—Samantha—Observo mi vientre en el espejo y sonrió al ver lo grande que está, mi niño, mi primer amor está a pocos meses de nacer. Quiero darle todo mi amor, no veo la hora de tenerlo entre mis brazos. Sin embargo, una parte de mí tiene miedo, no se parecerá a Angus, y eso es lo que más me aterra, no será rubio ni tendrá ojos azules.Angus se mantiene alejado de mí desde el embarazo, ha dado la cara por este bebe sin ser de él, y hasta sus padres están muy emocionados. Sin embargo, no quiero que se aleje de esa manera, me dice que no quiere lastimar al bebe y que no podrá contenerse, por eso dormimos en diferentes habitaciones.Me mudé con él después de casarnos, no era la boda que soñé, no caminaba altar con mariposas en el estómago y me sentía miserable al estar pensando en Felipe y de quererlo a pesar de todo. Los meses pasaron poco a poco, ya no era en lo primero que pensaba, hasta que Camila me comentó que habló con él, y le dijo que sería un niño, me moleste con ella por conta
—Samantha—Siento el calor que emana su cuerpo y no quiero despertar, me giro hacia un lado y acaricio mi vientre, una vez me dijo que no quería hacerle daño al bebe y por eso dormíamos separados, sin embargo, desde ese día, no duerme si no estoy entre sus brazos.Hace cinco meses, conocí otro Angus, su máscara cayó para mostrarse tal y como es, aunque no deja de ser cariñoso, es algo que no puedo quitarle. Se disculpó por como actuó y acepté sus disculpas, no lo volvió hacer y en una parte tenía razón en molestarse, estaba casi desnuda delante de otro hombre.No me quiere perder.—¿Estás despierta, preciosa? — susurra ocultando su cara en mi cuello y su mano se cuela entre mis piernas.—Me duele y no quiero— revelo y me agarró del hombro para girarme, sus ojos azules me consumían, une sus labios a los míos y me muerde provocando que brote de mis labios un chillo de dolor, sostiene mi barbilla con su grande mano—. No te estoy pidiendo permiso. — aclaró y se levantó para abrir mis pier
—Samantha—Me quedo observando la pequeña habitación blanca con sus paredes llenas de flores de loto de color azul y rojo, es hermosa la manera en que están pintadas parecen reales, aunque la flor roja destaca mucho más por sus grandes pétalos abiertos. Bajo la miraba a mi abultado vientre y coloco mi mano provocando que un gran nudo se forma en mi garganta al sentir sus pataditas, está bien…La puerta está entreabierta y logro ver a mi hermano que está discutiendo con Angus, aunque no lo veo, reconozco su voz y más enojado. También está Camila, Marc y Fabián lo sujeta de sus hombros.Angus entra y azota la puerta, su mirada azulada me consume por completo y llega a mi lado uniendo sus labios a los míos.—¿Cómo te sientes, cariño? — pregunta, y acaricia mi vientre—, ¿se ha movido?—Tengo un poco de molestia y si, se movió hace poco. ¿Mi hermano está afuera?—Sí, y cuando entre le dirás que estás bien y nos iremos— ordenó, agarrando mi barbilla entre sus dedos. —Angus, no estoy bien…
Algo y se pasea por la habitación. Rueda el sofá y lo coloca al lado de mi camilla. —No pensé que te volvería a ver ocho meses después— curva sus labios y aguza sus largas pestañas—, sigues estando igual de hermosa, Samantha. —Gracias, pero si ves tengo una circunferencia un poco más grande, no seas modesto— ríe y niega volviendo a fijar sus ojos en mí—, paso algo de tiempo ¿Eres doctor? —Sí, soy oncólogo pediátrico. —Oncólogo… — Felipe llegó a mi cabeza de golpe. —A veces, cuando quieres la aprobación de alguien importante para ti, haces lo que sea, Samantha. Por mi hermano, me convertí en Oncólogo y me gradué con honores, sin embargo, aun así, no es suficiente para él. Bueno, no estoy aquí para mis lamentos— se endereza y pasa sus manos por su rostro con sus mejillas un poco coloradas. —Estoy orgullosa de ti, aunque no te conozca lo suficiente, no le hagas caso a ese orangután, es tan… —Imbécil, cabezota y un hijo de su madre, si es todo eso, pero es mi hermano y el pa
—Felipe—Contaba las horas para llegar y, me sentía una mierda por Ana, verla con esa sonrisa que escondía su tristeza me jodia, porque no se lo merecía. No obstante, conocía lo que sentía por esa caprichosa y, aun así, siguió a mi lado todos estos meses. La deje en casa de su padre, no estoy listo para llevarla a mi casa, todo sería muy diferente.Al llegar encuentro a Fabián dando el último recorrido, me informa de algunas cosas y me dice en qué habitación está Samantha.Tuve ganas de ahorcarlo, justo en esa habitación tuvo que dejarla. Esa habitación no está en uso, la verdad no sé por qué la mande a diseñar, tal vez una parte de mí seguía creyendo que en algún momento recaería y quería estar en un lugar que me diera paz y se sintiera en casa, no un cuarto gris, frío y solitario.Mi respiración se intensifica al estar a unos pasos de su puerta y escuchar su voz fue todo para mí, aunque pensaba que era Fabián, me basto con oírla.Se estaba cubriendo con su bata. No podía creer que e
—Samantha— Deje una parte de mí, morir en ese momento, era mi oportunidad. Vi un Felipe, sin capas, sin máscaras, era él y lo alejé. No puedo… Mi madre se siente orgullosa de mí, por primera vez en mi puta vida, soy la hija que siempre quiso, tengo un matrimonio perfecto ante todos y un esposo que vale oro para ella. Mi padre vino hace unos días para despedirse, volvería a España; le mentí al decir como siempre que todo estaría bien y le prometí vernos pronto. Sergio viene cada vez que puede y Marc, no me paso más palabras, acompaña a Sergio, pero solamente me mira desde la puerta. Sergio me acorraló días después y le juré que todo estaba bien, le expliqué todo lo que Marc le dijo, aunque fuera verdad, cambié todo y logré calmarlo un poco, no creo que se tragara todo, pero siguió con su rutina como siempre. Camila viene cada vez que puede y Angus, no falta ni un día de visita desde que estoy aquí, está desesperado por qué nazca y siento un poco de miedo por como reaccionara al bebe
—Samantha—El tiempo pasó en un cerrar y abrir de ojos, mi vida y todo lo que conocía igual. Acepté irme con Angus, dos días después de dar a luz; construí una vida para todos mientras yo vivía la real. Ya, no sabía quién era esta Samantha que habitaba en mí, odiaba a Angus de todas las maneras, pero todo era diferente al estar juntos y me maldecía por ser este tipo de persona.Me volví una mujer masoquista y débil que tanto llegué a criticar. Me resulta doloroso reír y fingir lo feliz que estoy, lo único que he logrado, además de volverme más miserable, es el orgullo de mi madre por mí y finalizar los semestres faltantes, vía online, por supuesto.Más de dos años siento el saco de boxeo de un hombre al cual quiero aborrecer y, en vez de eso, mi libido se incrementa, y desisto de llamar a Sergio, dejando que el agua tibia calme el dolor en mi cuerpo. —¡Ma! ¡Veo al abuelito, ven mira! — mi razón de vivir, grita y salgo deprisa de la habitación y cierro las persianas.Izan, me ve frunc
"Mi hijo" No logro dar un paso y solo contemplo la escena, da giros con él en brazos y le hace cosquillas, sonrío al verla como una niña más. Lo vuelve a subir en el tobogán, repiten la acción unas dos veces más, es la única mamá jugando con su hijo, los demás padres están charlando, ella los mira un momento y busca una banqueta libre para sentarse a solas mientras Izan sigue jugando. Mira su reloj y da un largo suspiro abrazándose a sí misma, noto como está preocupada o asustada, no levanta la mirada del reloj y sus pies.Camino hacia ella y tropiezo con un pequeño, lo agarro de sus hombros y cuando levanta su mirada mi corazón se detuvo, sus hermosos ojos verdes me miraban con alegría y asombro, formando un “o” en sus labios, tenía las mejillas muy rojas y respiraba agitado, apartó con mis dedos su cabello castaño de su rostro. “Me pregunto por qué se lo dejo crecer tanto”—¡Mono! — grito y se aferró de mis piernas, el escozor me calcina los ojos y lo levanto en mis brazos compren