Mauricio
Los días han pasado y con ello va creciendo más la angustia y la desesperación al no saber como se encuentra mi reina. He pasado por momentos difíciles, unos en los cuales he querido dejar todo tirado y simplemente desaparecer de la faz de la tierra.
La agonía es mucho peor al no obtener respuesta de parte de ella. He mandado infinidad de mensajes, notas de voz e incluso llamadas que no responde.
Sé que debemos aclarar las cosas, pero conociéndola no será fácil, puesto que son temas que deben ser tratados única y exclusivamente en persona.
Salgo de mis pensamientos cuando soy interrumpido por una voz familiar y que he venido escuchando diariamente las últimas semanas.
—¿Cómo se encuentra Dr.? —irrumpe la chica sin tomarse la molestia de tocar la puerta antes de entrar.<
Despierto por la terrible punzada que amenaza con romperme la cabeza en dos. Abro los ojos poco a poco tratando de acostumbrar la vista a la luz que se encuentra atravesando por las ventanas. Mis sentidos se ponen en alerta al darme cuenta de que esta habitación no es la del hotel en donde me he hospedado desde hace semanas.Poco a poco me voy sentando y finalmente, me siento en la orilla de la cama, tomando mi cabeza entre mis manos, mientras mis codos reposan sobre mis piernas. Tengo que cerrar los ojos, ya que el ardor en estos es terrible, de repente siento algo extraño en mi cuerpo y es por eso que inmediatamente abro los ojos poniendo en alerta mis cinco sentidos. Retiro la sábana que cubre parte de mi cuerpo y mi sorpresa es grande cuando me percato de que me encuentro totalmente desnudo.«¿Qué carajos es esto?», los latidos de mi corazón se aceleran de
RodrigoLuego de recibir la llamada de mi madre y discutir con ella por haberse tomado el atrevimiento de preparar una cena especial, no me quedó de otra que aceptar a regañadientes. Según palabras textuales de ella, es necesario para que todos conozcan a mi futura esposa, pero con lo que ellos no cuentan es que ella se encuentra embarazada y aprovechó esa oportunidad para no levantar sospechas. Sé que la hermosa Sisy se va a cabrear conmigo por hacer público ese secreto, pero ¿acaso la barriga no le va a crecer?, eso es algo totalmente absurdo.No pierdo más tiempo e inmediatamente la llamé para ponerla en alerta, sé que fue un poco apresurado, pero no tenía de otra. Cuando a Lucia se le mete algo en la cabeza no hay quien le diga lo contrario.Luego de haber tenido una corta conversación con mi futura esposa, cuelgo la llamada para seguir trabajando en la empresa. Por órdenes específicas de mi abuelo, tengo que hacerme cambio de un nuevo proyecto, el cual no quiso dejar en manos de
SabrinaCon los ojos cerrados disfruto de este beso sin medir las consecuencias que esto pueda acarrear, pero sentir sus gruesos y exquisitos labios sobre los míos es algo que simplemente no se puede explicar con simples palabras.El recuerdo de los besos de Mauricio llega a mi mente y es que finalmente entro en razón, me separo de Rodrigo de manera brusca y sin miramientos le doy una bofetada.—¿Qué crees que estás haciendo Rodrigo? —reprocho mientras doy un paso atrás tratando de mantener distancia entre nosotros.—Lo siento, es solo que… Te ves tan hermosa que no pude evitar querer besarte. —resopla de frustración mientras fija la mirada en el suelo, lo veo agacharse para tomar entre sus manos una caja blanca—. Toma, son para ti —esboza una gran sonris
RodrigoSentir sus dulces labios sobre los míos es un completo sueño, del cual no quisiera despertar. Lo más seguro que esté pasando por su mente es la forma en que va a querer arrancarme las pelotas, pero creo que el sacrificio puede valer la pena. Tiene motivos suficientes para hacerlo, pero el principal de todos es el haber tomado la decisión de confesarle a mi familia sobre el embarazo.Me repitió infinidad de veces que no me atreviera a utilizar a su hijo para esta farsa, pero debe tener claro que no puede ocultar un embarazo para toda la vida. Debe ser consciente que con el pasar del tiempo ese pequeño campeón va a crecer y no habrá manera de ocultarlo. Además, este era el momento perfecto para hacerlo, ni de coña le daría la posibilidad a mi primo de quedarse con lo que me pertenece y por lo que he trabajado hasta el cansancio.¿Estoy loco?, la respuesta es un rotundo Sí. Tal vez me precipité un poco en dar esa noticia y sobre todo sin el consentimiento de mi hermosa princesa.
Joel«¡Maldita sea!», son las primeras palabras que vienen a mi mente a causa de la rabia y frustración que siento en este momento.Aún no puedo creer que ese infeliz me haya jugado sucio, no me creo eso de que encontró una mujer para casarse de la noche a la mañana y que además se encuentre embarazada.Todo esto es una completa mierda, no puedo creer que esto sea cierto.—Joel, ¿será que puedes quedarte tranquilo? —replica Lauren, mi supuesta prometida, haciendo que regrese a la realidad—. Con ponerte así no ganas nada. Además…La interrumpo no la dejo hablar —¿Que me tranquilice? ¿Acaso no te das cuenta de lo que eso significa? —respondo irritado—, sabes que si me quedo de brazos cruzados, simplemente, todo, absolutamente todo se va a la mierda. Necesito una nueva estrategia para lograr que mi abuelo me dé el poder absoluto de la empresa.—Pero amor, debes tranquilizarte y tratar de pensar con cabeza fría. —se acerca tomando mi rostro entre sus manos para que nuestras miradas hagan
La presencia de Vanessa me ha caído como anillo al dedo, creo que los dioses finalmente están poniendo las cartas a mi favor en este momento. Estoy completamente seguro de que ella sería una excelente aliada en el plan que se acaba de formular en este momento.Por el momento dejo el tema de Julia a un lado para poder concentrarme en el siguiente paso a seguir. La conversación con Florencia la voy a tener que aplazar, pero no por mucho tiempo. Hay prioridad y una de ella es desenmascarar a mi primo ante toda la familia y lograr que deje a un lado la absurda idea de querer casarse con esa mujer.Salgo de mis pensamientos cuando la voz chillona de Vanesa me regresa a la realidad.—¿Se puede saber qué carajos haces recostado sobre mi bebé? —espeta con molestia mientras me fulmina con la mirada.—Lo siento su majestad, ya me retiro para no dañar la pintura de tu auto de tercera. —respondo sarcástico.Intenta refutar ante mi comentario, pero soy más rápido y termino acortando la poca distan
Cierro los ojos y hago una serie de respiraciones. Estas me van a servir para controlar los latidos frenéticos de mi corazón y hacer acopio de la cordura que tanto necesito en este momento.No sé si esto pueda ser un castigo divino o simplemente cosas del destino. Creo que tener a esta mujer todas las noches en mi cama y sobre todo en esa posición va a ser una tortura tanto para mí como para mi amigo fiel. No podemos perder el control de buenas a primeras, ya que esto nos va a traer terribles consecuencias más adelante.Sin hacer ruido me dirijo hasta el baño para darme una ducha de agua bien fría. Con todo lo que estaba pasando por mi mente fue imposible evitar que mi amigo se pusiera activo y con ganas de jugar.Al cabo de unos quince minutos me encuentro enfundado en un pijama y oloroso como Dios manda. Me acerco a la cama para cubrir parte de su cuerpo con la manta, agradezco a todos los dioses por haberla encontrado en una posición menos comprometedora.Me recuesto al otro extrem
Al terminar mi café me despido de Florencia y salgo por la puerta que da al patio trasero de la casa. Mientras hago el recorrido sin rumbo por la propiedad, no dejo de pensar en que puede estar sucediendo para que Joe haya amenazado de esa manera a Florencia.Estaría de más decir que todo tiene que ver con la repentina desaparición de Julia, según Florencia se regresó a su pueblo para visitar a sus padres, cosa que no es extraña porque ella lo hacía cada vez que tenía la oportunidad, pero esta vez todo es totalmente diferente. La razón por la que se pudo alejar es porque algo le tuvo que haber hecho Joel, si no como se explica que lleve tanto tiempo sin regresar y además, el que mi primo se encuentre desesperado hasta el punto de lanzar semejante amenaza.—¿Qué te tiene tan pensativo hijo? —interroga mi madre, qu