Con el corazón latiendo con fuerza, Aiden se dirigió a su habitación y cerró la puerta detrás de ella. Se apoyó contra la madera, tratando de ordenar sus pensamientos y controlar las emociones que la embargaban. Las palabras de Liam seguían resonando en su mente.«Aiden, te amo. Siempre te he amado»Se dejó caer en la cama, mirando al techo, y recordó un momento de su pasado. (***)Liam y Aiden estaban sentados en una manta, disfrutando de un picnic que él había preparado. Habían pasado toda la tarde riendo y hablando de sus sueños para el futuro. De repente, Liam se levantó y la llevó de la mano a través del bosque hasta el mirador secreto. El lugar estaba adornado con luces de colores y velas, el ambiente era romántico y perfecto, con una vista espectacular del valle abajo.Aiden miró a su alrededor, sorprendida y emocionada.—Liam, ¿hiciste todo esto para mí? —preguntó, con su voz llena de asombro.Liam sonrió, asintiendo.—Quería que este momento fuera especial. Porque tú eres es
Liam palideció por completo, sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Se arrodilló junto a Fiore, con sus ojos llenos de lágrimas.—¡No, por favor! ¡No se la lleven! —suplicó, su voz se quebró—. Ella es todo lo que tengo. Sé que he cometido errores, pero haré lo que sea necesario para arreglarlo.Aiden parpadeó, su corazón se estremeció al ver el sufrimiento de padre e hija. Fiore lloraba desconsoladamente, aferrándose a su padre y a Aiden.—¡Papá, no quiero irme! ¡No me dejes! —gritaba entre sollozos—. ¡Quiero quedarme aquí!Leo, al escuchar los gritos, bajó corriendo las escaleras y se colocó junto a Fiore, mirándola con preocupación y determinación.—¡No pueden llevársela! —exclamó Leo, mirando a los oficiales con valentía—. ¡Ella necesita estar aquí con nosotros!—No me quiero ir —susurró Fiore mirando a Leo. Leo se volvió hacia su madre, con sus ojos llenos de lágrimas y súplica.—Mamá, por favor, haz algo. No dejes que se la lleven —rogó, aferrándose a la mano de su m
Aiden les dijo a los niños que en la cocina les había dejado el desayuno, asegurándose de que estarían bien mientras ella y Liam salían al campo.—Quédense aquí, coman algo y no se preocupen. Liam y yo volvemos pronto —les avisó, ofreciendo una sonrisa tranquilizadora.Una vez fuera, caminaron en silencio hacia el campo, el ambiente era pesado con la tensión de lo no dicho. Aiden se detuvo en un punto donde podían ver la extensión de la finca, y se volvió hacia Liam, la expresión de su rostro era dura y decidida.—Liam, tenemos que hablar seriamente sobre lo que pasó anoche. Liam asintió, por unos segundos bajó la mirada avergonzado. —Sé que lo arruiné, Aiden. Sé que mis problemas con el alcohol nos han traído hasta este punto —admitió, su voz se quebró. Aiden lo miró, en sus ojos había destellos de enojo y preocupación a la vez. —Liam, ya no eres un niño. Eres un hombre hecho y derecho, y no puedes seguir ahogando tus penas en alcohol. No eres ni la sombra del hombre fuerte, vali
Aiden lo miró, sus ojos mostraban una mezcla de ira y dolor.—¡Porque le juré a Edward que jamás volvería a tu lado! —gritó con fuerza. Liam se quedó inmóvil por un momento, sintiendo el peso de sus palabras. Pero no estaba dispuesto a rendirse. Dio un paso adelante, su mirada intensa y decidida se clavó en los ojos de ella. —Aiden, no puedes vivir solo por una promesa. Sé que hice cosas terribles, pero quiero que te des cuenta de que estás frente al mismo hombre que te pidió ser su novia años atrás —murmuró, acercándose más.Aiden intentó retroceder, pero Liam la tomó por los brazos, con sus ojos suplicantes.—No sigas —balbuceó ella, sintiendo que su pecho subía y bajaba agitado. —Déjame mostrarte cuánto te amo —murmuró, con su voz llena de pasión.Antes de que Aiden pudiera responder, Liam inclinó la cabeza y la besó. Al principio, ella se resistió, pero la intensidad y la sinceridad del beso la hicieron ceder poco a poco. Sintió una mezcla de emociones arremolinándose dentro de
Mientras trabajaban, los pensamientos de Liam no dejaban de centrarse en Aiden y la promesa que ella le había hecho a Edward. Sentía como si el fantasma de su amigo se interpusiera entre él y la posibilidad de reconquistar a Aiden y ganarse el cariño de su hijo. Cada vez que veía a Leo, no podía evitar pensar en cómo Edward había sido un padre para él, y eso lo llenaba de una mezcla de admiración y celos.Desde la casa, Aiden observaba de vez en cuando al campo, viendo cómo Leo y Liam convivían. Ver a su hijo riendo y trabajando junto a Liam le provocaba una mezcla de sentimientos. Por un lado, se sentía agradecida de que Leo tuviera la oportunidad de conocer y aprender de su padre biológico. Por otro lado, el dolor y la traición del pasado seguían latentes, recordándole las heridas que aún no sanaban.Al finalizar el día, Liam y Leo se sentaron en el jardín, observando la puesta de sol. Leo se acurrucó junto a Liam, y por un momento, todo pareció estar en su lugar.—¿Sabes, Leo? —sus
Aiden parpadeó y se volvió hacia su hijo, sonriendo con ternura, sacudió la cabeza.—Claro, cariño. Aquí tienes —dijo, alcanzándole un vaso de agua fresca.Leo tomó el vaso y bebió con avidez. Luego, miró a su madre con una sonrisa en los labios.—Liam me enseñó a reparar la valla. Me dijo que estamos haciendo un gran trabajo en la finca —expresó con entusiasmo.Aiden acarició el cabello de su hijo, tratando de ocultar sus propios sentimientos.—Eso es maravilloso, Leo. Estoy muy orgullosa de ti —respondió, con su voz llena de amor.Leo asintió y salió corriendo hacia su habitación fue a buscar a Fiore quién también había dio a la alcoba, dejando a Aiden sola en la cocina. Tomó una profunda respiración y se volvió a mirar por la ventana. Liam estaba terminando de mojarse y se sacudía el agua de los cabellos. Su figura recortada contra el cielo del atardecer le pareció más atractiva que nunca, y el conflicto interno en su corazón se intensificó.—No puedo... no puedo romper mi promesa
Aiden se alejó, volteó y colocó sus manos en el mesón de la cocina, su respiración era agitada, sus labios hinchados aún sentían el calor de los besos que le dio Liam, pero en su mente la voz de Edward y ese juramento retumbaba en su cerebro. Sentía una confusión abrumadora, el deseo que la había envuelto se mezclaba con la culpa y el deber.—No, Liam —expresó y volteó para verlo a los ojos—. No es correcto. No me beses.Liam la miró, sorprendido y herido por la repentina distancia que ella había impuesto entre ellos.—Aiden, no lo comprendo…—Intentó acercarse a ella.Aiden levantó una mano para detenerlo, sacudiendo la cabeza.—No regresé al pueblo para arreglar las cosas contigo. Estás equivocado si piensas eso. Vine aquí para sacar adelante la finca, para asegurarme de que Leo tuviera un mejor futuro, y a ti te debe importar que Fiore también. Yo no volví para reavivar lo que alguna vez hubo entre nosotros.Liam sintió un nudo en el estómago, pero no estaba dispuesto a rendirse tan
Aiden lo miró con incredulidad, sintiendo una mezcla de sorpresa y enojo ante la insinuación.—¡¿Qué?! —exclamó, antes de levantar la mano y darle una bofetada que resonó en el aire—. ¡Respétame, Matthew! —solicitó con firmeza—. Te llamé como abogado, no para que me juzgues. Si viniste a eso, es mejor que te vayas.Matthew se llevó una mano a la mejilla, sintiendo el ardor del golpe. Sus ojos se suavizaron un poco, pero la frustración seguía presente, sacudió la cabeza consciente que había cometido un gran error.—Aiden, lo siento. Solo me preocupo por ti. No quiero verte lastimada otra vez —aseguró, tratando de calmarse.—No tienes derecho a hacerme esas preguntas. Lo que haga o no haga con mi vida personal no es asunto tuyo —respondió Aiden con firmeza—. Edward confió en ti para que me apoyaras, no para que me controlaras. Si no puedes respetar eso, no tienes lugar aquí.Matthew la miró, con sus sentimientos de amor y celos mezclados en una tormenta interna. Había estado enamorado d