Lucas Había llenado mi corazón de odio por tantos años y me había concentrado cada momento en vengarme de la peor manera posible. Mi objetivo era vengar a mi padre. Pero ahora quizás empezaba a entender sus palabras y su pedido de buscar a tener una vida feliz y dejar todo esto en el pasado. La felicidad era simplemente tener a alguien para mí, a alguien que pudiera proteger y que considerara más importante que yo mismo, ahora lo entendía. Todo eso que yo había sentido antes, y la necesidad de acabar con mis enemigos había sido nada en comparación a lo que yo sentía en este momento. Me habían quitado una oportunidad de ser feliz. No solo a mí, sino también a ella, Dalila había pasado por tantas cosas. Si yo hubiese sabido que ella estaba embarazada... jamás me hubiese alejado de ella ni hubiese permitido que estuviera sola, sufriendo y desamparada. Solo de pensarlo… me corroía el alma. Yo había estado aquí en la casa molesto por todo lo que había pasado entre nosotros y ella sufr
Lucas Cuando regreso a casa la encuentro profundamente dormida y me alegro de que al final haya podido descansar. —Mi hermosa Lila…— le decía mientras acariciaba su cabello. Veía su cara secándose de las últimas lágrimas, como si aún dormida hubiese seguido llorando, su corazón hecho pedazos. En su mano tenía esa ropa de bebé, era un pequeño trajecito. Tenía algunas manchas, como si había estado guardado en algún lugar, no sabía de dónde lo había sacado. Pareciera que todo esto había hecho que volvieran esos terribles recuerdos. Al día siguiente, tal como él prometí, fui a hablar con mis abogados para que empezaran a hostigar a Claudia con el tema del testamento. Había dejado una copia y el original seguía en casa bajo llave en mi estudio. —Parece ser esto un excelente comienzo, señor Dantes. Creo que hay buenas posibilidades, solo necesitamos hablar con los abogados del señor Ferrero... — dice mi abogada. —¿Qué sucede si ellos niegan de su existencia o no quieren colaborar
Lucas—¡Maldito seas!—Le digo desesperado, por supuesto que ya tenía información de eso, pero que lo diga así tan directamente me golpeaba directamente en el corazón. —¡Eres un monstruo, eres una desgracia y la vas a pagar!— le decía yo.Ernest me veía como si nada, como si fuera un día más en su vida, en donde él comenta todas las atrocidades que ha hecho en su vida. No podía esperar a acabar a este hombre.—Por supuesto que no hay pruebas Dantes… y si las buscas no las vas a encontrar y te lo digo especialmente para que sepas, en caso de que tengas dudas aún, de lo que soy capaz— dice agachándose a verme. —Voy a ir por tu esposa con todo lo que tengo y si crees que lo que hice mal en el pasado, pues prepárate porque siempre tengo nuevas y más interesantes ideas. La usaré como una cosa y luego la desecharé— exclama de forma temeraria, e inclusive puedo ver un brillo de orgullo en sus ojos. —No lo permitiré, juro que no lo permitiré…——Te lo repito de nuevo, debe ser que tu cerebr
DalilaYo podía haber perdido mi memoria, pero nadie me quitaba la idea de que mi esposo estaba tramando algo y en general solía ser a mis espaldas. Sus actividades se reanudaban, pero aún no iba a la empresa y yo sabía que era cuestión de tiempo antes de que se colocara en modo protector.Yo misma había sugerido pocas salidas a la calle, con la esperanza de que él se mantuviera tranquilo pero él seguía increíblemente tenso. Lo veía esquivo y bastante nervioso y por supuesto pensé que era debido a todas las amenazas pero decidí que si él no me quería contar, lo mejor era yo averiguar por mis propios medios, prefería estar preparada.—Octavio, ¿qué es lo que mi esposo no me está diciendo? Sé que algún plan tiene…—le preguntaba.—No… señora quédese tranquila, no es nada. El señor está algo nervioso, es todo…— pero el hombre no me decía nada y al inicio pensaba que era porque era extremadamente fiel a su señor. Luego me di cuenta por la expresión que tenía que realmente no me quería con
Dalila Por un segundo veo que duda. Como si hubiese planeado esto por un buen tiempo, pero ahora que lo tiene que hacer, ahora que tiene que admitir no sabe si ha sido lo correcto… ese es el instante que yo aprovecho. Estoy cansada de ser la víctima aquí y si hay una mínima probabilidad de que él no me crea, de que él simplemente sospeche que yo he estado con otro, estando casada con él... la Dalila de ahora o la Dalila del pasado... es algo que mi corazón simplemente no puede aguantar. —No te preocupes Lucas, te lo voy a poner muy fácil, yo me voy de aquí... — digo y salgo de su estudio —¡Señora, por favor! — escucho que Victoria me llama caminando apurada detrás de mí pero yo sigo adelante. —¿Esto es lo que querías? ¡Hombre tonto y ridículo!— escucho que Octavio le recrimina, pero Lucas no viene hacia mí ni dice nada ni me detiene, y entiendo que él está de acuerdo con esto. Voy directamente a mi cuarto y empiezo a sacar una maleta y meto mis cosas, básicamente a los golpes
Dalila Años atrás—Por supuesto que lo convencí de que lo escondiera, aunque el abogado es complicado, sabes que era bastante fiel a tu padre— decía el señor Winston lo escuchaba a través del estudio de mi padre. Él por momentos se creía que era parte de la familia y que tenía derecho a todo lo que estaba aquí, pero estaba completamente equivocado. —No te preocupes, es un viejo que debe morir dentro de poco y ya nadie se acordará de esto— escucho la voz de mi hermana. Habían pasado ya meses de la muerte de mi padre y había estado sometida por ella a su voluntad y estaba completamente cansada. Sin mencionar que Claudia quería casarme y entregarme como si yo fuera una cosa.Yo no podía aguantar más esto, tenía que huir o salir de aquí como sea, tenía mucho miedo pero a veces hay que tomar decisiones difíciles que nos van a beneficiar en el futuro. No podía permitir que me vendiera como si yo fuese una vaca. —Mientras ese testamento exista va a haber problemas para hacer todo lo que
Lucas —Señor por favor... ¡Apesta a alcohol!— decía Octavio de forma molesta, mientras recogía papeles y demás cosas que habían quedado dispersas en mi estudio. Prácticamente no había salido de aquí desde que ella se fue. Pocas veces había ido a mi cama, y muchas noches me encontré dormido con la cabeza sobre el escritorio. Era deprimente y denigrante, lo sé. —Vamos, señor... ya es todo lo hemos vivido y sabemos cómo termina. Con usted más amargado que nunca… si es posible— dice mi asistente revoloteando a mi alrededor y les confieso que tengo ganas de sacarlo prácticamente a patadas de aquí. Aunque tiene razón, yo ya tuve mi terrible racha cuando pensé que ella me había dejado, cuando realmente se perdió. Fui un fantasma desgraciado por un año. —Por favor Octavio... si vas a estar por aquí para decirme "te lo dije"...—le digo con una voz ácida. Por supuesto que sabía que tenía que habérselo contado antes. Siempre en nuestro matrimonio hubo tantos secretos, pero ahora, con s
Dalila —Demonios Dalila… hablo en serio cuando te digo que lo he visto bastante mal. Y lo peor es que yo sé que tú lo amas, así que... ¿Para qué seguir con este show?— me decía Carter por teléfono. Me había hostigado ya hace varios días desde que se enteró de que Lucas y yo nos habíamos separado momentáneamente. Por alguna razón estaba molesto, y se lo estaba tomando bastante personal, supongo que por la propia relación con su esposa. Honestamente yo no quería explicarle las razones de nuestra separación. Me daba vergüenza, ¿qué iba a pensar de mí? ¿Qué decirle? Hola… es que mi esposo piensa que estuve con otro y, para remate, me embaracé. —Es simplemente que hay cosas que son difíciles de perdonar... y a veces creemos que conocemos a alguien y resulta que… era todo distinto. Creo que tenía una idea que no resultó ser…— le digo derrotada y él se quedó callado por un momento. —Créeme que sé sobre perdonar y desencantarte con alguien. Pero yo he sabido de ustedes, cada quien por su