Hola hola! ¿Quién creen que fue el culpable del atentado? Espero que estén disfrutando de los capítulos dobles diarios :) Bso Kika
DalilaHabía visto el celular ya un par de veces cuando fui al jardín y no había nada nuevo. No había respuestas a mis preguntas y a mis deseos más preocupantes. No había información de sí, nosotros seguíamos comprometidos o no. Y, en fin, ese estúpido aparato era un simple recordatorio de que yo, sin duda… a él no le importaba. No importa si yo lo amaba o no, si yo hubiese creído realmente en él y hubiese dado todo por él, puesto que yo a los ojos de Ernest Smith no era nada. Solo un medio para un fin. Yo era Dalila Ferrero. Y muy dentro de mí sabía que tenía que enterrar Nadia Díaz. Mi mundo tranquilo había terminado y esta pesadilla recién comenzaba Era como un duelo para mí. Nadia Díaz, la prometida de Ernest… había muerto y con ella todos mis sueños. Justo esta noche me había levantado para comer algo, con muy poca fuerzas y encontraba algo interesante en la cocina, algo que no esperé que me pudiera dar alivio: una botella de whisky. La desgraciada botella olía
Él me había dejado ahí, prácticamente en medio del beso más apasionado del que yo haya tenido memoria. Sí, definitivamente, nada se le compara. Había apretado su cuerpo contra el mío y yo podía sentirlo tan desesperado, como su cuerpo me anhelaba... pero no había acabado todo ahí. Al momento, a mi mente empezaba a aparecer pequeñas imágenes prácticamente como ráfagas de recuerdos, y yo lo sentía todo con intensidad, como si con los recuerdos, vinieran también los sentimientos. Pude ver claramente como él me besaba, con la misma pasión con lo que lo había hecho hace segundos. —Lila, Lila— me decía entre besos justo como me había dicho antes de separarse abruptamente de mí. Yo me sentía feliz, lo deseaba, y él me besaba… E inmediatamente después recordaba discutir con él, sus ojos llenos de furia. —¿Sabes qué Dalila...? ¡Haz lo que te dé la gana! ¡No me importas en lo absoluto! ¿Lo entiendes? ¡Jamás te voy a perdonar! ¡Para mí no existes! ¡Que te quede claro!— me gritaba y yo
Lucas—Celeste, ¿dónde está Dalila?— Preguntaba a los gritos mientras la llamaba por teléfono. Era de noche y hacía pocos minutos en que Victoria me había dicho, escandalizada, que la habitación de mi esposa está vacía…no sé cómo lo había hecho, pero había encontrado la forma de escapar. El perro lloraba desconsolado. —Señor Dantes... ella me había pedido ayuda para escapar... ¡Pero yo le dije que no podía ayudarla! Estaba triste e infeliz… — me dice Celeste angustiada. Me había dicho que Dalila no se sentía bien en casa. Yo me había empeñado, prácticamente a la fuerza, de que ella debía estar aquí, y ella me había demostrado varias veces que no surtía efecto cuando yo la obligaba a hacer cosas que no quería. Pero yo tercamente seguía repitiendo los mismos errores. Ella era infeliz, estaba triste… decaída. Lo suficientemente desesperada para huir en medio de una tormenta, ¿Qué había logrado yo con todo esto? —¿Te dijo dónde podría ir? ¿Te dio algún dato?— veía la lluvia
DalilaLo que había pasado la noche anterior parecía un recuerdo realmente lejano para mí, la señora Victoria me había dicho que había tenido mucha fiebre y yo había amanecido cansada, pero poco a poco me iba mejorando. Lucas había venido a verme un par de veces y parecía realmente atento, su actitud había cambiado visiblemente y yo tenía esperanzas de que todo fuera mejorando. Todos parecían muy preocupados por mí y supongo que realmente estuve muy mal. A los pocos días, cuando me sentía ya bien, él me sorprende con una invitación, dice que vamos a cenar afuera. Yo casi temo hacerme ilusiones para que después vuelva el Lucas gruñón y controlador. Pero con todo y eso me coloco un vestido y lo espero, él parece entre pensativo y preocupado, por la tentación de preguntarle qué es lo que ocupa sus pensamientos. Me sorprendo cuando el señor Owens va por un lugar lejos de casa. Por supuesto que yo no recuerdo nada de la ciudad y observo todo atenta. Cuando el auto se detiene en una
Lucas— Ya llegamos, señor— me dice Owens, cuando aparcamos en la calle principal del pequeño pueblo a las afueras de la ciudad. Belle Harbor era un lugar simple y sencillo y yo casi podía entender por qué ella prefería estar aquí. Había poco ruido y era como si no sucediera nada significativo, en calma, y sin disturbios. Teníamos un plan bien marcado y lo habíamos empezado a seguir, yo tenía que encontrar pruebas de que había algo tramado, quién sabe desde cuándo y que Dalila había sido el objetivo. O al menos eso es lo que yo quería creer, una parte de mí pensaba que ella era inocente, mientras la otra me gritaba prácticamente al oído que… quizás ella sabía de todo esto y más y que era simplemente una cómplice. —¿Nadia Díaz? Me pregunta la enfermera del hospital, el único de este pueblo. — Así es, llegó hace de un accidente automovilístico y no recordaba su nombre— le comento mientras ella busca en la computadora. Es un pueblo realmente pequeño, ¿cuántas personas podrían
Tienes que entrar en el estudio y buscar algo que tenga información sobre mi padre. El bastardo de Lucas debe tener información que nos complique. Especialmente sobre el caso de Marsella. Todo lo que encuentres sobre ese caso nos sirve. Ten cuidado. Yo sé que puedes mi amor, mi Nadia. Y así pronto volveremos a estar juntos. Solo así podremos volver a tener nuestra vida juntos, como siempre debió ser. Te estaré esperando, te encontraré… cuando menos lo pienses. Ya lo verás Eso es lo que decían los mensajes que yo había encontrado en el celular la última vez que había revisado. No sé ni siquiera porque lo había hecho, estaba casi segura de que no iba a encontrar nada importante. Quizás una tonta parte de mí esperaba que él dijera otra cosa, tontas palabras de amor, que me extrañaba, que quería saber si estaba bien, si yo necesitaba algo. O simplemente que me iba a venir a buscar y tendríamos la vida que yo tenía ya un año soñando. Pero eso no iba a suceder, y yo empezaba a ha
Dalila—¡Los Hamptons señora! ¡Qué maravillosa noticia! Es realmente una alegría que usted y el señor salgan por un tiempo… necesitan un tiempo juntos— me decía la señora Victoria emocionada mientras me ayudaba a empacar. — Parece ser que es algo de negocios, todo indica que el señor Carter es un importante socio de mi esposo... — pero con todo y eso debo decir que estaba realmente emocionada, pensaba mientras seleccionaba alguna ropa. Yo pensaba llevar simplemente algunas pequeñas cosas. De mi vida cerca de la playa había entendido que lo importante era la comodidad, y en general ropas y prendas ligeras. Pero la señora Victoria había insistido en que una mujer de mi estatus e inclusive por los negocios... tenía que llevar un buen repertorio de ropa: vestidos, trajes de baño, sombreros, blusas y faldas. La primavera se acercaba y con ello el aumento de la temperatura, y ella decía que era el comienzo oficial de la temporada de los Hamptons. —Ufff ni me lo diga, el señor estuvo de
Lucas Dicen por ahí que se atrae más moscas con miel que con vinagre, y me costaba mucho entenderlo y sobre todo aplicarlo a mi vida. Pero me parecía que valía la pena intentarlo. Por supuesto que Octavio tenía razón. Odiaba que tuviera razón, pero como tal como entendí era mejor intentar entender a mi esposa, comprender lo que ella había pasado y ponerme en su lugar, y sin duda las cosas estaban resultando mucho mejor. No solo había mejorado su ánimo, sino que poco a poco habíamos empezado a establecer las primeras fases de la confianza. Desde el momento en que me acerqué a ella y le empecé a contar cosas de su pasado, y de quién era ella, todo había cambiado. Owens mismo me dijo que ya no la veía intentando escapar, y Victoria me comentó que estaba comiendo mucho mejor, tomando sus medicinas y en general... con una actitud diferente. No había sido nada fácil, honestamente yo quería echar a todo mi equipo de seguridad porque ella se había escapado, pero tarde o temprano me ha