El sol de la mañana iluminaba suavemente la finca mientras Aiden y Liam se sentaban a la mesa para desayunar junto a Evelyn. Los niños, después de comer, salieron a jugar en el patio, llenando el aire con sus risas despreocupadas. Sin embargo, dentro de la casa, el ambiente era tenso.Evelyn miraba su taza de café, indecisa sobre cómo abordar el tema que la había estado carcomiendo desde la tarde anterior. Sabía que tenía que decirlo, pero el temor a las reacciones de Aiden y Liam la hacía dudar. Finalmente, respiró hondo y decidió hablar.—Hay algo de lo que debemos hablar —comenzó Evelyn, su voz temblaba, pero se mantuvo firme—. Algo que descubrí recientemente y que no puedo seguir guardando.Liam y Aiden intercambiaron miradas, sintiendo la seriedad en el tono de Evelyn. Se quedaron en silencio, esperando que continuara.—Ayer, mientras hablaba con mi amiga en el pueblo, ella me confesó algo que sabía desde hace tiempo... —Evelyn tragó saliva, tratando de mantener la calma—. Edward
El juez los observó por un momento antes de asentir, como si tomara una decisión interna.—Denme hasta la tarde —respondió con seguridad—. Haré lo necesario para que todo esté en orden, y les aseguro que tendrán lo que han venido a buscar, quizás en una semana.Una sonrisa triunfante apareció en el rostro de Mathew, y Nicol no pudo evitar que una chispa de emoción le recorriera el cuerpo. Sabían que su plan estaba en marcha y que las cosas pronto cambiarían a su favor.—Gracias, amigo —dijo Mathew, estrechando la mano del juez con gratitud—. Sabemos que podemos contar contigo.El juez esbozó una sonrisa críptica mientras se despedían.—Siempre es un placer ayudar a quienes lo merecen —expresó con un tono que parecía encerrar mucho más de lo que las palabras dejaban ver.Mathew y Nicol abandonaron la oficina con una sensación de victoria inminente. Mientras caminaban por los pasillos del juzgado, Nicol miró a Mathew y vio en sus ojos la misma determinación que sentía en su interior.—E
Aiden sintió que el mundo se detenía cuando el doctor pronunció esas palabras. Su corazón comenzó a latir más rápido, y una mezcla de emociones la envolvió: sorpresa, alegría, y también un poco de miedo.—¿Estoy... estoy embarazada? —preguntó Aiden, como si necesitara escuchar esas palabras una vez más para creerlo.El doctor asintió, sonriendo con calidez.—Así es. Felicidades, señora Harper, debe sacar una cita con su ginecólogo para que la examine —recomendó.Aiden se quedó en silencio por un momento, dejando que la noticia se asentara en su mente. No había anticipado esto, no en medio de todo lo que estaba sucediendo. Pero ahora, una nueva vida crecía dentro de ella, y eso lo cambiaba todo. A pesar del miedo y las dudas, una sensación de ternura y emoción la recorrió.—Gracias, doctor —murmuró finalmente, con una pequeña sonrisa en los labios.Cuando salió de la consulta, encontró a Evelyn esperándola en la sala, con los niños distraídos jugando cerca. Aiden caminó hacia ella, y E
Aiden vio la mezcla de dolor y determinación en el rostro de Liam, y supo que esto era algo que él necesitaba hacer para poder sanar y seguir adelante.—Entiendo, Liam —respondió Aiden, tomando su mano—. Debes hacerlo. Y quiero que sepas que estoy contigo, que te apoyo en esto.Liam la miró, agradecido por su comprensión y su apoyo. No era fácil para él enfrentar este tipo de verdades, pero tener a Aiden a su lado hacía que todo fuera un poco más soportable.—Gracias, Aiden. Significa mucho para mí que estés aquí —aseguró, apretando suavemente su mano.Aiden asintió, y aunque quería contarle sobre el embarazo, decidió que era mejor esperar. Quería que Liam estuviera en paz antes de darle la noticia, así que guardó silencio por el momento.Esa noche, no mencionaron nada a Evelyn sobre el viaje a la ciudad. Aiden sabía que Liam necesitaba enfrentar esto solo, y que era su decisión cómo manejar la situación con su padre. Al día siguiente, Liam partiría con la esperanza de encontrar respu
Rita intentó intervenir, su voz temblaba por la tensión del momento.—Liam, Edward siempre supo quién era su padre. Yo... yo nunca le mentí —dijo, con una mezcla de culpa y defensa.Esas palabras no hicieron más que avivar la furia de Liam. Saber que Edward había vivido toda su vida con la verdad, mientras él había sido abandonado y olvidado, hizo que su rabia creciera aún más.—¿Y qué hay de mí? —gritó Liam, su voz quebrada por el dolor—. ¿Dónde estabas tú, Joseph, mientras yo crecía sin un padre? ¿Por qué Edward tuvo tu atención mientras a mí me dejabas a mi suerte?Joseph, aún sin saber qué decir, intentó justificar su comportamiento, pero su voz sonaba débil.—Liam... las cosas no eran tan sencillas...—¡No me vengas con eso! —lo interrumpió Liam, su rostro reflejaba el sufrimiento de todos esos años—. No hay excusa para lo que hiciste. Abandonaste a tu familia, a tu verdadero hijo, mientras te dedicabas a cuidar de otro. ¡Y tú, Rita! ¿Cómo pudiste permitir que Edward viviera sabi
Nicol, con una sonrisa de autosuficiencia, extendió un documento hacia Liam.—Me llevaré a Fiore conmigo —declaró, con la satisfacción de quien cree haber ganado—. Este documento prueba que el padre biológico de Fiore es Edward, no tú. Ya no tienes ningún derecho sobre ella.Liam agarró el papel con fuerza, sus manos temblaban de rabia mientras lo leía rápidamente. Su rostro se endureció, y levantó la mirada, clavando sus ojos en los de Nicol, intentando contener su furia. —Esto es una mentira —espetó, su voz gélida—. No permitiré que te la lleves, Nicol. No dejaré que arruines su vida con tus mentiras.Los representantes de servicios sociales se acercaron, intentando calmar la situación, aunque sabían que el conflicto estaba lejos de resolverse.—Señor Donovan, nosotros solo cumplimos órdenes. Este documento es legal, y tenemos que llevarnos a la niña —dijo uno de ellos, tratando de mantener la calma.Liam se colocó entre Nicol y la puerta de la casa, su postura protectora y desafia
Aiden se quedó paralizada por un momento cuando Evelyn, agitada, les informó que no encontraba a los niños. El pánico comenzó a apoderarse de ella, pero trató de mantenerse firme. Liam, con una expresión de preocupación mezclada con enojo, se giró hacia Evelyn.—Búscalos bien, por favor —pidió, tratando de mantener la calma—. Tal vez solo se escondieron o están jugando en algún rincón.Evelyn asintió y salió una vez más, revisando cada rincón de la casa y los alrededores mientras Aiden y Liam también se unieron a la búsqueda. Caminaban rápido, llamando a Fiore y Leo, esperando que solo estuvieran jugando una broma o se hubieran escondido por miedo a los recientes eventos.Pero, después de revisar cada posible escondite, cada rincón de la finca, no encontraron ni rastro de los niños.—Quizás escaparon al escuchar todo lo que estaba pasando —sugirió Liam, aunque su voz traicionaba la creciente desesperación que sentía.Aiden, con las lágrimas contenidas en sus ojos, asintió, aunque su c
Mathew había llegado al pueblo minutos antes de que todos supieran de la desaparición de los niños, donde compró helados para Leo y Fiore. Los niños, inocentes y confiados, disfrutaban del dulce regalo, ajenos a las verdaderas intenciones de Mathew. Mientras los niños lamían los helados, la puerta de la camioneta se abrió de golpe, y Cassandra subió rápidamente al asiento del copiloto, su rostro era sombrío y severo.Leo y Fiore se miraron entre sí, sus sonrisas se desvanecieron cuando sintieron la atmósfera cambiar. Fiore, con su instinto más alerta, fue la primera en preguntar con un tono de voz tembloroso:—¿A dónde vamos?Antes de que Mathew pudiera responder, Cassandra giró bruscamente hacia ellos, su mirada era fría e intimidante.—¡Silencio! —les gritó, con su voz llena de desprecio—. Obedezcan y no hagan preguntas, o los amarraremos y nunca volverán a ver a sus padres.Las palabras de Cassandra cayeron sobre ellos como un balde de agua helada. El miedo se apoderó de sus pequeñ