—Samantha— Deje una parte de mí, morir en ese momento, era mi oportunidad. Vi un Felipe, sin capas, sin máscaras, era él y lo alejé. No puedo… Mi madre se siente orgullosa de mí, por primera vez en mi puta vida, soy la hija que siempre quiso, tengo un matrimonio perfecto ante todos y un esposo que vale oro para ella. Mi padre vino hace unos días para despedirse, volvería a España; le mentí al decir como siempre que todo estaría bien y le prometí vernos pronto. Sergio viene cada vez que puede y Marc, no me paso más palabras, acompaña a Sergio, pero solamente me mira desde la puerta. Sergio me acorraló días después y le juré que todo estaba bien, le expliqué todo lo que Marc le dijo, aunque fuera verdad, cambié todo y logré calmarlo un poco, no creo que se tragara todo, pero siguió con su rutina como siempre. Camila viene cada vez que puede y Angus, no falta ni un día de visita desde que estoy aquí, está desesperado por qué nazca y siento un poco de miedo por como reaccionara al bebe
—Samantha—El tiempo pasó en un cerrar y abrir de ojos, mi vida y todo lo que conocía igual. Acepté irme con Angus, dos días después de dar a luz; construí una vida para todos mientras yo vivía la real. Ya, no sabía quién era esta Samantha que habitaba en mí, odiaba a Angus de todas las maneras, pero todo era diferente al estar juntos y me maldecía por ser este tipo de persona.Me volví una mujer masoquista y débil que tanto llegué a criticar. Me resulta doloroso reír y fingir lo feliz que estoy, lo único que he logrado, además de volverme más miserable, es el orgullo de mi madre por mí y finalizar los semestres faltantes, vía online, por supuesto.Más de dos años siento el saco de boxeo de un hombre al cual quiero aborrecer y, en vez de eso, mi libido se incrementa, y desisto de llamar a Sergio, dejando que el agua tibia calme el dolor en mi cuerpo. —¡Ma! ¡Veo al abuelito, ven mira! — mi razón de vivir, grita y salgo deprisa de la habitación y cierro las persianas.Izan, me ve frunc
"Mi hijo" No logro dar un paso y solo contemplo la escena, da giros con él en brazos y le hace cosquillas, sonrío al verla como una niña más. Lo vuelve a subir en el tobogán, repiten la acción unas dos veces más, es la única mamá jugando con su hijo, los demás padres están charlando, ella los mira un momento y busca una banqueta libre para sentarse a solas mientras Izan sigue jugando. Mira su reloj y da un largo suspiro abrazándose a sí misma, noto como está preocupada o asustada, no levanta la mirada del reloj y sus pies.Camino hacia ella y tropiezo con un pequeño, lo agarro de sus hombros y cuando levanta su mirada mi corazón se detuvo, sus hermosos ojos verdes me miraban con alegría y asombro, formando un “o” en sus labios, tenía las mejillas muy rojas y respiraba agitado, apartó con mis dedos su cabello castaño de su rostro. “Me pregunto por qué se lo dejo crecer tanto”—¡Mono! — grito y se aferró de mis piernas, el escozor me calcina los ojos y lo levanto en mis brazos compren
—Felipe— Felipe en ese momento sentía una necesidad enorme de llevarlos lejos, sin embargo, no valía la pena huir. Debía dejar a ese hombre podrirse detrás de las rejas y estaba dispuesto a lo que sea por conseguirlo. Samantha y su hijo subieron al coche, mientras planeaba la lección de su vida para ese animal, se metió con lo más sagrado que tenía.Sergio llevó a sus brazos a su hermana y le recrimino por callar por tanto tiempo. Samantha no tenía palabras para responder, se sentía vulnerable y llena de miedo, se aferraba a su hijo y solo quería salir cuanto antes del país. Felipe buscó un hotel para que se hospedaran y notaba como Sam, amamantaba al niño y él, lo miraba con sus ojos bien abiertos jugando con un mechón de cabello de su madre.Felipe siente una opresión en su pecho gigante y trata de calmarse. Le saca la lengua al pequeño que no deje mirarlo y él ríe con el pezón entre sus dientes, la tenue mirada nublada de Samantha caen en Felipe y le agradece de mil maneras e
Angus gritaba todo lo que podía, lo habían despojado de toda su ropa, solo lo dejaron en calzones. Dos hombres de casi dos metros jugaban cartas y fumaban sus cigarrillos, utilizando de cenicero su blanca piel, cada quemada era grito que salían de lo más hondo de su garganta, sin embargo, no era ni la mínima parte de lo que un hombre cegado de la rabia lo haría pagar en pocos minutos. Felipe, junto al Sr. Gerber movieron todas las influencias y se dispuso de una exuberante suma de dinero y estrecharon sus manos con la peor escoria de la cárcel, en pocas horas tenía jueces, policías y la protección del menor de su lado, acochinarían la vida de Angus de tal manera que ni su madre lo podría salvar. Los hombres, al ver a Felipe, se levantan y asienten hacia él. Angus al verlo, comienza a reír como un maniático y escupe en su dirección. Felipe, da unos pasos más mientras se quita su reloj y camisa, quedando con ese cuerpo de mil demonios al aire, sus músculos estaban cada uno en tensión
Meses después…Felipe llegaba con Izan en su domicilio que para entonces ya compartía con Samantha. Su relación era pública y su mejor amigo no pudo más que apoyarlos porque a pesar de la diferencia de edad, Felipe es un buen hombre y cuidaría de ella.Ver como su amigo aceptó todo sin rechinar, lo hizo sentir un imbécil, pero ya no podía regresar el tiempo. Izan, le seguía diciendo al Sr. Mono y tío, y lo que más le dolía era que seguía preguntando por su padre. Nunca le dijo a Samantha lo que paso con su exesposo, porque hasta los divorcio en menos de cuarenta y ocho horasSamantha, maduro en un abrir y cerrar de ojos, se volvió pedante y a pesar de tener un hombre que le mostraba en cada momento que la amaba, ella permanecía distante. Se tituló de abogada por todas las leyes y comenzó a ejercer en una rama podrida donde ella era la única mujer en el juzgado, no había un hombre abusivo que no terminara entre las rejas, además de otros casos torcidos en lo que disfruta estar.El mi
Actualidad…. Felipe notaba a Sergio, algo extraño, sin embargo, dedujo que sería los nervios por ser padre, lo mismo que él sintió, y se maldijo por no ser él, quien cargará a su hijo, sino un malnacido que tenía el papel de padre y esposo, de la caprichosa que había puesto su mundo de cabeza cuando solo era una cría. En ese entonces, él, no estaba dispuesto aceptar que una jovencita había jugado con él, más un vil engaño que lo hizo dudar de su paternidad y para entonces, no quería que saliera a la luz, por la relación que tenía en ese momento y por miedo del que diría su mejor amigo, al enterarse de que tuvo relaciones con su hermana, dejándola con un regalito de nueve meses. Al escuchar su dulce voz llena de alegría y esa vibra que nunca dejó de cautivarlo, lo dejó sin aliento. Samantha estaba segura de que ese moreno de ojos oscuros aún sentía así sea un poco de cariño por ella, después de abrazar a su hijo y sobrina, lo mira a los ojos. —Cosit..., Sam, Sam... Estas... — Fel
Felipe no dejaba de tener su cuerpo en tensión al tener a esa mujer a un lado de él, cada vez que podía sin que ella lo notara la observaba y sentía su pecho oprimido al ver su hijo lleno de felicidad. No paraba de hablar con su madre y contarle todas las cosas que ha hecho, de los amigos que ha conseguido y los castigos que se ha ganado por sus travesuras con su prima. Cada una de ellas llenaban el lugar de risas, sin embargo, Felipe permanecía en silencio. Al llegar Samantha descubre que se ha mudado, Izan baja del coche rápidamente y le abre la puerta, una hermosa vivienda reluciente de lujo y un gran jardín al entrar. —Cierra los ojos— le pide Izan y sostiene su mano, Samantha ríe y trata de no tropezar con sus tacones. Felipe baja del coche, conoce cuál es el entusiasmo de su hijo, le mostrará lo que por años mantuvo oculto y el imbécil de su hermano le comentó a Izan donde estaba. —Padre, agarra su otra mano. —No es necesario déjame que me quite los tacones… ¡Aah, espera!