(Días después)SabrinaLos días compartidos con Mauricio han sido maravillosos. A pesar de que no podemos vernos con frecuencia, nos comunicamos por mensajes y cada vez que se puede una que otra videollamada. Hay días en los que no han parado de llegar pacientes al área de emergencia, ese es el lugar en el que he realizado mis guardias. No es por nada, pero todo ese tiempo ha sido un sin vivir. La pasamos corriendo de un lado a otro como desquiciados. Es tanto el trabajo que no nos ha dado tiempo de comer.Atender a todos esos pacientes, es algo que me llena de felicidad al final del día.Como siempre, el grupo de WhatsApp que comparto con mis amigos no deja de tener más de 2000 mensajes por día. Puede parecer cosa de locos, pero a más de uno de ustedes les ha pasado al momento de formar parte de estos grupos. Las pocas veces que puedo entrar es para leer los mensajes de mi amor, además de uno que otro de pacientes que hacen alguna consulta. Salgo de mis pensamientos cuando la voz de
(Dos semanas después) Sabrina He estado inmersa en mis pensamientos y en una angustia interminable todos estos días. La terrible sensación de que algo malo va a pasar no me ha dejado dormir, lo único que hago es trabajar y trabajar sin descanso para mantener la mente despejada. En cuanto a mi padre lo he visto mucho mejor, pero el último estudio que le realizaron no era para nada alentador, aunque su médico tratante me haya explicado mil veces que todo lo tiene bajo control no me fío de sus palabras. Tal vez estoy siendo pesimista y me estoy ahogando en un vaso de agua sin necesidad. Agradezco a mis amigos que se mantienen atentos y pendientes de mí. Casi no nos hemos podido ver estos días, es algo que en parte agradezco, de lo contrario me estarían acribillando a preguntas y eso es lo que menos necesito en estos días. El sonido de mi celular alertando una llamada entrante me devuelve a la realidad. Contesto sin darme cuenta de quien es el remitente. —¡Aló! —respondo desanimada.
(Horas después)La guardia transcurrió con normalidad, agradezco que la pesada de Tania no siguiera con su fastidio. Creo que al ver la forma en la que Mauricio le habló fue suficiente para que dejara su prepotencia.Tal vez pensó que si se quejaba con el Dr. Brockmann este iba a tomar cartas en el asunto e iba a terminar por llamarle la atención. Lo peor que le puede ocurrir a ella es que el doctor la mande a freír monos y terminen con la relación extraña que tienen.Todos aquí saben que ella es solo un medio por el cual el doctor se desestresa en sus momentos de malhumor cuando las cosas no van bien. Aunque ella crea lo contrario.Miro la hora en mi celular, el cual yace dentro del bolsillo de mi bata y estoy a una hora de entregar la guardia y finalmente ir a la comodidad de mi hogar a dormir.Para pasar el tiempo me pongo a arreglar unos expedientes, completar las historias con los resultados de laboratorios. Los imprimo uno a uno y los adjunto a cada carpeta.Sigo sumergida en el
Sabrina—Apúrate Aurora. —le exijo a mi amiga que no ha terminado de arreglarse—. Recuerda que debemos tener todo listo.—¿Será que puedes respirar? —me regaña para que pueda tranquilizarme—. Ven cuenta del 1 al 10 y en caso de que no funcione hazlo hasta el 100 ¿De acuerdo?Me siento tan estresada que no veo la hora en salir del departamento. Todo esto porque hoy es el cumpleaños de Mauricio y quiero darle una sorpresa.Desde que amaneció el único mensaje que le di fue uno de buenos días, como lo hago a diario, quiero que piense que me he olvidado de su cumpleaños, pero no se imagina todo lo que le tengo preparado.No será una fiesta para varias personas porque simplemente estaremos los dos. A él no le agrada festejar esta fecha, no sé el verdadero motivo, pero cuando esté preparado sé que lo va a hacer.Solo debo darle tiempo al tiempo para que todo esto suceda.Últimamente, no me he sentido nada bien, todo debe ser a causa del estrés que he tenido.Entre el trabajo en la clínica, l
Las horas pasan y finalmente veo la hora en el reloj y pido un taxi, me despido de mi amiga con la promesa de encontrarnos otro día para tomar un café. Le pido al taxista que me lleve al supermercado más cercano y este cumple con lo que le solicito. Solo pasan unos 15 minutos y ya me encuentro en mi destino. No sé cuánto tiempo voy a demorar, pero lo único que sí sé es que no puedo pedirle al conductor que me espere. El pago por el servicio me puede salir un tanto costoso y eso es lo que no quiero. En este momento no estoy para gastar más de lo que puedo. Le pago al taxista y bajo con mis bolsas para dejarlas en algún locker donde pueda guardarlas mientras hago las compras. En el súper me encuentro a mi amiga Verónica, quien al verme corre en mi dirección para darme un fuerte abrazo. —¿Cómo estás, mujer? —grita eufórica llamando la atención de los presentes—. Pensaba que estabas descansando. —Es que necesitaba comprar unas cuantas cosas. —evito comentar lo que voy a hacer, luego
MauricioLlego a la entrada del edificio donde vive mi reina y aparco el auto en el lugar de costumbre. Ella me insistió en que saliéramos para algún lado y celebrar mi cumpleaños, pero esa es una de las fechas que no me gusta celebrar. La razón es que el día de mi cumpleaños era el mismo día que en ese entonces mi antigua novia cumplía años también.Cómo un tonto enamorado de ella, hasta lo más profundo de mi ser, quise preparar algo hermoso para ella y por eso compré un hermoso ramo de Ross rojas y un oso de peluche, aquel que habíamos visto unas semanas antes y que a ella le había encantado. Quise sorprenderla, pero el sorprendido fui yo, al encontrarla teniendo relaciones con su vecino en la misma cama donde tantas veces hicimos el amor y nos entregamos en cuerpo y alma. Siempre decía que era el amor de su vida y que quería permanecer por siempre a mi lado y que además no tenía ojos para otro hombre que no fuera yo. Alegaba que era el amor de su vida.Desde ese entonces no celebr
Una hora después nos recibe la entrada del Club Zafiro. Vine a este porque tiene varios ambientes en donde uno puede escoger en cuál pasarla bien.Bajo del auto y camino hasta el puesto del copiloto para abrirle la puerta y ayudarla a salir. Le entrego las llaves al valet parking para que estacione el auto y con mi novia tomada de la mano nos adentramos al lugar.Estando en el interior, la música resuena por todos lados y las luces color neón hacen del ambiente un espacio lleno de vida.Caminamos entre la multitud para ubicarnos en la barra mientras encontramos alguna mesa en donde poder sentarnos.El caballero que atiende en la barra se acerca a nosotros para tomar nuestro pedido. Ella pide una margarita y yo un whisky en las rocas.—¿Te gusta el lugar? —pregunto queriendo tener su opinión.—Me encanta mi cielo. —rodea mi cuello con sus brazos y une nuestros labios en un tierno beso, por inercia mis manos viajan hasta su cintura.Cuando nos separamos nuestras miradas se encuentran. E
A la mañana siguiente me despierto temprano para preparar el desayuno, me levanto con todo el cuidado del mundo para no despertarla y dejarla para que descanse.Gracias al cielo termino pasando buena noche, pero necesito que se haga unos exámenes para ver cómo se encuentra de salud. Según palabras de Laura me ha dicho que no se ha estado alimentando bien estos días y lo más probable es que tenga un poco de anemia.Entro al baño y me doy una ducha rápida y lavar mis dientes. Cuando salgo todavía la veo dormida. Sonrió como tonto al ver a mi princesa dormir plácidamente y es así de esta manera que quiero despertar cada día. Salgo de la habitación sin hacer ruido.Preparo un poco de café mientras preparo jugo de naranja y unas tostadas con mermelada.A lo lejos escucho sonar mi celular y recuerdo que se encontraba en la mesa de noche, prácticamente entró corriendo y antes de cruzar la puerta la veo parada en el umbral de la puerta con mi teléfono en la mano.—¡Buenos días, amor! —me acer