— ¡Aquí! Soy su esposa, dígame doctor ¿Cómo está? — hablo tan rápido que de seguro parezco una demente. — Tranquila señora, puede estar más relajada que el señor D’Angelo ha salido de la operación muy bien sin ningún inconveniente. Tiene un marido muy fuerte y con muchas ganas de vivir. Por el momento estará monitoreado ya que las primeras horas son muy importantes para poder definir su estado al 100% pero le puedo asegurar que todo ha sido un éxito. Tendrá mucho tiempo nada más para que pueda recuperarse muy bien, pero le aseguro que con paciencia lo podrá hacer. — Muchas gracias. — respondo con lágrimas inundando mi mejilla. Las lágrimas brotaban a borbotones de la emoción que sentía, caigo de rodillas en el suelo y en ese mismo momento siento como unos brazos me rodean en un abrazo muy fuerte. — Elena, todo está bien. Él estará bien, ya escuchaste al médico. Yo asentía pero no podía dejar de llorar, Irina me tuvo en sus brazos por un momento mientras descargaba todo lo que te
Ya transcurrió una semana desde el atentado en el yate donde Alessio resultó gravemente herido, una semana desde que lo operaron del cerebro y gracias a Dios todo había resultado bien. Finalmente hoy nos darían el alta para poder subirnos en un vuelo y regresar a casa, algo que todos ya lo esperábamos con ansias. A pesar de que la cirugía había sido un éxito total los médicos no querían que Alessio subiera en un avión por miedo que sucediera alguna complicación, además no querían que se fuera ya que no podrían darle seguimiento, muchos de los otros hombres que habían estado con Alessio en el yate también se encontraban un poco adoloridos por las secuelas que les quedaron por lo que unos días de reposo no le harían mal a nadie. Por supuesto en esa semana me quedé junto a mi marido a hacerle compañía y cuidarlo en compañía de su madre quien había llegado junto con Yuri luego del atentado. A Alessio no le hizo mucha gracias tener a su madre cerca porque lo cuidaba como si se tratara de
Finalmente regresaríamos a la casa, las cosas ya estaban en su lugar. Ambos nos encontrábamos esperando a que el piloto nos diera el visto bueno para poder abordar el avión. Alessio estaba más emocionado de volver a su casa porque extrañaba la villa y por supuesto a su familia. Luego de la experiencia con el robo de identidad había quedado aún más preocupado por lo que me costó hacerlo entrar en razón para que se tranquilizara y solo pensara en su salud. Por suerte Filippo se estaba haciendo cargo del asunto, lo único que había logrado decirme fue que la mujer que se había hecho pasar por mí desapareció. Al parecer se había percatado de que el banco estaba tardando mucho en aprobar el movimiento por lo que en una confusión con la persona que la estaba atendiendo, se marchó. La buscaron con las cámaras de seguridad, que el mismo Filippo las vió, y según tengo entendido la persona vestía con ropa muy similares pero que la contextura no era muy parecida a mí. Algo que sí supo darse cue
— ¡Bienvenidos! — gritaron todos recibiendonos con mucha alegría. Se habían tomado la molestía de colgar globos y hasta pancartas para recibirnos, habíamos estado mucho tiempo fuera y más con el miedo de saber qué pasaría con Alessio. Verlo tan feliz me hacía feliz a mi también, saludó a todos con efusividad y hasta hacía chistes sobre su estado, por supuesto esos chistes no había agradado a su madre que comenzó a cuestionarle de porqué jugaba con los sentimientos de todos de esa forma. — Tranquila mamá, es solo un chiste. Créanme que lo peor lo pasé yo, aunque sé que los tenía a todos muy preocupados, pero les agradezco mucho toda la buena onda. — Lastima que alguno de los chicos aún están allá. — Es que muchos quedaron muy heridos tía, la verdad es que gracias a Dios ninguno tuvo un final fatal. — Bueno, dejemos de hablar de cosas tristes y mejor concentrémonos en la bienvenida, pero recuerden que no debe cansarse mucho. — advierto porque los conozco ya y mucho más a mi marido
— Bueno Elena estamos aquí, te escucho. — Sabes que he estado leyendo todo lo relacionado con todas las empresas que la familia dispone, también algunas grandes acciones en algunas empresas muy conocidas. He encontrado una en particular que ha llamado mi atención, la empresa no es nuestra pero tenemos un gran porcentaje de acciones en él que son administradas por un familiar. Bernardino Amato. Filippo solo asentía pero no había emitido palabra alguna con respecto a lo que le estaba comentando. Lo estaba pensando, quería saber qué opinaba de ese negocio, además aún no había expuesto mis verdaderas dudas por lo que seguro él quería escuchar el cuento completo. — Filippo no quiero ser la mala de la historia, pero teniendo en cuenta que las personas que van detrás nuestro tienen un buen arsenal y son personas con recursos. Quiero descartar la idea de la posibilidad de que esta gente se estuviera abasteciendo justamente de un negocio familiar. — Yo no creo que seas la mala de la histor
— ¡Elena! Ay hermana no tienes idea lo feliz que me hace verte. ¿Cómo está el inútil de mi cuñado? — No le digas de esa forma, sabes muy bien que la ha pasado muy mal estos días, se aburre tanto que si lo descuidamos es capaz de arrojarse del techo al suelo. — Si quiere lo puedo ayudar. — Lo miro con el ceño fruncido porque es capaz de hacerlo. — Estoy haciendo un chiste, cómo crees. Descuida hablaré con él y veo si lo alegro un poco ¿Tú que harás? — Por favor, creo que le vendrá muy bien charlar con alguien más que no sea las mujeres de esta casa, Filippo está muy ocupado atendiendo los negocios que no puede tomarse mucho tiempo para él. Y bueno yo… tengo que hablar con Dimitri, necesito pedirle algo. Yuri era un hombre muy perspicaz que siempre sabía leerme mejor que nadie, sabía que estaba ocultando algo y también estaba consciente que Alessio no sabía nada sobre lo que estaba tramando. Estaba preocupada por las interminables preguntas, pero para mi sorpresa él solo me abrazó y
Pude darme cuenta por la cara de sorpresa que había puesto que no se lo había esperado para nada, pero lo grandioso de todo fue como su rostro pasó de la sorpresa al enojo en un segundo. Estaba más que claro que no le había agradado para nada la idea de una auditoría en estos momentos. — Disculpe señora D’Angelo, pero en ningún momento me ha llegado la notificación de que se haría una auditoría por parte suya. Como sabrá no estamos en condiciones debemos de preparar los libros que necesita y muchas otras cosas más. A mi parecer resultaría mejor que volviera dentro de una semana. ¿Este sujeto acaso creía que yo era una tonta? Estaba muy equivocado si creía que me largaría así porque sí. Me acerqué a él con un paso firme y con la mejor cara de “No estoy jugando” que mi hermano me ha enseñado a hacer cuando debía de demostrar que realmente hablaba en serio. — Mire señor Amato, no necesito notificarle absolutamente de nada. Si es mi decisión o la de mi esposo venir a realizar una audi
— ¿Está ahí dentro? — pregunto a Verónica que me mira con unos ojos muy abiertos y con la boca entreabierta sin saber cómo modular para responderme. — Mujer, te acabo de preguntar algo. — Disculpe señora, el señor Amato está en su oficina pero no se encuentra solo. Están con él unos señores que no se ven muy amigables y — se acerca un poco más a mí para susurrarme en el oído — Señora, esos hombres tienen armas, las ví que llevaban en la cintura. ¡Mierda! Ya sabía que este hombre llamaría a la caballería pero creí que me enfrentaría cara a cara, al parecer solo era un cobarde. — Escúchame Verónica, te necesito alerta y muy concentrada. Quiero que les digas a todos en este piso que vayan saliendo lo más calmado posible y sin hacer barullo, no queremos que esos hombres salgan ¿Entendiste? Vayan afuera y quédense ahí, tengo gente que subirá a hacerse cargo. — Si señora, ¿Llamo a la policía? — pregunta y al negar yo con la cabeza sin apartar la mirada de sus ojos — Entiendo, como lo de