“Estoy bien. ¿Y usted?", respondió Briana, sintiéndose confundida.
“Tuve una noche terrible. Otra vez fui a su habitación. Sabes, hablar contigo me hace sentir un poco más ligero. Es como si estuviera hablando con Lucía".
—Algo así—comentó Briana y comenzó a beber su taza de té.
—Cariño, yo que fuera tú..—empezó su madre.
—Pero yo no soy tú—interrumpió Briana, mirándola con tristeza.
—Tienes razón. Tú tienes un corazón demasiado noble—dijo su madre con cariño.
*******
Briana lo miró con confusión mientras Lautaro se acercaba a ella.
—¿Cómo estás, Briana? —preguntó acercándose, y la miró de una manera que ella no comprendió.
—Estoy bien. ¿Y usted? —respondió Briana, intentando disimular su sorpresa.
—Tuve una noche terrible. Otra vez fui a la habitación de ella. Sabes, hablar contigo me hace sentir un poco más liviano. Es como si estuviera hablando con Lucía—comentó Lautaro, con nostalgia en su voz.
Briana se sintió desconcertada ante sus palabras. No sabía cómo responder. Su mente estaba llena de pensamientos y emociones encontradas. No quería herir a Lautaro, pero tampoco podía seguir ocultando la verdad.
—Lautaro, tenemos que hablar—dijo Briana, tomando una respiración profunda.
Lautaro la miró con curiosidad y preocupación en sus ojos.
—Hay algo que necesito decirte... algo que he estado guardando por mucho tiempo—continuó Briana, con determinación.
Ambos se sentaron en un lugar tranquilo, y Briana comenzó a contarle la verdad sobre Lucía, las cartas, y su relación con Eduardo. Explicó todo con sinceridad, sin ocultar nada.
Lautaro escuchó en silencio, con una expresión de asombro en su rostro. Al finalizar, permaneció en silencio por un momento, procesando la información.
—No puedo creerlo..—susurró Lautaro, con tristeza en su voz—No tenía idea de todo esto. Siento haber sido tan ciego.
Briana puso una mano en su hombro, mostrando compasión.
—No es tu culpa, Lautaro. Lucía sabía cómo manipular las situaciones. Pero ahora que lo sabes, puedes tomar decisiones basadas en la verdad—le dijo Briana, reconfortándolo.
Lautaro asintió, agradecido por la honestidad de Briana.
—Gracias por contármelo, Briana. Es difícil de procesar, pero necesitaba saber la verdad—expresó Lautaro, con una mezcla de tristeza y alivio en su voz.
Briana y Lautaro continuaron conversando durante un tiempo, compartiendo sus sentimientos y apoyándose mutuamente. Aunque las cosas se complicaron, ambos sabían que la verdad era el primer paso para encontrar la felicidad y seguir adelante. Juntos, decidieron enfrentar los desafíos que les esperaban y aprender de las lecciones del pasado.
—¿Brianna? ¿estas ahi?
—Lo lamento mamá, me quedé dormida en el sofá.
Brianan se lamentó porque aquello había sido tan real.
Era extraño compartir ese secreto con alguien y sentir cómo una carga se aligeraba de sus hombros. Se puso de pie, ignorando el reclamo de su estómago, ya que no había comido, y decidió ir al trabajo. Se vistió con unos cómodos pantalones vaqueros y un suéter marrón que le llegaba a la cintura. Se calzó unas zapatillas grises y se dirigió hacia su coche Honda estacionado afuera. Justo cuando llegaba a su coche, chocó accidentalmente con Eduardo.
“Hola, guapa"“, dijoEduardo con una sonrisa coqueta mientras se ajustaba la corbata.
“Hola", murmuró Briana, ignorándolo y pasando junto a él.
“¿Quieres salir esta noche?", preguntó Eduardo con dudas.
“Claro", respondió Briana distraída, mientras miraba unas cartas que habían llegado a la casa.
“Briana, ¿me estás escuchando?", preguntó Eduardo.
“Sí, te estoy escuchando", respondió Briana, justo cuando vio cómo alguien le arrebataba las cartas de la mano.
“Esto es muy bonito", comentó Eduardo coquetamente, mirándola a los ojos.
Justo en ese instante, Lautaro apareció en la sala y al ver a Briana tomada de la mano con Eduardo, sintió una extraña molestia.
“¿Van a estar haciendo eso en el trabajo?", preguntó de manera arrogante.
“Lo lamento, señor"“, dijoBriana apartándose de Eduardo.
“¿No tienes algo mejor que hacer, moso?", preguntó a Eduardo, quien rápidamente desapareció de su vista.
“¿Cómo estás, Briana?", preguntó acercándose a ella y mirándola de una manera que ella no comprendió.
“Estoy bien. ¿Y usted?", respondió Briana, sintiéndose confundida.
“Tuve una noche terrible. Otra vez fui a su habitación. Sabes, hablar contigo me hace sentir un poco más ligero. Es como si estuviera hablando con Lucía".
Briana, con incomodidad, asintió pero evitó mirarlo a los ojos.
“La echo de menos. Ella se preocupaba tanto por todos. Se preocupaba por mí. Cada vez que me despertaba, ya tenía el desayuno listo. Siempre me dejaba cartas hermosas de amor", suspiró Briana al escucharlo.
“Si tan solo supiera que esas cartas las escribía yo para él”, pensó Britana.
A Lucía no le importaba en absoluto, pero le pedí a Briana que escribiera dedicatorias de amor cada día, fingiendo que eran de Lucía. Briana, de hecho, no sé si lo hacía por Lucía, sino que ella misma dejaba sus propias dedicatorias de amor, pero a nombre de otra persona.
“Claro", respondió Briana con desgano, y luego dijo, interrumpiendo:
"Entonces, tú eres una parte de mi bella esposa. Me siento tan cómodo cada vez que hablo contigo. La verdad es que eres mi única amiga. Sé que eres amiga de mi..."
“Sí, de Lucía", interrumpió Briana, completando la frase.
“Estar a tu lado me hace sentir un poco más entero, y no tan lastimado", añadió Lautaro.
“Creo que es tiempo de que me vaya", comentó Briana, alejándose de su lado.
“Mírame, ¿quieres que salgamos al parque con Emma?", preguntó Lautaro, sorprendiendo a ambos. Era la primera vez después de todo ese largo año que él proponía salir de la casa.
“Claro", respondió Briana, sorprendida, y él la soltó.
“Gracias"“, dijoLautaro con una sonrisa enorme, dejando a Briana confundida. Él se acercó a Emma.
“Hola cariño, ¿cómo estás?", preguntó.
“Estoy muy emocionada por ir al jardín. Es genial que vayamos al parque", respondió Emma con entusiasmo.
“Eso te iba a pedir", comentó Lautaro acercándose a ellas.
“¿Qué cosa?", preguntó Briana confusa.
“Puedes llevarla hoy para comprarle todo lo que necesite"“, dijoLautaro.
“Claro", respondió Briana, y Lautaro le entregó la tarjeta.
“También pueden ir a comprar helado", agregó Lautaro.
“Señor, no puedo usar su tarjeta, está a su nombre", interrumpió Briana.
“Tienes razón, entonces te acompañaré"“, dijoLautaro.
“¿Saldremos contigo, papá?", preguntó Emma inocentemente, emocionada.
“Sí, cariño, iremos a pasear", respondió Lautaro, y Briana sintió que su corazón latía rápidamente. No dijo nada, simplemente salió por la puerta.
“Briana, gracias por esto", comentó Lautaro, y ella asintió. Si tan solo supiera lo que realmente estaba pensando. Se sentía culpable, pero no dijo nada.
Lautaro apareció junto a las dos mujeres, caminando en dirección a su vehículo.
“Vamos en mi auto", comentó mientras se subía, y Briana le ajustaba el cinturón de seguridad.
“Listo, cariño"“, dijoBriana, y se sentó en el asiento del copiloto.
“Tendríamos que hacer esto más seguido", propuso Lautaro, y avanzaron hacia el centro.
“Claro, señor", respondió Briana mirando hacia la ventana.
“¿Cómo está siendo tu día?", preguntó Lautaro curioso.
“Normal", respondió Briana sin añadir nada más.
“Siempre eres callada, pero eres muy buena escuchando", comentó Lautaro.
“Puede ser"“, dijoBriana sin querer añadir nada más.
“Lucía hablaba mucho. Me encantaba escucharla. Ella hablaba de tantas cosas y también te mencionaba muy seguido a ti"“, dijoLautaro levantando una ceja.
“¿A mí?", preguntó curiosa Briana.
“Sí, hablaba muy bien de ti. Decía que eras una excelente amiga y que te quería mucho. Ella era una mujer excepcional. Jamás habló mal de nadie", afirmó Lautaro.
“Claro que no, Lucía era así"“, dijoBriana con una sonrisa triste y falsa.
“Aún recuerdo los paseos que daba con ella. Creo que es difícil para mí estar lejos de ella"“, dijoLautaro con nostalgia.
“Supongo que sí", comentó Briana, suspirando y cruzando los brazos.
“Le gustaba mucho salir. Íbamos al centro comercial y siempre se perdía entre todas las cosas. Siempre salía con muchas bolsas, pero siempre se acordaba de mí y me daba un regalo"“, dijoLautaro.
“¿Un regalo de 10 bolsas que ella misma se había comprado?", preguntó Briana con sarcasmo, pero lo disimuló.
“Sí, a pesar de que ella estaba muy entretenida comprando cosas para ella, siempre se acordaba de mí y eso lo valoraba tanto. Y ahora la extraño tanto por eso", respondió Lautaro, poniendo los ojos en blanco, sin darse cuenta de su propia actitud.“En qué piensas, Briana", preguntó Lautaro mientras doblaban en una rotonda y Briana sostenía con delicadeza el cinturón.“En nada", comentó Briana.“Creo que si estuviera aquí, Lucía estaría hablando por ti", comentó Lautaro divertido, y Briana se mordió los labios con enojo.“Claro", respondió Briana.“¿O quieres que te compre ropa?", preguntó Lautaro de repente, y Briana miró su atuendo y luego a él.“¿Por qué? ¿Tengo algo mal puesto?", preguntó Briana dudosa.“No, no es eso", respondió Lautaro.En ese pequeño instante, ambos se sintieron bastante confundidos. El corazón de Briana latía de una manera extraña cuando Lautaro le quitó un mechón de la mejilla. Briana se quedó perpleja, era la primera vez que él la tocaba.Briana sintió sus me
“Tengo que ir a la empresa, vamos”, propuso mientras avanzaba. Emma hizo una mueca, quería seguir paseando con su padre y había soñado con tomar un helado. “Ibamos a comer un helado”, comentó Emma con lágrimas en los ojos.Briana se sintió triste.“Tengo que ir a trabajar”, comentó Lautaro sin mirarla.“¿Puedes detenerte y mirar a tu hija?”, preguntó Briana molesta, ya que Lautaro siempre había puesto por encima de todo a cualquier cosa menos a su hija.“¿Qué?”, preguntó desganado, y en cuanto vio a Emma al borde del llanto, se dio cuenta.“Lo lamento, cariño. Vamos a comer un helado”“, dijoLautaro.““Sí”, exclamó Emma con felicidad mientras abrazaba a su padre.Briana pasó por su lado y dijo:“Todavía tienes muchas cosas importantes, solo que tú no te das cuenta". “¿Quieres subirte a mi regazo, cariño?”, preguntó a Emma.“Sí, papá”, respondió.Juntos avanzaron en la silla de ruedas.Después llegaron a casa, Emma estaba feliz porque había tomado helado con su padre. Briana decidió
Al día siguiente, Lautaro se despertó con algo que lo tenía muy convencido. Se casaría, tal como lo decían todas las mujeres. Él se casaría con otra mujer. Y pensó en Briana, ella era la ideal, ella era la persona más cercana que podía tener en lugar de su amada Lucía. Además, supuso que ella no podría rechazarlo como una forma de agradecerle por la amistad que habían tenido. Por ese motivo, en cuanto se levantó y se sentó en la silla de ruedas con esa convicción, fue directo hacia el salón. Esperaba con ansias mirando hacia la puerta, esperando que Briana pudiera ingresar por ella y hablar. Hasta que lo hizo, esperó durante una hora, pero no le importó.“Señorita Briana, ¿podemos hablar?”, preguntó, y Briana dio un respingo al darse cuenta de que no lo había visto.“Claro
Se encontraba dando vueltas en su cama. No había podido dormir, comía mucho menos después de pensar lo guapo que se veía Eduardo con ese ramo de flores. La había dejado encantada. Nunca había pensado que un hombre podía verse así de bonito. Su corazón suspiró tanto por él que enseguida supo que estaba perdida.Sin embargo, esa mañana, cuando llegó al trabajo, lo encontró a Lautaro acercándose a ella con su taza de café. La miró curioso y preguntó:"¿Cómo estás hoy?" Ella se encontraba junto a Emma, que ya había regresado del jardín y se encontraba tan entusiasmada que no paraba de hablar."¿Verdad que no paro de hablar?"“, dijoEmma cariñosamente."¿Cómo quieres ir a jugar al jardín?", preguntó Lautaro hacia Emma."S
“No puedo hacer nada para esto"“, dijoBriana.“Claro que puedes, mándalo al demonio. Tienes un mes para pensarlo, Briana. Yo que tú lo dejo"“, dijoMelissa.“No puedo, lo quiero tanto", expresó Briana con dolor, y su amiga puso los ojos en blanco.“¿De verdad vas a decir eso?", preguntó Melissa.“Sí", comentó Briana avergonzada, y Melissa suspiró.“De igual forma, si sufres o si sales llorando, voy a estar aquí para ti", comentó Melissa y tomó la mano de Briana.“Gracias"“, dijoBriana.“De nada. Creo que tienes que ser más fuerte", concluyó Melissa.“Soy fuerte", comentó Briana y Melissa la miró.“¿De verdad?",
“Deberías dedicarte a esto", comentó Lautaro de repente, mientras saboreaba su cuchara.“¿Tú crees?", preguntó Briana con una sonrisa tímida.“Claro, el pastel no solo está parejo y perfecto, sino que tiene unos sabores únicos que nunca había probado. Está riquísimo", afirmó Lautaro.“Eso es gracias al chocolate", comentó Briana humildemente encogiéndose de hombros.“Pero me parece que está muy rico", agregó Lautaro.“Bueno, como tú digas, Lautaro", comentó Briana divertida, y él se rió.“Sé que quieres ser humilde y no admitir que sabes cocinar, pero te quedó muy rico"“, dijoLautaro apreciando el esfuerzo de Briana.“Es uno de mis sueños",
“Descansa, bonita”“, dijoLautaro y volvió a su posición inicial.En toda su vida, Briana nunca se había sentido tan extraña. Su corazón estaba a punto de explotar. Cuando Lautaro cerró los ojos, ella suspiró aliviada y también hizo lo mismo, sabiendo que él estaba ahí con ella.En medio de la noche, Briana se despertó varias veces para comprobar la respiración y los latidos de Lautaro, y luego volvía a dormir.Cuando amaneció, Briana se estiró con pereza y de pronto recordó a Lautaro. Se dio la vuelta tan rápido que sus labios se encontraron con los de él. Era la primera vez que probaba sus labios, aunque había sido en un accidente. Además, Lautaro estaba dormido.Avergonzada, Briana se separó y tocó sus propios labios con cuidado.
“Nada” , respondió llorando, pero su madre no comprendía. Laura quería saber qué le pasaba a su hija, pero a pesar de insistir, solo obtenía respuestas monosilábicas. Intentó preguntarle nuevamente qué ocurría.“Mamá, quiero estar sola”, dijo, y de repente se dio cuenta de lo que había hecho.“Lo lamento, mamá, solo que...”“No te cases con él”.“Ya acepté la propuesta, mamá.“Vas a sufrir, y no le debes ninguna promesa a nadie. Tienes que ver lo que te hace feliz a ti, no a los demás, comentó Laura molesta con su hija por ser tan buena”.“Él me necesita también. Si vieras la manera en la que lo encontré, arrojado en el suelo, abrazando un trozo de tela&rdquo