Esa misma noche compro los boletos y oculto los medicamentos para que Samantha no los encontrara, una noche larga de sexo y besos con sabor lágrimas, dieron paso a los rayos del sol.Felipe seguía despierto, buscando respuestas: “¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué?”Antes de llegar al aeropuerto cruza miradas con la rubia que va a su lado y sostiene su mano dejando un beso en sus nudillos, diciéndole todo con la mirada. Su celular vibra y es un mensaje del abogado que contrato, que los cambios en su testamento ya están listos, después de leerlo lo elimina.Italia fue el primer lugar que escogió su hijo y, que no dudaron en celebrar su llegada en el mejor restaurante. Felipe los observaba en silencio, no tenía apetito, pero hacía lo posible por disimular frente a Samantha.—Quiero estudiar para ser chef— dice mientras se lleva un gran bocado de pasta a la napolitana—, sería el mejor.—Sí, mi bebe— le habla chiquito, Samantha y sostiene su mentón—, no tengo dudas de eso, haces una
Samantha en ningún momento dejó de sollozar y pedirle que reaccionara, en ese momento no le importó que su única ayuda haya sido nada más ni nada menos que Rain Rossini su exesposa, la víbora que lo desfalco llevándose una gran suma multimillonaria.Felipe es atendido de inmediato, aún sigue inconsciente y delante de sus ojos, comienza a convulsionar, la escena que ve es desgarradora, el hombre que ama está sufriendo.—¡Ayúdenlo por el amor de Dios!— grita y trata de sostener las sacudidas de su cuerpo, sus ojos están blancos—, amor.Le susurra y un enfermero, abre la boca de Felipe para introducir una espátula evitando que muerda su lengua.—Señora, salga, no puede estar aquí— tratan de sacarla, pero se resiste, Rain siente lastima por ella y pasa sus brazos con fuerza por su cuerpo.—Si no te calmas, no podrán ayudarlo. Estás quitándole el tiempo que necesita él, así que ya no eres una cría. ¡Compórtate! — le gruñe con dureza y Samantha cae de rodillas cubriendo su rostro.Rain la a
La brisa fría de Boston golpea sus rostros, Felipe observa a Samantha un momento y nota que no ha cambiado ni un poco, esta vez se alegra de que lleve un vestido más largo, Samantha tiene los ojos cerrados mientras él contempla su belleza.“Fui el hombre más imbécil y el más afortunado”— piensa y sostiene su mano y deja un beso en sus nudillos, Samantha sonríe sin abrir los ojos, continúa mirando al cielo.—Madre ¿Estás rezando?—¿Eh? No— Samantha ríe y rueda los ojos viendo como Felipe, carcajea—, solo recordaba…—Rara forma de recordar, según Alana el señor está arriba.—Mi señor, está a mi lado— suelta con picardía e Izan levanta una de sus cejas.Felipe la consume de pies a cabeza.—No hablo de mi padre, sino del creador. Tía Alma nos enseña a hablar con él— Samantha abre sus ojos hasta más no poder y Felipe carraspea—. Y, ¿cómo sabes que soy el señor del que ella habla? — indaga y sube al coche, Izan suelta reír y se encoge de hombros—, sigo esperando que digas algo Izan.—Padre,
Después de esa noche de sexo, Felipe le explico que fue lo que sucedió. Samantha cree en él, y solamente desea que encuentre el culpable, y al igual que Felipe piensa que pudo ser Lorena. Felipe, deja caer el agua sobre su cabeza, cerrando los ojos con fuerza, se siente abrumado con solo pensar que en cualquier momento puede morir delante de ellos, sale de la ducha y se observa en el espejo palpando las cicatrices del costado de su pecho y por un instante su cuerpo se tensa solo en recordar esos días tan oscuros, su rostro se ve cansado. Palpa con sus dedos cada marca y sus ojos se llenan de lágrimas, su pecho duele, busca los nuevos medicamentos y dobla la dosis, también se deshace de los que tenía guardados en la habitación de Izan. Horas después se reúne con Fabián, que espera que suba a la máquina de resonancia, necesita una fecha más exacta de cuanto le queda, una pequeña parte de él quiere intentarlo, quiere luchar, pero solo en pensar en verlos sufrir u olvidarse de ellos lo m
Samantha no logra conciliar el sueño, Felipe al igual que ella se mantiene distante, no porque no quiera sino porque necesita encontrar el causante de todo lo que está pasando. Observa el delicado cuerpo de la rubia que está de espalda a él y pasa su brazo por su cintura y la apega a su cuerpo, Samantha siente la electricidad recorriendo cada parte de ella.—¿Estás bien, amor? — susurra en su cuello dejando un beso.Samantha asiente, afirmando algo que no es verdad. Su sexto sentido le grita que algo sucede, piensa en Izan cómo se quedó dormido aferrándose al cuerpo de su padre.—¿Quieres algo de cariño? — le gruñe, mientras su barrote taladra su espalda baja.—Sabes que siempre estaré dispuesta— le dice y se gira para verlo a los ojos, unos ojos que la ven con tristeza—, sin embargo, ya el sexo no maneja mi vida, amor. No lo uses para distraerme.—Sam... Yo no — le coloca un dedo en sus labios.—Escúchame bien— Felipe asiente y pasa sus dedos con delicadeza por su rostro—, yo no voy
Felipe busca a Joseph y le pide todos los videos de las cámaras de seguridad más cercanas a la vivienda de Sergio, el detective que le pagó una gran suma de dinero también le tiene noticias. —Te dejé todo en este pendrive— le informa Joseph mientras acomoda sus gafas. —Quiero que los veas tú, no tengo tiempo. —Felipe, yo también tengo una vida. ¡Joder!, crees que todo gira alrededor de ti… Felipe tensa su mandíbula y aprieta los puños, no es que piense que todo gira en torno a él, sino que no tiene tiempo y debe reunirse con el detective. —¡Es un jodido favor que te estoy pidiendo y no es por nada, pero este maldito puesto lo tiene aquí por mí! — le gruñe entre dientes y Joseph se pone de pie, pasando sus rizos detrás de sus orejas. —No, amigo mío, lo tengo por esto— señala su cabeza—, sabes que con gusto dejo tu maldito puesto. — se quita su carne y lo tira en el pecho de Felipe—. Estoy cansado de dar lo mejor de mí, de tratar de ser tu amigo, pero por años solo me pisoteas y so
Felipe recibe una llamada de Samantha, sin conocimiento de lo que ella vive, apaga el celular. Llega en la vivienda de Lorena y abre la puerta de una patada, volviendo trizas la cerradura, Lorena asustada por el ruido salta de su cama y baja las escaleras de prisa, Felipe está en medio de la sala y al ver su rostro supo que estaba perdida, subió escalera arriba, pero Felipe es más rápido y en tres zancadas, la agarro del cabello y la lanzó escalera abajo.—Te advertí que, si descubría que tenías que ver con el bufete, tendría que esconderse muy bien y por lo que veo no lo hiciste— su agarre le hace arder el cuero cabelludo.—¡Ah, por favor, suéltame! ¡Si me haces algo, te buscarán y sabes algo más, toda tu puta familia correrá peligro y el secretito que guardas también! La levanta de los pelos y la agarra del brazo, Lorena se resiste, pero le es imposible, da una leve mirada hacia las escaleras y vuelve a mirar a Felipe, escupiendo su cara. Felipe se resiste en girarle la cara con la
Samantha abre los ojos y se incorpora en la cama de golpe, mira hacia la ventana y nota que dentro de poco anochecerá; Izan y Felipe llegan a su cabeza. Las pulsaciones se disparan y Samantha quita la vía intravenosa, en eso la puerta se abre y entran Fabián y su hermano. Fabián llamó a Sergio y le informó que Samantha estaba en su clínica y que sabía el cáncer de Felipe. —¡Sergio! ¡Felipe…! — gritó aferrándose a los brazos de su hermano. —Shh, loquita. Calma, estoy aquí— agarra su rostro lleno de lágrimas, nunca pensó que la volvería a ver así de rota. Sonríe con melancolía tratando de darle un poco de ánimo—, ese cabezota no va a morir, confía en mí. —¿Tú…, tú lo sabías…? —Sam… Samantha se siente herida y lo empuja del pecho. —¡Malnacidos todos! ¡Aquí la única sin saber era yo! ¡Joder! —Samantha, no lo agarres con nosotros. No sabes cómo hemos intentado que se trate, pero no quiere, ha perdido mucho tiempo y necesita una intervención. —Fabián, dime todo. ¿Qué tipo de cáncer