a la universidad, me revolví en la cama en el lado de Kentin y apagué el despertador.Aquél día era crucial para mí, ya que presentaban los resultados de las pasantías laborales para los buffets de abogados, había estudiado mucho para poder tener uno de los codiciados 5 lugares y esperaba poder calificar.Encendí la luz y abrí las pesadas cortinas, abajo la ciudad aún estaba a oscuras pero de a poco iba despuntando el alba. Septiembre estaba allí nomás y finalmente los días de calor regresarían a mi vida, poder
Miré a mi alrededor en aquel imponente lugar, aún era temprano y seguramente la acción llegaría más adelante en la mañana, Chopin seguía sonando y mientras yo estaba allí, bastante perdida en lo que tenía que hacer.De repente el teléfono sonó haciéndome dar un respingo, yo respiré hondo y tomé el aparato para responder.—Jefferson-Fink & Asociados, ¿en qué puedo ayudarle? —pregunté al atender.—Con el señor Jefferson —dijo una voz autoritaria de hombre del otro lado.—Lo siento, señor, el Doctor Jefferson no está disponible —dije, siguiendo las instrucciones de mi jefe.—¿Cómo que no está disponible? —preguntó de nuevo esa voz autoritaria—. ¡Exijo que me comunique con él!—Señor, vuelvo a repetirle: el Doctor Jefferson no está disponible —repetí con paciencia y voz dulce—. ¿Le gustaría dejar un mensaje?—¡Sí, dile a ese hijo de puta que no se las verá tan fácil cuando lo denuncie al Tribunal de Ética! —gritó aquel hombre del otro lado y colgó el teléfono, yo me quedé con el tubo en l
Yo me quedé allí de píe, mientras el Jeep de Kentin se perdía en la calle, incapaz de creer lo que había ocurrido, estaba a unas treinta calles del loft y ya era tardísimo en la noche.Me acomodé la cartera y empecé a andar, a unas cuadras había una estación de metro pero dudaba que esté funcionando a estas horas, no me quedaba otra que caminar. Cada tanto me daba vueltas para ver si algún taxi circulaba cerca pero no había ninguno.Maldito Kentin, odiaba que se ponga así, solo había sido unos tragos y un poco de sushi... Pero la verdad que Kentin tenía razón, Jeff y yo estábamos solos, eso nada tenía que ver con una reunión de trabajo.Empecé a llorar mientras caminaba, la reacción de Kentin había sido exagerada, pero mi actitud no había estado bien; sin embargo no tenía intenciones en pedirle perdón, nada lo autorizaba haberme tratado de esa manera.Finalmente, luego de una hora de andar, llegué al loft; las calles estaban desiertas, saqué mis llaves de la cartera y abrí el portón d
—¿Que intentó qué? —gruñó la voz de Kentin, su pecho vibró cuando dijo esas palabras.—Intentó violarme —repetí en medio de sollozos, sentía las manos de Kentin vibrar por la fuerza que hacían sus manos cerradas en dos puños.En ese momento empezó a sonar mi celular, yo lo busqué en la cartera y cuando lo saqué vi quien me llamaba: Era Jeff.—Dame eso —ordenó Kentin mientras me tendía la mano con la palma hacia arriba. Le entregué el celular y él atendió la llamada—. Escúchame, pedazo de hijo de puta, no creas que te vas a escapar de esta.Su voz era venenosa, peligrosa y sobre todo intimidante, tenía el ceño tan fruncido que pensé que se le iban a partir las cejas al medio.—¡No me vengas con sobornos! ¡Annie y yo nos vamos derecho a hacer la denuncia! —gritó Kentin y colgó, yo lo miré.—¿Un soborno? —pregunté, él me miró.—Me ofrecía un millón por tu silencio, pero no se las va a ver tan fácil —dijo y tomó la chaqueta de cuero—. Vamos, Annie.Yo lo seguí callada, volvimos a bajar ha
Me despedí de Annie con un semblante serio y apenas cerré la puerta dejé fluir mi sonrisa, esta sería la sorpresa más hermosa que le iba a poder dar a mi prometida, y si todo salía bien, quedaría en deuda de por vida con Gaeil. Esperé a que llegue el ascensor y entré tranquilamente para poder bajar hasta el lobby. Mi hermano seguramente iba a estar esperándome en la salida de la ciudad para viajar al pueblo con él, nos esperaba una noche larga y un mañana aún más agotador.Estaba convencido de que esta vez iba a ser la definitiva, ya nada podía salir mal, las cosas se habían solucionado y por fin Annie y yo íbamos a poder ser felices.Me dirigí a mi Jeep, tiré el bolso en el baúl y luego me puse delante del volante para salir con tranquilidad hacia la autopista.Había poco tráfico, en la terminal de buses, Gaeil me estaba esperando, le hice cambio de luces y él me levantó un brazo, vi que en el otro llevaba un cachorro.Con el ceño fruncido observé a mi hermano que lanzaba su bolso en
Kentin no regresó hasta el jueves, lo esperaba con ansias para poder hablar de lo que Gaeil quería hablar, seguro algo tenía que ver la abuela de mi prometido, solo esperaba que ya no se interpusiera más en nuestra boda. Aunque iba a estar difícil que se oponga a algo que todavía ni forma tenía...Cuando llegó yo estaba en la universidad, aún no se había decidido nada con respecto a mi pasantía, debían de primero evaluar si iban a tomar medidas contra el Doctor Jefferson para luego decidir mi futuro, así que llegué a casa de pésimo humor. Kentin estaba esperándome, al verlo lo saludé normalmente.—Hola, Kentin, ¿qué tal el viaje? —pregunté, él me miró con sus ojos verdes, estaba particularmente guapo el día de hoy, y me di cuenta de que estaba usando su ropa de Ralph Lauren.—¿Sucede algo, amor? Me saludas como si me hubieses visto recién —peguntó, yo primero dejé mi cartera y libros y me descalcé.—No tengo noticias de mi pasantía —mascullé, me dolía terriblemente la cabeza—. Todavía
Me desperté envuelta en los fuertes brazos de Kentin, algo de luz se filtraba por las pesadas cortinas de nuestra habitación y sólo se escuchaba la suave respiración de mi novio. Me acerqué más a él, podía sentir su corazón latiendo, su fuerte pecho subiendo y bajando, alguno que otro ronquido de placer y el temblor de sus dedos al soñar.Con cuidado estiré la mano y tomé mi reloj de pulsera para fijarme la hora: Las once de la mañana.Me incorporé de un sobresalto alertando a Kentin.—¡Kentin! —exclamé, mi novio miró a todos lados aturdido.—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó.—¡Rose nos está esperando! —dije mientras salía de la cama, buscando por todos lados mi ropa interior.—¿Qué hora es? —preguntó mi prometido.—¡Las once! ¡Nos dormimos! —exclamé, Rose nos iba a matar, si había algo que ella no toleraba era la impuntualidad.—¡Mierda! —exclamó a su vez Kentin y entró al baño a toda velocidad.Mientras yo luchaba con mi sostén, escuché la llave del agua de la ducha abrirse.—¡No hay tiem