—Felipe— Felipe en ese momento sentía una necesidad enorme de llevarlos lejos, sin embargo, no valía la pena huir. Debía dejar a ese hombre podrirse detrás de las rejas y estaba dispuesto a lo que sea por conseguirlo. Samantha y su hijo subieron al coche, mientras planeaba la lección de su vida para ese animal, se metió con lo más sagrado que tenía.Sergio llevó a sus brazos a su hermana y le recrimino por callar por tanto tiempo. Samantha no tenía palabras para responder, se sentía vulnerable y llena de miedo, se aferraba a su hijo y solo quería salir cuanto antes del país. Felipe buscó un hotel para que se hospedaran y notaba como Sam, amamantaba al niño y él, lo miraba con sus ojos bien abiertos jugando con un mechón de cabello de su madre.Felipe siente una opresión en su pecho gigante y trata de calmarse. Le saca la lengua al pequeño que no deje mirarlo y él ríe con el pezón entre sus dientes, la tenue mirada nublada de Samantha caen en Felipe y le agradece de mil maneras e
Angus gritaba todo lo que podía, lo habían despojado de toda su ropa, solo lo dejaron en calzones. Dos hombres de casi dos metros jugaban cartas y fumaban sus cigarrillos, utilizando de cenicero su blanca piel, cada quemada era grito que salían de lo más hondo de su garganta, sin embargo, no era ni la mínima parte de lo que un hombre cegado de la rabia lo haría pagar en pocos minutos. Felipe, junto al Sr. Gerber movieron todas las influencias y se dispuso de una exuberante suma de dinero y estrecharon sus manos con la peor escoria de la cárcel, en pocas horas tenía jueces, policías y la protección del menor de su lado, acochinarían la vida de Angus de tal manera que ni su madre lo podría salvar. Los hombres, al ver a Felipe, se levantan y asienten hacia él. Angus al verlo, comienza a reír como un maniático y escupe en su dirección. Felipe, da unos pasos más mientras se quita su reloj y camisa, quedando con ese cuerpo de mil demonios al aire, sus músculos estaban cada uno en tensión
Meses después…Felipe llegaba con Izan en su domicilio que para entonces ya compartía con Samantha. Su relación era pública y su mejor amigo no pudo más que apoyarlos porque a pesar de la diferencia de edad, Felipe es un buen hombre y cuidaría de ella.Ver como su amigo aceptó todo sin rechinar, lo hizo sentir un imbécil, pero ya no podía regresar el tiempo. Izan, le seguía diciendo al Sr. Mono y tío, y lo que más le dolía era que seguía preguntando por su padre. Nunca le dijo a Samantha lo que paso con su exesposo, porque hasta los divorcio en menos de cuarenta y ocho horasSamantha, maduro en un abrir y cerrar de ojos, se volvió pedante y a pesar de tener un hombre que le mostraba en cada momento que la amaba, ella permanecía distante. Se tituló de abogada por todas las leyes y comenzó a ejercer en una rama podrida donde ella era la única mujer en el juzgado, no había un hombre abusivo que no terminara entre las rejas, además de otros casos torcidos en lo que disfruta estar.El mi
Actualidad…. Felipe notaba a Sergio, algo extraño, sin embargo, dedujo que sería los nervios por ser padre, lo mismo que él sintió, y se maldijo por no ser él, quien cargará a su hijo, sino un malnacido que tenía el papel de padre y esposo, de la caprichosa que había puesto su mundo de cabeza cuando solo era una cría. En ese entonces, él, no estaba dispuesto aceptar que una jovencita había jugado con él, más un vil engaño que lo hizo dudar de su paternidad y para entonces, no quería que saliera a la luz, por la relación que tenía en ese momento y por miedo del que diría su mejor amigo, al enterarse de que tuvo relaciones con su hermana, dejándola con un regalito de nueve meses. Al escuchar su dulce voz llena de alegría y esa vibra que nunca dejó de cautivarlo, lo dejó sin aliento. Samantha estaba segura de que ese moreno de ojos oscuros aún sentía así sea un poco de cariño por ella, después de abrazar a su hijo y sobrina, lo mira a los ojos. —Cosit..., Sam, Sam... Estas... — Fel
Felipe no dejaba de tener su cuerpo en tensión al tener a esa mujer a un lado de él, cada vez que podía sin que ella lo notara la observaba y sentía su pecho oprimido al ver su hijo lleno de felicidad. No paraba de hablar con su madre y contarle todas las cosas que ha hecho, de los amigos que ha conseguido y los castigos que se ha ganado por sus travesuras con su prima. Cada una de ellas llenaban el lugar de risas, sin embargo, Felipe permanecía en silencio. Al llegar Samantha descubre que se ha mudado, Izan baja del coche rápidamente y le abre la puerta, una hermosa vivienda reluciente de lujo y un gran jardín al entrar. —Cierra los ojos— le pide Izan y sostiene su mano, Samantha ríe y trata de no tropezar con sus tacones. Felipe baja del coche, conoce cuál es el entusiasmo de su hijo, le mostrará lo que por años mantuvo oculto y el imbécil de su hermano le comentó a Izan donde estaba. —Padre, agarra su otra mano. —No es necesario déjame que me quite los tacones… ¡Aah, espera!
Al día siguiente Samantha se levanta antes de salir el sol, se siente frustrada que no tenga un baño en la habitación. Abre la puerta, despacio y mira a los lados, el baño está al final del pasillo, sale dando saltitos y mira un momento a su hijo y sigue su camino, lleva pegado a su pecho su estuche de maquillaje y al entrar, apoya su espalda en la puerta.—¡Mucho lujo y un solo baño, por amor a Dios, Felipe! — increpa mientras observa la belleza del lugar donde está, es casi del mismo tamaño de la habitación de él, un gran jacuzzi y un espejo que no te permite tener la más mínima privacidad—, en serio, tengo verme mientras hago del dos.Ríe y se mira un momento en el espejo y su sonrisa se desvanece lentamente, cierra los ojos, regresan esos segundos donde el dolor y la culpa que sentía eran inimaginables. Donde pensó que perdería la vida, pasa sus dedos por las marcas que aún se palpan con el tacto y siente como arden, aunque están cansados de decirles que es mental esa sensación de
El regreso al bufete no fue como se esperaba, el propietario de la firma de abogados le extendió la documentación para su renuncia. El que haya estado involucrada con Anthony Máncer, daño parte de su reputación y la del bufete, sus colegas no tuvieron ni la más mínima decencia de darle la bienvenida, solo cuchicheaban a sus espaldas.Samantha no bajaría la cara ante ninguno de todos los estirados vestidos de traje en esa gran mesa, sonríe como una cabrona y colocó su largo cabello rubio de lado con suma delicadeza.—Firmaré, pero antes le regaló un minuto para que me observe bien y vea la gran abogada que ha perdido, Sr. Lyon— Es dueño de unos de los mejores bufetes de Boston—, tiene mi número, no soy rencorosa. Recuerde que todo lo que sube baja y hoy, ustedes—señala a los otros cuatro hombres, que tragan grueso al verse señalados de esa manera, fueron unos de los que metieron cizaña para que fuera expulsada de la firma—, me denigran y señalan por ser víctima de violencia en manos de
Al llegar a su domicilio Felipe los encuentra listo, Samantha por su parte derrochando belleza y elegancia con un ajustado vestido negro sencillo, pero al llevarlo ella marcaba la diferencia por completo, dejaba ver parte de su cadera izquierda en medio de los pequeños broches, más unos botines corte bajo, su cabello estaba recogido en una cola alta. Izan todo un hombrecito marcando la diferencia como su madre, lleva puesto un jean negro y una camisa de color azul marino manga larga, que opto por subir los puños hasta sus codos, su cabello alborotado. Felipe se da una ducha rápida y no tardan en subir al coche, Samantha lleva en sus manos unos regalitos para sus sobrinos. Izan es el primero que baja y sale corriendo al ver su tío en medio de la puerta esperándolos. —Dime, soldado, ¿misión cumplida? — le susurra, antes que Samantha y Felipe, estén cerca. —Misión en proceso, sin avance mi general— Sergio sonríe y deja un beso en su cabello y se hace a un lado para que entre en su hoga