Capítulo 111: Dura pérdida

Rowena llegó justo a tiempo al auto de David, era uno que había alquilado porque también tuvo que vender el suyo. El hombre al ver a su madre desesperada por subir, arrancó el vehículo de una vez por todas.

La mujer estaba sudando, llevaba a Victoria en brazos, completamente dormida. Había conseguido su objetivo.

—Veo que tuviste problemas —mencionó su hijo.

—Pude resolverlos, no te preocupes por eso —dijo, entre dientes—. Concéntrate en mantenerte oculto como hasta ahora. Rafael todavía no sabe dónde vivimos.

—Porque casi no hemos salido, mamá.

—Sabrán que fui yo… —Se mordió una uña.

—¿Y quién te vio? —Frunció el ceño, quiso golpear el volante.

—La niñera y Mateo.

—¡¿Mateo?! ¿Estamos hablando de ese Mateo? —inquirió, exaltado por la confesión.

—¡¿Y de qué otro Mateo crees que hablo?! —exclamó, todo con David se volvió una discusión constante.

Nunca estaban de acuerdo en nada, como en el pasado. Pasaron de tener una excelente relación de madre e hijo, a una cutre.

Y todo de
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