Pude darme cuenta por la cara de sorpresa que había puesto que no se lo había esperado para nada, pero lo grandioso de todo fue como su rostro pasó de la sorpresa al enojo en un segundo. Estaba más que claro que no le había agradado para nada la idea de una auditoría en estos momentos. — Disculpe señora D’Angelo, pero en ningún momento me ha llegado la notificación de que se haría una auditoría por parte suya. Como sabrá no estamos en condiciones debemos de preparar los libros que necesita y muchas otras cosas más. A mi parecer resultaría mejor que volviera dentro de una semana. ¿Este sujeto acaso creía que yo era una tonta? Estaba muy equivocado si creía que me largaría así porque sí. Me acerqué a él con un paso firme y con la mejor cara de “No estoy jugando” que mi hermano me ha enseñado a hacer cuando debía de demostrar que realmente hablaba en serio. — Mire señor Amato, no necesito notificarle absolutamente de nada. Si es mi decisión o la de mi esposo venir a realizar una audi
— ¿Está ahí dentro? — pregunto a Verónica que me mira con unos ojos muy abiertos y con la boca entreabierta sin saber cómo modular para responderme. — Mujer, te acabo de preguntar algo. — Disculpe señora, el señor Amato está en su oficina pero no se encuentra solo. Están con él unos señores que no se ven muy amigables y — se acerca un poco más a mí para susurrarme en el oído — Señora, esos hombres tienen armas, las ví que llevaban en la cintura. ¡Mierda! Ya sabía que este hombre llamaría a la caballería pero creí que me enfrentaría cara a cara, al parecer solo era un cobarde. — Escúchame Verónica, te necesito alerta y muy concentrada. Quiero que les digas a todos en este piso que vayan saliendo lo más calmado posible y sin hacer barullo, no queremos que esos hombres salgan ¿Entendiste? Vayan afuera y quédense ahí, tengo gente que subirá a hacerse cargo. — Si señora, ¿Llamo a la policía? — pregunta y al negar yo con la cabeza sin apartar la mirada de sus ojos — Entiendo, como lo de
— Tu hermano nos matará si algo llegara a ocurrirte, me matará porque sabíamos que la posibilidad de que ocurriera esto era alta. — No dejaré que te diga nada, esto fue idea mía y mira lo que he logrado en la primera. Él y Filippo llevan investigando esto desde hace mucho más tiempo y no lograron nada. Mi hermano deberá de guardarse toda su rabia porque tenía razón y pretendía echarle en cara todo eso. Habían buscado pistas por todas partes y siempre se encontraban con paredes o simplemente personas que no eran tan importantes para dicha organización, pero en la primera que me decido en investigar sin embargo encuentro algo realmente bueno. Desmantelar su distribuidora de armas era un paso realmente importante porque era una pérdida muy significativa para ellos. Una pérdida que sin lugar a dudas les dolería y les afectaría muchísimo porque las armas que utilizaban para atacarnos justamente provenían de este lugar. Lo que realmente llamaba mi atención era la necesidad de callar a B
El plan parecía un poco loco pero había sido idea de Yuri por lo tanto podría esperarse buenos resultados. Como carnada debía llamar la atención de este sujeto, desafiarlo utilizando su debilidad en su contra, pero resultaba que su debilidad era su mejor cualidad. Su ansia por la adrenalina, la sangre y los enfrentamientos. No sería fácil pero podía lograrlo, yo sé que sí. Después de lo que me contó Filippo acerca de cómo enfrentó a Bernardino Amato como toda una mafiosa entrenada, supe que mi esposa no me había dicho muchas cosas de su vida como hija de un pakhan. Recordé la vez que la fuimos a rescatar, la ferocidad con la que había luchado. No la había reconocido de inmediato en aquella oportunidad, porque la mujer que conocí a las afueras del teatro había sido alguien delicada, dulce y muy pacífica. Al contrario de aquella noche cuando la fuimos a rescatar una mujer con garras fue quien había conocido. A pesar de no tener la certeza de poder defenderse para salvar su vida y sal
— Bueno Elena, creo que tu día de aventura ha terminado, mereces ir a descansar y luego seguimos conversando.Mi hermano tenía razón, por lo menos por hoy quería dejar atrás todo lo ocurrido con esos sujetos lo único que esperaba hacer era descansar. Estaba muy exhausta, la verdad el enfrentamiento me dejó rendida y sentía que cada segundo que pasaba mis músculos se agarrotaban cada vez más. — Creo que tu hermano está en lo cierto, debes estar muy cansada. Vamos al cuarto ¿Quieres? Yo también necesito una siesta. Nos despedimos de Yuri y Filippo, Dimitri me aparto por un momento nuevamente para decirme que mientras descanso él revisará algunas de las cosas que trajimos de las empresas. Documentos, libros de cuentas y demás, además luego de lo ocurrido era necesario una investigación interna para poder lograr atrapar a más involucrados si es que los hay. Alessio me acompañó hasta el cuarto que estábamos ocupando por el momento, apenas entramos fuí directo hasta el baño para una duch
Irina. Las cosas se habían puesto un poco locas ese día, nadie quería decirme nada pero lo sabía, algo andaba muy mal. Me había percatado de la ausencia de Elena durante todo el día desde que Yuri y Dimitri habían llegado a la casa. Había querido sacar información de Filippo pero me fue imposible, él mismo tenía la cabeza partida en miles de pedazos que estaba como loco. ¿Qué habría hecho esta vez mi amiga que los tenía tan desesperados? Me había dado cuenta que también Dimitri había desaparecido, por lo tanto podía asumir que se encontraba con Elena. Cuando en un momento fui a buscar a Yuri se encontraba hablando con Alessio de lo más bien, los había estado observando con atención un buen rato pero de un momento a otro Filippo se acercó a ellos y se llevó consigo a Yuri. Alessio parecía muy tranquilo y no lo notaba para nada preocupado, entonces creí que sería algo relacionado con la empresa. Traté de calmar mis nervios y me dediqué a velar por la casa y que estuviera funcional,
Irina. Me enteré de que mi amiga había regresado sana y salva fue la cosa más relajante del mundo para mí. Había querido ir a verla pero entonces decidí que sería mejor dejarla descansar al igual que Alessio, no podía ni tan siquiera imaginarme lo nervioso y alterado que estaría por todo lo que estaba ocurriendo y en el peligro en el que se encontraba su esposa. Mientras tanto decidí enfocarme en la cena, estaba poniendo en práctica mis dotes culinarios y hasta el momento nadie en la familia se había quejado de mi comida. En un momento de absoluta concentración de mi parte jamás me percaté de que alguien estuviera mirando como me movía en la cocina, hasta que en un momento volteé a mirar para ese lado y me encontré con unos ojos gélidos. — ¿Me estás acosando? — pregunté con una media sonrisa en mis labios. — Ya quisieras, solo vine en busca de algo que comer, por si no lo sabías he estado muy ocupado toda la tarde. Bajé el cuchillo que tenía en la mano y lo miré de frente, su vo
Irina. Lo había dicho finalmente, había sincerado mis sentimientos por el hombre que amaba realmente y no lo podía creer, me sentía liberada de una opresión en el pecho. No podía levantar la mirada, no quería verlo y darme cuenta que para él no significaba más de lo que significaba un punto en una línea. Pero la verdad es que había respondido a su pregunta, ya estaría contento porque me doblegué ante él. — Dime algo Yuri. — pedí en un susurro porque ni siquiera emitía sonido alguno que me demostrara que haya escuchado lo que acaba de decirle. Él en un momento tomó mi rostro haciendo que lo vea fijamente a sus ojos. Su mirada fría como el hielo, el color de sus ojos nada más acentuaba esa frialdad pero era justamente eso lo que por tanto tiempo me había gustado de él. Era perfecto para mí, hermoso como lo viera y era el hombre que quería para mí. — ¿Me amas? ¿Por qué? ¿Es enserio? Acabo de confesarle que lo amaba y este idiota me pregunta ¿Por qué? ¡Es un imbécil! — ¿Por qu