**Elizabeth**-¡Quiero que se larguen!- ordeno a mis ingenieros, los cuales se han mantenido en silencio desde que Morgan dejó la oficina-¡FUERA!- grité fúrica.Los tres ingenieros salieron despavoridos de la oficina, dejándome completamente sola.“¡Elizabeth Humman eres el demonio mismo personificado a la perfección!-escucho la voz de Morgan retumbar en mi cabeza-¡arrogante, pretenciosa, caprichosa, calculadora, fría, astuta, controladora, una maldita entumecida por tu síndrome de superioridad arrogante!”Las palabras de Morgan me dolían de forma horrible, no creo que alguien más que la pelinegra me haya lastimado de esa manera.Me abracé a mí misma, tratando de protegerme del ataque invisible que estaba recibiendo por parte de algo dentro de mí, que Morgan había causado con sus palabras, las lágrimas comenzaron a derramarse por mis mejillas y el dolor en mi pecho crece al punto que lo único que puedo hacer es tratar de consolarme yo misma.Pero la triste verdad era que deseaba que l
*Elizabeth*Llore una eternidad en los brazos de mi padre, el cual solo me sostuvo hasta que termine de desahogarme, al final solo me sonrió con ternura y me mandó a casa, no puse mucha objeción, estaba exhausta y molesta era evidente, tanto que al llegar al departamento la Sra. Nita inmediatamente al verme se preocupó, claro que negué todo, pero aun así no pude evitar sus atenciones, la dulce señora me preparo un té para serenarme, para cuando ella tuvo que retirarse ya me encontraba más calmada. No sé cuánto tiempo paso antes de que la soledad se sintiera algo asfixiante, comienzo a revisar todos los documentos de los últimos informes que presentaron los ingenieros, para matar el tiempo.Escucho la puerta golpear y mi corazón repiquetea nervioso.Morgan aparece bañada y con ropa limpia, para mi desgracia la muy maldita se ve condenadamente sexy con ese estilo de Bad Boy que se carga, me sonríe tímida dejándome ver sus pícaros hoyuelos, su mirada clavada en la mía, ella se acerca des
*Morgan*Elizabeth en ocasiones actúa de una manera tan tierna que me hace imposible la tarea de no sentir nada por ella, miro a la rubia esforzarse por esconder una sonrisa feliz, pero sus ojos brillantes la delatan, toma el menú para esconder sus mejillas rojas, sonrió al verla actuar tan normal, me mira un par de veces sobre su menú apartando la mirada en cuanto alzo la mía para verla.-Morgan, ya sé cómo me compensarás- me dice levantando su rostro para verme, su cara tierna se remplaza por una expresión seria, le regalo una sonrisa entusiasmada por sus palabras- quiero que me cuentes quien era Madeleine para ti- me pide, mi aliento se atora en mis pulmones, mi sonrisa cae y de repente tengo la necesidad de apartar mi mirada de la de ella, escondiéndome con pesar. Mis pensamientos se sacuden hasta convertirse en un torbellino, me tomo mi tiempo para responder, cuando vuelvo a encontrarme con la mirada de Elizabeth, sé que esto no terminara bien– Bien, voy a contarte sobre Madele
*Elizabeth*- ¿Cómo?, ¿Cómo pudiste superarlo? - pregunte después de un tiempo tratando de digerir la historia recién contada- ¿Cómo se supera algo así?Morgan traga su comida, me mira como si tratara de encontrar una respuesta en mis ojos, aparta la mirada negando- No lo haces, no puedes superarlo- responde al final de lo que parece una larga lucha interna- No es como si fueran a olvidarlo de un día para otro, no hay tiempo que te haga olvidar algo así, yo no lo supero, pero por un tiempo solo aprendí a fingir que no había pasado.-¿Psicólogo?- mi pregunta le saca una risa que se escucha melancólica.-Sí, apareció una después de un puñado de idiotas refinados que se dieron por vencidos después de un par de terapias conmigo, apareció esta mujer-se ríe con diversión y un brillo en los ojos- Una loquera poco ortodoxa que me dejo fingir tanto como quise, durante meses hablamos de cualquier idiotez que se me ocurriera, ella escuchaba las cosas que decía, se reía de cada mal chiste que con
*Morgan*Llegar a casa tardó una eternidad, al subir por el ascensor compartimos miradas llenas de anhelo y complicidad los pocos minutos que tardó la caja de acero en dejarnos frente a la puerta del ático fueron una tortura, nada más cerrar la puerta principal Elizabeth unió nuestras bocas en un beso demandante y ansioso empujando su lengua contra la mía intentando tener el dominio sobre mi boca, le rodeo la cintura con mis brazos levantándole del suelo, ella me rodea con sus piernas mi cintura, la apoye contra la pared aplastándola con mi cuerpo, nuestras bocas juntas devorándonos, robándome el aliento, compartiendo en silencio nuestros sentimientos. - ¡Morgan! – Elizabeth apenas jadea mi nombre contra mi boca- Por favor -me suplica.-Tranquila, mi amor – trato de consolarla mientras le bajo de los hombros los cordoncillos del vestido para desnudar sus pechos, dejo su boca por un momento para apreciar sus perfectos senos blancos como dos bolas de nieve, con los pequeños pezones ros
*Morgan*-Bromeas ¿no? Lo que dices es muy serio, Elizabeth- mi tono es serio, pero mi rostro es de total sorpresa- Esto es algo muy serio, mujer, dime ¿hace cuanto no tienes unos días libre? - pregunto intrigada.-Deja el drama Morgan no es algo tan serio- me dice mientras toma otro bocado de comida, le pongo rostro serio, ella suspira en respuesta- Creo que la luna de miel no cuenta ¿verdad? Así que serían unos cuatro años sin vacaciones, que te puedo decir he estado bastante ocupada-¡¿Qué?!- se me escapa el chillido ahogado.-Hacerse cargo de una empresa no es para nada fácil, a veces tienes que hacer sacrificios- me dice gruñona- Sabes tener tanto dinero, no es tan divertido como la gente puede llegar a pensar, debes trabajar para retenerlo, trabajar para no perderlo y trabajar mucho más para multiplicarlo-su mirada se desvía con algo de melancolía- Por lo que tienes hay que sacrificarse, una de las lecciones de mi madre- me sonríe triste.-Tu madre necesita algún tipo de terapia
*Elizabeth*-Llevamos casi dos horas sentadas en unas sillas esperando frente al escritorio de tu tío, que cómicamente es él ¡jefe de departamento de policía! - suelto furiosa- Este día fue casi perfecto, admito que si me impresionaste como nadie lo ha hecho, jamás pensé que nuestra cita terminaría en la estación de policía por estar arrestadas por allanamiento a propiedad privada- respiro profundo para tratar de relajarme, miro a Morgan que ahoga su risa-Debes admitir que la cita fue fuera de lo común- soltó una risa nerviosa-No te estreses, no estamos arrestadas Elizabeth, solo detenidas- al escuchar eso la fulmino con la mirada- Mira, yo tampoco pensé que terminaría así, para serte honesta pensé que terminaríamos en la parte trasera de la camioneta haciendo el amor, pero obviamente algo salió mal- suspira divertida, la sonrisa en el rostro de Morgan hace que me hierva la sangre- No te enojes Cruela, esta es una aventura romántica.-¡Es mejor que te calles, Morgan! Porque te juro
*Johan Carfax*La revista de farándula más popular del país se ha tomado la diligente tarea de tomarme como su payaso personal, burlándose, haciendo comentarios malintencionados y desagradables sobre mi persona, inmiscuyéndose en mi vida personal, hasta especulando sobre mis preferencias sexuales, lo único que puedo hacer en estos momentos era apretar los dientes y aparentar que las palabras que se escribían sobre mí no me interesaban.Pero no hay nada más malditamente molesto que escuchar como Leonela Carfax lee con completo desdén esas palabras mientras me mira con reproche y fastidio.“Johan Leví Carfax sigue en la cúspide de nuestra lista de solteros más deseados, este bombón griego se mantiene como uno de los hombres más hermosos y perfectos, físicamente hablando, porque si indagamos en sus conquistas románticas nos encontraremos con una muy impresionante lista de decepciones amorosas que nos hacen cuestionar, si este dios griego tiene algo mal en su persona que hace que las muje