Lucas —Muy bien señor Dantes... debo decir que está en una excelente condición física que lo ha ayudado a recuperarse más fácilmente. Ahora descanse un poco y continuaremos con las terapias en los próximos días— me decía el doctor. El pecho a veces me dolía, pero estaba muy agradecido con haber sobrevivido sin problemas ni males mayores. Victoria estaba bien, mis hombres se habían recuperado o lo harían poco a poco... y mi esposa estaba perfectamente, inclusive mejor que nunca. No había recuperado su memoria pero la veía cada vez más activa y efectiva. —Octavio, ¿estás seguro de que está todo en orden y que ellos no han tomado nada de mi estudio, ni realmente nada de la casa? — —Así es señor... no tuvieron oportunidad de entrar a su estudio, la puerta de seguridad se los impidió y cuando iban a intentar entrar por la ventana usted justamente se interpuso entre ellos— me decía mi asistente. —Rebuscaron en la habitación de usted pero el ensañamiento fue con la de ella— —¿Enton
Lucas —Detective Roberts.... me han dicho que existe la posibilidad de que hayan encontrado alguna prueba que nos ayude, ¿es eso cierto?— pregunto emocionado. Si teníamos avances era un paso más para encontrar a la gente que nos hizo esto. Yo estaba preocupado, todo esto olía a Devon Smith… pero esta gente estaba preparada, era más que una piedra lanzada a mi casa con una amenaza… no estaban jugando. Era algo serio que no se debía repetir.—Así es señor... fíjense aquí... se ve claramente que este señala que buscan un papel, una documentación de la señora Dalila… y dicen que la tiene ella, por eso van a su cuarto y casi lo desarman— explica la detective que había seguido investigando por pedido mío.—Un documento… eso no tiene sentido— Octavio y Owens me ven sorprendidos. —No tiene lugar preguntar a la señora, porque posiblemente ella no lo recuerda— señala mi asistente y es así. ¿Qué papel podría tener ella?Cuando se casó conmigo y dejó Grupo Ferrero, prácticamente no se trajo n
DalilaUnos años atrás—Papá... ¿Me llamabas?— digo entrando a su estudio en la casa. Antes había muchos libros, estaba rodeado de estantes y muchos documentos. Ahora había aparatos médicos para ayudarlo a respirar, medicinas, una silla de ruedas. Él se negaba a muchas cosas, pero las terminaba usando. Yo sabía que estaba en sus últimos días, pero con todo y eso no dejaba de trabajar. Así había sido siempre, él trabajaba día y noche, y al aparecer así había sido desde que mi madre murió. Poco lo veíamos, casi que sabíamos más de él por los periódicos que por nosotras mismas. El gran Fabio Ferrero, CEO y empresario importante de New York. Padre ausente que casi yo desconocía. —Si… pasa Dalila, por favor— me decía. Yo entraba aquí más de niña, intentando llamar su atención, hasta que me di cuenta de que era una molestia y no iba a lograr nada. Al menos que fuera una lista con números, acciones y datos… nada era importante para él. —Quería… hablarte de algo importante. Me han dicho
Lucas —El supuesto doctor Wilson está completamente desaparecido, y con él toda la información que podíamos tener de la salud de la señora Dalila — me decía Owens al teléfono. Era todo particularmente raro, pero qué no lo era en estos últimos días. —El único avance que encontramos es que el auto ni siquiera era del estado de Nueva York, sino que venía del norte. Buscamos al propietario y solo hace poco tiempo había dicho que estaba robado— —Tiene que ser entonces algo de mentira, quizás lo había prestado con otros fines o vendido y solo después de lo que sucedió fue que lo declaró como robado— digo. —Esa es la teoría que también nosotros manejamos. Además de eso había una especie de llavero, un adorno colgado en el auto... — —¿Tienen alguna foto o idea de qué podría ser? — Recibía en mi celular la imagen de lo que parece ser un amuleto pero uno muy particular utilizado en juegos de azar, uno que yo conocía muy bien. Tenía un trébol de la suerte y recuerdo lo que ella me había
Dalila—Entonces es cierto…—dice él, y su cara es de sorpresa y a la vez de angustia, sin duda es una confirmación.—¿Lo sabías? ¿Realmente lo sabías desde hace tiempo?— pregunto aún incrédula. Él parece ahora extremadamente preocupado. —¡No! ¡Por supuesto que no! Me enteré hace poco…— dice.—¡Lo juro Dalila! ¡Por favor tienes que creerme! Te lo suplico… — me insiste. Yo no puedo más.—Yo… yo estaba embarazada cuando sucedió el accidente…y me dejaste ahí… sola, tirada. Yo… perdí ese bebé… nuestro bebé…— digo y sin poder evitarlo me echó a llorar, me acerco a la cama y me siento desesperada, él se acerca a mí y se arrodilla frente a mí, angustiado. —Yo jamás... jamás te hubiese dejado sola y embarazada tal como dices. Me siento el peor hombre del mundo solo con saberlo. Ni siquiera tenía sospechas, puesto que estaba seguro de que se me dificultaba tener hijos y ahora lo confirmé— dice él y ahora yo lo miro aturdida. No puede ser. —¿Crees... que no era tuyo? ¿Crees que existe la posi
DalilaY ahora siento que cayera en un precipicio sin fondo. Me sentía culpable por lo que había hecho mi familia y me sentía destrozada. Por más que él dijera que yo no tuviera nada que ver. —¿Cómo puedes estar tan seguro de que yo no tuve nada que ver en eso, cómo puedes siquiera haber podido perdonarme?—digo y otra vez él se acerca a mí intentando consolarme, atento… como si él no fuera aquí y el perjudicado por las acciones terribles de mi familia, acciones que no deberían ser perdonadas tan fácilmente. —Porque yo hablé contigo y te conté las cosas que habían sucedido y tú no estabas al tanto. Porque tú incluso me ayudaste… tú tomaste muchas pruebas del proyecto y me las diste. Te expusiste… porque creías que era lo correcto. En contra de tu familia y de todos— dice suplicándome.— Y créeme Dalila cuando te digo que tú no eres una persona qué podría estar metida en algo así… o saberlo y no hacer nada. Yo te conozco y aun cuando tú dudes de nosotros y de tu pasado, yo siempre vo
Lucas Había llenado mi corazón de odio por tantos años y me había concentrado cada momento en vengarme de la peor manera posible. Mi objetivo era vengar a mi padre. Pero ahora quizás empezaba a entender sus palabras y su pedido de buscar a tener una vida feliz y dejar todo esto en el pasado. La felicidad era simplemente tener a alguien para mí, a alguien que pudiera proteger y que considerara más importante que yo mismo, ahora lo entendía. Todo eso que yo había sentido antes, y la necesidad de acabar con mis enemigos había sido nada en comparación a lo que yo sentía en este momento. Me habían quitado una oportunidad de ser feliz. No solo a mí, sino también a ella, Dalila había pasado por tantas cosas. Si yo hubiese sabido que ella estaba embarazada... jamás me hubiese alejado de ella ni hubiese permitido que estuviera sola, sufriendo y desamparada. Solo de pensarlo… me corroía el alma. Yo había estado aquí en la casa molesto por todo lo que había pasado entre nosotros y ella sufr
Lucas Cuando regreso a casa la encuentro profundamente dormida y me alegro de que al final haya podido descansar. —Mi hermosa Lila…— le decía mientras acariciaba su cabello. Veía su cara secándose de las últimas lágrimas, como si aún dormida hubiese seguido llorando, su corazón hecho pedazos. En su mano tenía esa ropa de bebé, era un pequeño trajecito. Tenía algunas manchas, como si había estado guardado en algún lugar, no sabía de dónde lo había sacado. Pareciera que todo esto había hecho que volvieran esos terribles recuerdos. Al día siguiente, tal como él prometí, fui a hablar con mis abogados para que empezaran a hostigar a Claudia con el tema del testamento. Había dejado una copia y el original seguía en casa bajo llave en mi estudio. —Parece ser esto un excelente comienzo, señor Dantes. Creo que hay buenas posibilidades, solo necesitamos hablar con los abogados del señor Ferrero... — dice mi abogada. —¿Qué sucede si ellos niegan de su existencia o no quieren colaborar