Lucas —El supuesto doctor Wilson está completamente desaparecido, y con él toda la información que podíamos tener de la salud de la señora Dalila — me decía Owens al teléfono. Era todo particularmente raro, pero qué no lo era en estos últimos días. —El único avance que encontramos es que el auto ni siquiera era del estado de Nueva York, sino que venía del norte. Buscamos al propietario y solo hace poco tiempo había dicho que estaba robado— —Tiene que ser entonces algo de mentira, quizás lo había prestado con otros fines o vendido y solo después de lo que sucedió fue que lo declaró como robado— digo. —Esa es la teoría que también nosotros manejamos. Además de eso había una especie de llavero, un adorno colgado en el auto... — —¿Tienen alguna foto o idea de qué podría ser? — Recibía en mi celular la imagen de lo que parece ser un amuleto pero uno muy particular utilizado en juegos de azar, uno que yo conocía muy bien. Tenía un trébol de la suerte y recuerdo lo que ella me había
Dalila—Entonces es cierto…—dice él, y su cara es de sorpresa y a la vez de angustia, sin duda es una confirmación.—¿Lo sabías? ¿Realmente lo sabías desde hace tiempo?— pregunto aún incrédula. Él parece ahora extremadamente preocupado. —¡No! ¡Por supuesto que no! Me enteré hace poco…— dice.—¡Lo juro Dalila! ¡Por favor tienes que creerme! Te lo suplico… — me insiste. Yo no puedo más.—Yo… yo estaba embarazada cuando sucedió el accidente…y me dejaste ahí… sola, tirada. Yo… perdí ese bebé… nuestro bebé…— digo y sin poder evitarlo me echó a llorar, me acerco a la cama y me siento desesperada, él se acerca a mí y se arrodilla frente a mí, angustiado. —Yo jamás... jamás te hubiese dejado sola y embarazada tal como dices. Me siento el peor hombre del mundo solo con saberlo. Ni siquiera tenía sospechas, puesto que estaba seguro de que se me dificultaba tener hijos y ahora lo confirmé— dice él y ahora yo lo miro aturdida. No puede ser. —¿Crees... que no era tuyo? ¿Crees que existe la posi
DalilaY ahora siento que cayera en un precipicio sin fondo. Me sentía culpable por lo que había hecho mi familia y me sentía destrozada. Por más que él dijera que yo no tuviera nada que ver. —¿Cómo puedes estar tan seguro de que yo no tuve nada que ver en eso, cómo puedes siquiera haber podido perdonarme?—digo y otra vez él se acerca a mí intentando consolarme, atento… como si él no fuera aquí y el perjudicado por las acciones terribles de mi familia, acciones que no deberían ser perdonadas tan fácilmente. —Porque yo hablé contigo y te conté las cosas que habían sucedido y tú no estabas al tanto. Porque tú incluso me ayudaste… tú tomaste muchas pruebas del proyecto y me las diste. Te expusiste… porque creías que era lo correcto. En contra de tu familia y de todos— dice suplicándome.— Y créeme Dalila cuando te digo que tú no eres una persona qué podría estar metida en algo así… o saberlo y no hacer nada. Yo te conozco y aun cuando tú dudes de nosotros y de tu pasado, yo siempre vo
Lucas Había llenado mi corazón de odio por tantos años y me había concentrado cada momento en vengarme de la peor manera posible. Mi objetivo era vengar a mi padre. Pero ahora quizás empezaba a entender sus palabras y su pedido de buscar a tener una vida feliz y dejar todo esto en el pasado. La felicidad era simplemente tener a alguien para mí, a alguien que pudiera proteger y que considerara más importante que yo mismo, ahora lo entendía. Todo eso que yo había sentido antes, y la necesidad de acabar con mis enemigos había sido nada en comparación a lo que yo sentía en este momento. Me habían quitado una oportunidad de ser feliz. No solo a mí, sino también a ella, Dalila había pasado por tantas cosas. Si yo hubiese sabido que ella estaba embarazada... jamás me hubiese alejado de ella ni hubiese permitido que estuviera sola, sufriendo y desamparada. Solo de pensarlo… me corroía el alma. Yo había estado aquí en la casa molesto por todo lo que había pasado entre nosotros y ella sufr
Lucas Cuando regreso a casa la encuentro profundamente dormida y me alegro de que al final haya podido descansar. —Mi hermosa Lila…— le decía mientras acariciaba su cabello. Veía su cara secándose de las últimas lágrimas, como si aún dormida hubiese seguido llorando, su corazón hecho pedazos. En su mano tenía esa ropa de bebé, era un pequeño trajecito. Tenía algunas manchas, como si había estado guardado en algún lugar, no sabía de dónde lo había sacado. Pareciera que todo esto había hecho que volvieran esos terribles recuerdos. Al día siguiente, tal como él prometí, fui a hablar con mis abogados para que empezaran a hostigar a Claudia con el tema del testamento. Había dejado una copia y el original seguía en casa bajo llave en mi estudio. —Parece ser esto un excelente comienzo, señor Dantes. Creo que hay buenas posibilidades, solo necesitamos hablar con los abogados del señor Ferrero... — dice mi abogada. —¿Qué sucede si ellos niegan de su existencia o no quieren colaborar
Lucas—¡Maldito seas!—Le digo desesperado, por supuesto que ya tenía información de eso, pero que lo diga así tan directamente me golpeaba directamente en el corazón. —¡Eres un monstruo, eres una desgracia y la vas a pagar!— le decía yo.Ernest me veía como si nada, como si fuera un día más en su vida, en donde él comenta todas las atrocidades que ha hecho en su vida. No podía esperar a acabar a este hombre.—Por supuesto que no hay pruebas Dantes… y si las buscas no las vas a encontrar y te lo digo especialmente para que sepas, en caso de que tengas dudas aún, de lo que soy capaz— dice agachándose a verme. —Voy a ir por tu esposa con todo lo que tengo y si crees que lo que hice mal en el pasado, pues prepárate porque siempre tengo nuevas y más interesantes ideas. La usaré como una cosa y luego la desecharé— exclama de forma temeraria, e inclusive puedo ver un brillo de orgullo en sus ojos. —No lo permitiré, juro que no lo permitiré…——Te lo repito de nuevo, debe ser que tu cerebr
DalilaYo podía haber perdido mi memoria, pero nadie me quitaba la idea de que mi esposo estaba tramando algo y en general solía ser a mis espaldas. Sus actividades se reanudaban, pero aún no iba a la empresa y yo sabía que era cuestión de tiempo antes de que se colocara en modo protector.Yo misma había sugerido pocas salidas a la calle, con la esperanza de que él se mantuviera tranquilo pero él seguía increíblemente tenso. Lo veía esquivo y bastante nervioso y por supuesto pensé que era debido a todas las amenazas pero decidí que si él no me quería contar, lo mejor era yo averiguar por mis propios medios, prefería estar preparada.—Octavio, ¿qué es lo que mi esposo no me está diciendo? Sé que algún plan tiene…—le preguntaba.—No… señora quédese tranquila, no es nada. El señor está algo nervioso, es todo…— pero el hombre no me decía nada y al inicio pensaba que era porque era extremadamente fiel a su señor. Luego me di cuenta por la expresión que tenía que realmente no me quería con
Dalila Por un segundo veo que duda. Como si hubiese planeado esto por un buen tiempo, pero ahora que lo tiene que hacer, ahora que tiene que admitir no sabe si ha sido lo correcto… ese es el instante que yo aprovecho. Estoy cansada de ser la víctima aquí y si hay una mínima probabilidad de que él no me crea, de que él simplemente sospeche que yo he estado con otro, estando casada con él... la Dalila de ahora o la Dalila del pasado... es algo que mi corazón simplemente no puede aguantar. —No te preocupes Lucas, te lo voy a poner muy fácil, yo me voy de aquí... — digo y salgo de su estudio —¡Señora, por favor! — escucho que Victoria me llama caminando apurada detrás de mí pero yo sigo adelante. —¿Esto es lo que querías? ¡Hombre tonto y ridículo!— escucho que Octavio le recrimina, pero Lucas no viene hacia mí ni dice nada ni me detiene, y entiendo que él está de acuerdo con esto. Voy directamente a mi cuarto y empiezo a sacar una maleta y meto mis cosas, básicamente a los golpes