—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Víctor, preocupado. Estaba en el despacho de Rafael en su mansión. Catherine se esfumó por completo luego de dejar a David sin dinero en su caja de ahorros. —Hablaré con mis contactos para que la encuentren, es cuestión de tiempo —comentó el castaño, mandando varios mensajes—. ¿Te preocupa lo que haga con el niño? —¡Pues obvio! Ella está completamente loca. No cuidará de él, y mientras más tiempo pase… —No quiso ni decirlo—. Olvídalo. Rafael sabía que mientras más tiempo pase, mayor probabilidad de encontrar al niño en mal estado de salud. Catherine había demostrado ser una sinvergüenza. Mónica abrió la puerta y entró, se había enterado de lo sucedido. —Acaba de jodernos todo el plan, ¿verdad? —Lamentablemente, hasta que no la encontremos, no podemos hacer nada —murmuró su esposo, frunciendo el ceño—. Ni David podrá divorciarse, ni Víctor podrá pelear por la custodia de su hijo. —Hay que encontrarla —Se levantó el pelinegro, furioso—. No la piens
—Ya hablé con los oficiales y abrieron un caso para encontrarla —comentó David. —Oh, esa mujer se ha vuelto loca —Delia juntó ambas manos. —Mira nada más cómo te dejó —Arrugó la frente. Delia tenía varios rasguños en la cara que le dejarían cicatrices, y un moretón en el brazo. Le contó a su jefe que forcejeó con la mujer para quitarle al niño, ya que Mateo no dejaba de llorar porque no se quería ir. Los padres de David llegaron en un abrir y cerrar de ojos después de ser avisados por su hijo. —¡David! —Su madre lo abrazó—. ¿Sabes lo humillante que fue para nosotros toda esta noticia? —Mamá, no empieces. —Prepararé el té —Delia se marchó con una reverencia. —No debería de preocuparte ya ese niño, no es tuyo —refutó la señora, molesta—. Y pensar que le dimos muchos juguetes. —¡Rowena! —su marido la regañó—. No le hagas caso a tu madre, David. Tal vez lo mejor sea no seguir fingiendo ser el padre de ese niño, pero tampoco deberías permitir que esa mujer se salga con la suya. —
El fin de semana llegó, y Mónica estaba terminando de peinar a su hija para poder irse junto a su esposo. Se esforzó para que quedara adorable. —¿Dónde vamos? —preguntó con inocencia. Rafael estaba con ellas y sonrió. —Es una sorpresa. —Tu padre quiere llevarnos a un lugar que te encantará —la animó Mónica—. Estás lista, mi niña. Le hizo dos coletas, ya que su cabello estaba bastante largo y así le gustaba. Ese tono rubio, le recordaba mucho al de su ex esposo, pero no dejaría que le afectara.—¡Vámonos! —Victoria se levantó de la silla. Tomó la mano de su madre y la familia salió de la mansión para irse en auto. Rafael planeaba llevar a la pequeña a un parque de diversiones que era especialmente para niños pequeños. Ya estando en el auto, Mónica usó su espejito para maquillarse, ya que se le había hecho tarde al arreglar primero a Victoria. —¿Cómo va el caso de Catherine? Supe que abrieron uno con la policía —inquirió ella, echándose polvo. —La policía jamás la encontrará, e
Los meses estaban pasando en un abrir y cerrar de ojos, ya David no soportaba la agonía de no saber dónde estaba su hijo, pues la policía lo llenaba de pretextos. El pobre hombre gastó la mayor parte de su dinero en alcohol, y aprovechó su situación desesperada para conseguir clientes justo como se lo recomendaron sus padres. Por otro lado, Alejandro se reunió con Rafael porque según había conseguido la ubicación de Catherine. —¿Y bien? —preguntó. —Uno de mis subordinados consiguió la información —Alejandro se acercó al escritorio de su yerno y le entregó varias fotografías juntas—. Esto es peor de lo que imaginaba. ¿Cómo una persona puede hacerle tanto daño a un niño? Rafael frunció el ceño, Mónica llegó justo en ese momento y casi tiró la puerta, porque ella también quería saber el estado en el que se encontraba Mateo. —No me excluyan en este tipo de temas, por favor —pidió, hundiendo ambas cejas—. Yo también quiero ayudar. —Hija, deja que tu padre se encargue de esto… —El ma
El día más esperado había llegado, Víctor se reunió con Alejandro en la mansión Rowling, y tenía que admitir que estaba cagado de miedo al saber que ese hombre era el líder de la mafia. Pasar mucho tiempo con Rafael, hacía que descubriera lo peligroso que era. Con razón David le tenía tanto miedo. —¿Por qué tan tenso, muchacho? —El mafioso le palmeó el hombro a modo de broma—. Estoy de tu lado. —N-no estoy tenso… —Tienes que ver esto, estoy seguro de que se te quitará la tranquilidad —habló Rafael, entregando las fotografías comprometedoras. Víctor las tomó, todos estaban en la salida, y sus ojos se abrieron como platos al ver el estado de su único hijo. Cada moretón que veía en Mateo, le generaba una fuerte punzada de golpear a Catherine, aunque fuera mujer. No pudo ver todas las fotos, se las devolvió a Rafael cuando ya no pudo más. Sobó su cabeza, y echó su cabello hacia atrás porque le parecía imposible. —Esa mujer… —susurró, mordiéndose una uña—. No la voy a perdonar jamás
Elsa estaba cuidando de Victoria junto a Camilo, se había vuelto costumbre que él las acompañara en sus momentos libres. —Es increíble cómo el karma siempre llega, ¿no? —habló él. —¿Lo dices por lo que está ocurriendo con el ex de Mónica? Victoria estaba concentrada en armar su casita de muñecas, esa que le había regalado su abuelo hace un tiempo. No le prestó atención a la conversación que tenían los adultos. —Precisamente por eso —El hombre se acomodó, estaban sentados en el suelo de la sala. Mónica atravesó la puerta, era la hora del baño de su hija, por lo que fue a buscarla. Además, necesitaba distraer su mente porque sabía que su padre había ido a buscar a Catherine. —Bebé —La llamó—. Es hora del baño. —No termino —refutó la pequeña. —Y aquí es cuando se pone terca —bromeó Elsa, dándole un codazo a Camilo. Sus piernas chocaban, pero era algo de lo que ella no se había percatado aún, le restó importancia. En cambio, el corazón de Camilo se volvió loco dentro de su pecho.
—Buscamos a una tal Catherine Lambert —habló Alejandro. La recepcionista lo vio extrañada, buscó el nombre en su computadora y dio error. —Lo siento, no recuerdo haber registrado a una persona con ese nombre —expresó—. ¿No estarán equivocados? —¿Ves? Te lo dije —miró a Víctor con cara de: yo tenía razón—. Estamos buscando a una mujer pelirroja de ojos verdes, cuerpo de modelo y está acompañada de un niño. La mujer frente a ellos se quedó pensando, hasta que un bombillo se alumbró en su cabeza. Había una mujer hospedada desde hace más de una semana, tenía esas características. —Creo que ya sé de quién me hablas —Tecleó un nombre diferente—. Malena Watson. Por lo general, las personas no duran más de una semana en este hotel, pero ella es diferente… Es como si no tuviera a dónde ir. —Y se la pasa de hotel en hotel —añadió Alejandro—. ¿Me puede decir el número de habitación? Ella frunció el ceño, porque recordó algo extra. —Tengo que mencionar el hecho de que a la señorita la vis
—¿En verdad creíste que podías escapar? —se burló el castaño—. Es gracioso. —¿Qué le hiciste? —indagó Víctor, al ver que Catherine no movía ni un pelo. El estado de shock en el que había quedado, no la dejaba ni hablar. Con suerte podía mover los ojos, pero les estaba dando la espalda a ellos. —Tranquilo, solo fue un leve choque eléctrico que le provoca parálisis, se le quitará en un par de minutos —explicó—. Ahora, busquemos al niño. Inhaló hondo. Mateo no se veía por ningún lado, y eso que la habitación era pequeña. Víctor revisó el armario, y tampoco había rastros. La única puerta extra que quedaba por revisar, era el baño. —Supongo que lo encerró en el baño —murmuró Alejandro—. Ve por él, estará feliz de ver una cara conocida. Yo estaré pendiente de esta loca. —Muy bien.Víctor se preparó mentalmente para reencontrarse con su hijo, estaba preocupado por su estado de salud. ¿Lo recordaría? ¿O se asustaría al verlo? Abrió con cautela la puerta del baño, le quitó el seguro c