Tenían casi un mes viviendo al norte de Italia. Los cambios en Alessandra eran notorios y eso la hacía sentir relajada. Dejó de tomar las pastillas para dormir, sus pesadillas se detuvieron y sí, también aumentó de peso. Los vecinos eran personas jóvenes con hijos y eran muy amables con ellos. La mayoría creía que eran una pareja de recién casados y a ninguno le molestaba ese trato que le daban. Llevaban una vida normal y aburrida. Alessandra vagamente pensaba en su pasado, pero siempre le venía a la mente su bebé. Ella no había tenido noticias sobre la organización, su hermano o Andrea. En cambio, Dereck, no paraba de informar sobre ella a Fabrizio. Andrea no quería hablar, así que Alessandro estaba por asesinarlo. El mayor de los De Santis, había acabado con todas las personas que apoyaban a Andrea y cada día le llevaba una muestra a su padre, para que viera lo solo que estaba. Dereck estaba siendo presionado por sus jefes y ya no sabía que más hacer para posponer la reunión. El t
Volvieron a casa como si nada pasara, aunque a Dereck le pasaba de todo. Alessandra fue a tomar un baño caliente, ya que empezaba el clima frío y él, sacó su ordenador y revisó lo que había en el pendrive. Toda la información de Andrea De Santis se encontraba en ese pequeño objeto. Su jefe quería que se lo enviara a Fabrizio, a cambio de la cabeza de la persona que llevaba el supermercado.Así trabajaban ellos, un infiltrado conseguía información y se intercambiaban por cualquier cosa. Andrea tenía muchos delitos que la policía internacional quería y estaban negociando una cabeza por otra, al perder el rastro de Andrea.—¿Cómo se lo digo? —le envió la información a Fabrizio, como le fue ordenado y suspiró. Él había prometido encontrar a Thomas y eso hizo. Sabía en donde estaba el cuerpo del hombre que más había amado Alessandra y tenía miedo. No por él, realmente tenía miedo de saber la reacción de ella. Probablemente, Alessandra querría ir rápidamente por él y olvidar lo que ellos e
No había nada peor para ellos que el sentimiento que tenían en ese momento. Alessandra creía que tal vez, estando juntos una última vez, él se llevaría un recuerdo de lo que habían vivido. No podía decir libremente como se sentía, ella sentía terror de admitir algo fuera de sus límites. Recordaba a la perfección cada palabra de Dereck cuando hacía referencia a los sentimientos. Ella también había pasado demasiado y sí, ellos habían superado sus diferencias, pero al ver la actitud de su guardaespaldas, supo rápidamente que las cosas iban a cambiar.—Siento que esto no está bien, Alessandra —Dereck se detuvo y se sentó en la cama.—¿Acaso no me deseas? —se volvió a poner la camisa y se sentó en la cama también—. ¿No quieres estar conmigo?Ella sintió una punzada en el pecho al escucharlo decir su nombre completo. Una raya más para el dolor que estaba empezando a aflorar.—¿Cómo se te ocurre pensar esas cosas? —señaló el bulto que sobresalía en su pantalón de pijama—. No puedo hacerlo cu
Alessandra mira todo a su alrededor y aunque los recuerdos y la sed de sangre estaban burbujeante en todo su cuerpo, simplemente dió marcha atrás y le entregó el arma a Fabrizio. Andrea sonrió como si hubiese ganado la batalla, pero se le había olvidado, que tenía a dos hombres que lo odiaban profundamente.—¿Qué estás haciendo, Alessandra? Debes matar a ese traidor —le pidió explicación su hermano, pero ella negó rápidamente con la cabeza.Fabrizio suspiró y llamó a Dereck. Él estuvo viendo desde lo lejos y por un instante, tuvo miedo de que ella accionara el arma.—La mayoría de los rumores que circulan de Alessandra son mentiras. Ella solo está muy jodida. Quédate a su lado por si se desmaya —le ordenó el Capo—. Esta pelea no es mía, así que uno de los dos debe matar a Andrea. —Lo haré yo... —a diferencia de su hermana, a Alessandro nunca le temblaba la mano para hacer valer su voluntad—. Pídele perdón a Ale por todo el daño que le causaste durante tantos años, Andrea.El viejo so
—¡Suéltame! —le exigió a Dereck cuando estuvieron solos.Él se giró y la miró con confusión, pero igualmente la soltó —¿Te estás enojando conmigo, Alessa? ¿Qué hice para tener la culpa esta vez? —le preguntó con confusión.—¡No debes enfrentarte así a las personas! ¿Acaso no te das cuenta de que podrías morir, Dereck? —sus ojos se llenaron de lágrimas—. No tienes siete vidas y tú no conoces a Sasha.—¿Tú si lo conoces, Alessandra? ¿Tú si sabes de lo que es él capaz? —la miró fríamente.—Nací en la mafia. Por supuesto que sé quién es quién en este lugar. Dereck, no tienes poder suficiente para enfrentarlo —pasó las manos por su rostro—. Puedes ser muy bueno en tu trabajo, pero...—No tendré el mismo poder que ellos, pero manejo la misma cantidad de violencia y conocidos que en la mafia, Alessandra.—No lo entenderías... —suspiró, y caminó hacia la ventana. Estaban en la mansión de Fabrizio y los dos lo estaban esperando.—¿Estás aceptando tu destino junto a Sasha? —ella lo escuchó, pe
Dos días después, de haber enterrado a Thomas, Alessandra había regresado a Sicilia una vez más. Decidió no tener sus cenizas porque ella necesitaba tener un lugar al aire libre en donde poder hablar con él. Fue triste la despedida y lloró el día que lo recibió y el día que lo enterró. Agradeció enormemente la presencia de su familia... La mafia.Por primera vez, la habían apoyado sin causar más dolor a su vida. La Cosa Nostra rindió respeto a su primer amor y los aliados también. Conoció a los cinco hombres pertenecientes al Sacerdocio. Una organización de mafiosos que se unieron para tener el control de las calles de Europa. Nadie quería toparse con ellos. Solo que llegó un poco tarde la ayuda para ella. Fabrizio creó esa unión para evitar que más personas sufrieran lo que ella vivió. Él, era el fundador de esa organización, el segundo al mando era Kylian, líder de la mafia irlandesa, Nikolas, líder de la mafia griega, Sasha, líder de la mafia rusa, y Maksym, líder de la mafia pol
Alessandra comió bajo la atenta y fría mirada de Dereck. Ninguno se volvió a dirigir nuevamente la palabra y siguieron como si nada. Los días fueron pasando y veía las interacciones entre Sasha y ella. Estaba dolido y cansado. Alessandra era toda una dama y jamás permitió que el mafioso le pusiera una mano encima. Solo le dolía verla salir con él y disfrutar las citas. Justo el día antes de que terminara el tiempo que le habían pautado a que ellos salieran, Dereck tuvo que salir del país por razones personales. Alessandra suspiró y miró hacia el jardín de la mansión de Fabrizio. Ella ya no sabía a qué persona de la mafia pertenecía, solo estaba en cualquier lado y regresaba a su antigua casa a dormir. —¿Tan malo es vivir aquí? —le preguntó Kassia, sentándose a su lado.—Mi guardaespaldas tuvo asuntos personales que atender y se fue ayer en la mañana. No tengo quien me cuide y se me prohíbe salir de casa. Podría ser peor, pero ya las citas con Sasha se suspendieron —fue lo único bu
Alessandra tenía cinco horas en una base militar, rodeada de mucha gente uniformada. Su hermano estaba siendo interrogado sin ni siquiera dejarle tener un abogado. Para empezar, el abogado era Fabrizio, y para terminar, estaba hablando con alguien importante en la policía. Ella pidió que le permitieran ver a Antonella, quería saber por qué estaba acusando a Alessandro. Sabía que él era el culpable, pero jamás imaginó que abriría la boca. Tampoco había visto a Dereck y sí, ella tuvo la oportunidad de pensar en lo que le propuso, pero hacerlo renunciar a su vida y meterlo a la mafia... No era algo que le agradaba.Ella no tenía más rencores, las personas que la lastimaron ya no estaban. El amor de su hermano había regresado y su Thomas estaba con ella, pero no metería a alguien que parecía feliz con lo que hacía.Entró al lugar en donde estaban las celdas y vió a Antonella sentada en el suelo meditando.—Apareció la zorra menor. Eso quiere decir que Alessandro está preso —se burló—. M