Lucas La duda me carcomía por dentro. No podía dejar de pensar en el hecho de que ella estuviera embarazada y yo la había dejado. Había intentado sacar el tema varias veces, pero a último momento me arrepentía. Sentía vergüenza, pero también miedo de lo que ella me pudiera decir. Pero hoy tenía que hacerlo. Tenía que hablar honestamente con ella y hacerle las preguntas y decirle también la verdad. Contarle la verdad de esos días en que discutíamos y que llevó a ese desenlace tan horrible de haberla perdido por más de un año. La única forma de que yo sanara era hablando con ella. La peor parte es que yo tenía hasta vergüenza de comentarle esto a Octavio a otros de mis hombres... y convivía con esta duda solo. Sin contar que la mayoría de mis hombres estaban en algún trabajo, Owens se supone que iba a regresar hoy de Belle Harbor, y los demás estaban vigilando al detective Fernández, Ernest y su familia. Parecería que tenía que contratar a más gente en cualquier momento. —¿De ve
Lucas Estaba ahí parado en la puerta, temiendo que alguien entrara y escuchaba cómo se movía como si intentaran abrirla como sea. Yo sentía que iba a tener que salir disparando como loco. De repente que escuché un sonido familiar, una voz que sin duda reconocía, y aunque por un momento dudé, me dispuse a mover todos los muebles que habíamos colocado y era el hombre más feliz del mundo cuando vi que la persona que estaba afuera era nada más y nada menos que... Octavio. —Señor por todos los cielos... imagina que iba a estar aquí… lo he buscado por todas partes— me decía el hombre pequeño y veía que tenía sangre en su siempre limpio traje. —¡Octavio! ¿Te ha sucedido algo? ¿Estás herido?— le preguntaba mientras lo dejaba entrar y volvía a cerrar la puerta con todas las cosas. —No señor... pero abajo hay bastantes personas en malas condiciones, me lamento. También le he pegado a varios de esos hombres…y Victoria... —oh no no, no puede estar sucediendo esto. —¿Dónde está ella? — p
DalilaEsto había sido realmente una pesadilla. Yo sentía que estaba en modo alarma y que mi cerebro funcionaba tratando de responder a la urgencia de lo que acontecía. Los sonidos que escuchaba eran aterradores, y en poco tiempo había pasado desde prácticamente ir de mi habitación, quedarme encerrada en un baño mientras él iba a ver qué sucedía, hasta pasar por una ventana como si yo fuese parte del elenco de Misión Imposible. Cada momento que pensaba era angustioso y solo habían sido poco más de una hora. Como si eso no fuera suficiente mi querida Victoria estaba herida, ella intentaba poner su mejor cara pero yo no podía dejar de angustiarme. Mi vida había dado un vuelco importante y ahora tenía una familia y ella y Octavio sin duda formaba parte de ese pequeño círculo. —¡Al suelo!— gritaba Lucas mientras oíamos más y más disparos. Parecía que venían del invernadero donde estaban cuidadas las plantas, y se acercaban a nosotros. Una vez más él se colocaba prácticamente sobre mí
Dalila —¿Qué sucede?—pregunto angustiada mientras veo que mi esposo se agita de manera frenética en la camilla. Los paramédicos empiezan a moverse y a revisarlo atendiendo como pueden mientras la ambulancia sigue en marcha. —El señor parece haber entrado en paro, ¡tenemos que llegar al hospital inmediatamente!— dice uno de ellos y la ambulancia acelera. Siento que cruzamos media ciudad mientras la ambulancia intenta meterse por todas partes evitando el tráfico, y la sirena prácticamente retumba mis oídos. —Lucas, por favor... escúchame, tienes que aguantar, tienes que ser fuerte, ¡ya estamos en camino! ¡Ya vas a tener toda la ayuda que necesites!— le decía yo desesperada, tomando su mano mientras los paramédicos presionaban en su pecho, masajeando su corazón. Yo veía la herida y era realmente terrible, pero él era un hombre muy fuerte y en una excelente condición física... eso tenía que valer de algo, sobre todo en esta situación. De repente frenamos y hemos llegado al hos
Lucas—Lucas... Lucas... Oh Dios... estoy tan feliz de que hayas despertado— me decía una voz hermosa y cuando la veía y para mí era como una especie de visión. Mi esposa se veía completamente nerviosa y desvelada, yo me encontraba en lo que parecía ser una habitación de hospital. No sé cuánto tiempo había pasado, pero en cuanto me intentaba mover sentía que me dolía el pecho. —Shhh shhh no te muevas, vas a estar bien, pero tuvieron que hacerte una operación y curarte. Pero ya estás fuera de peligro, lo importante era que despertarás— dice ella sonriéndome colocando suavemente sus manos en mis hombros y ayudándome a acostarme de nuevo. Tiene una apariencia preocupada, pero a la vez... sonríe aliviada cuando la observo —Pensé lo peor Lucas... realmente me diste un gran susto... te ruego no lo vuelvas a hacer. Pensé... que te perdía... —dice triste y yo levanto mi mano con cuidado. Observo que también están vendadas. Pero ella entiende mi intención y se acerca a mí. Acaricia mi rostr
Dalila Yo vivía prácticamente en el hospital yendo de un lado a otro, hablando con los médicos, con Octavio, visitando a Victoria en su habitación, conversando con Owens y con la secretaria de Lucas para que todos estuviera en tema y sin problemas. Había sido un verdadero caos, pero él había despertado, era todo lo que me importaba. Y definitivamente me ayudaba mucho estar atenta y concentrada en otras cosas, así que agradecí inmensamente todo el trabajo que había caído en mis manos. Lucas era un hombre muy trabajador y perfeccionista, pero había tenido la suficiente paciencia para dejarse llevar por lo menos a lo que yo decía y me escuchaba. Yo iba aprendiendo y él indicándome, y creía que él se iba fortaleciendo y yo mejorando con cada día que pasaba. También al ocuparme de tantas cosas, me hacía tener un poco más de libertad y de moverme enfocándome también en mis propios problemas y sin duda uno de los más complicados era lo que había descubierto con el doctor Wilson. Neces
Dalila No sé si para bien o para mal, pero llegan las enfermeras para ver qué había sucedido por el cambio de la respiración y los latidos del corazón de Lucas, pensando que algo malo le había sucedido. ¡Por dios que vergüenza! La enfermera nos mira levantando una ceja. Lucas sonríe prácticamente complacido mientras yo me sonrojo, no deja de tomarme la mano y de verme con amor. —El señor ha mejorado mucho... realmente tiene mucha fortaleza, ha pasado por mucho… pero ya va quedando atrás— dice la enfermera sonriendo mientras lo examina. Mide su tensión y chequea sus medicamentos.—Y una esposa muy dedicada también— agrega él y yo sonrío. Me hace sentirme aún más nerviosa.—Espero que esté descansando así…quizás dentro de poco, se le dará de alta, señor ¿Qué le parece— —Me parece excelente… solo quiero volver a mi vida de siempre en mi casa, con mi bella esposa— responde él, y me derrite. —Muy bien… entonces compórtense bien y les traeremos buenas noticias— dice antes agregar antes
Lucas —Muy bien señor Dantes... debo decir que está en una excelente condición física que lo ha ayudado a recuperarse más fácilmente. Ahora descanse un poco y continuaremos con las terapias en los próximos días— me decía el doctor. El pecho a veces me dolía, pero estaba muy agradecido con haber sobrevivido sin problemas ni males mayores. Victoria estaba bien, mis hombres se habían recuperado o lo harían poco a poco... y mi esposa estaba perfectamente, inclusive mejor que nunca. No había recuperado su memoria pero la veía cada vez más activa y efectiva. —Octavio, ¿estás seguro de que está todo en orden y que ellos no han tomado nada de mi estudio, ni realmente nada de la casa? — —Así es señor... no tuvieron oportunidad de entrar a su estudio, la puerta de seguridad se los impidió y cuando iban a intentar entrar por la ventana usted justamente se interpuso entre ellos— me decía mi asistente. —Rebuscaron en la habitación de usted pero el ensañamiento fue con la de ella— —¿Enton