Constructora Benzzinca. A la mañana siguiente, llega Marlon de sopetón a la oficina de Tatiana, quién había llegado muy temprano a trabajar. —Buen día Tatiana—la mira con mucho recelo y se muestra con serenidad. —¿Marlon, te puedo ayudar en algo? —Si Tatiana, viene a que me expliques, porque me dejaste plantado y albergaste falsas ilusiones en mí. Por lo visto, le aprendiste muy bien a Erick—reclama velozmente, y suelta todo lo que tiene reprimido en su interior. —Lo siento, por favor perdóname. No fue mi intención lastimarte créeme—se excusa Tatiana. —Discúlpame, por compararte con Erick—rectifica Marlon su actitud. —Descuida, es el dolor que habla por ti y no tus sentimientos—se muestra Tati comprensiva. —Seguramente. Pero, ya quiero pasar la página, de mi historia contigo la cual, tuvo un triste final al menos para mí. —Se cómo te sientes, sólo te pido que no me odies. —Poco a poco, te olvidaré y seguiré adelante, el hablar con mi padre me hizo mucho bien—asienta Marlon.
Constructora Benzzinca. Al no hallar la respuesta que buscaba con Aníbal, de inmediato Mónica se refugia en su retoño preferido. —Erick tienes que ayudarme. Tu padre resultó ser un ingrato. —¿Cuál de los dos? —pregunta Erick en tono jocoso. —Salvatore. —Ah caray, ya el viejo por lo visto te desterró de su vida. —¿Me estás prestando atención Erick? —Claro madre ¿Qué quieres haga por ti? —realmente Erick, continúa pensando en la mujer latina o en la marroquí. Conociéndolo, su distracción tiene nombre de mujer. —Que me ayudes, y que hables con Salvatore rápidamente y de paso necesito dinero, para ir al cirujano. —¡Oh por Dios! —exclama Erick ante su petición. —¿Ah que no adivinas las ocurrencias de tu padre? —¿Cuál de los dos? —Salvatore Erick, ya deja el relajo. —Ja, ja, ja resulta muy divertido el tener dos papás—apunta Erick carcajeándose. —Quiere que trabaje, para vivir yo una mujer de alta sociedad, trabajar como una asalariada más. Se volvió completamente loco. —Bueno
Meses después. En los días venideros, ya inaugurarán la posada de Pierre en Venecia, en la cual se trabajo día y noche con mucho entusiasmo. Por su parte, Tatiana está próxima en dar a luz a su hermosa niña. La cariñosa Tatiana, traerá al mundo a una bebé muy sana. Mónica la madre de Erick, es ahora la nueva recepcionista de la constructora Benzzinca. Esa fue la solución que halló Erick a sus problemas, por lo que no le quedó de otra sino aceptar. Salvatore DiNozzo, por otro lado, no estaba dispuesto en ceder antes sus chantajes emocionales y no tuvo más opción que firmar el divorcio. Ahora es Mónica Bertuccine, una mujer divorciada y de paso asalariada. Todos se preparan, para la gran recepción que hará Pierre, en su restaurante para celebrar la culminación de la excelsa obra. Y luego partirán formalmente a Venecia, Tatiana será la gran ausente, con su embarazo ya avanzado apenas si puede caminar, por lo que solo los acompañará a la recepción de esta noche. A Erick por lo visto las
Oficina de Tatiana. Ya la piñata está a punto de reventar, los malestares están haciendo estragos en ella. Sin embargo, aun así, se dispone a trabajar. Ingresa Erick, repentinamente y Tatiana lo mira se reojos. —¿Cómo vas Tatiana? ¿Cómo está mi hija? Erickita—menciona sonriendo. —Ni sueñes que se llamará así—señala Tatiana con mucha seriedad. —Es mi hija también y tengo derecho a ponerle el nombre. —¿Qué se te ofrece Erick? —pregunta Tatiana, ante que se desvié del tema. —Vine a verlas, ¿acaso no puedo? —Estamos bien—responde con reserva. —Sabes algo Tatiana esto de la paternidad, aunque me sigue pareciendo extraño. No obstante, concibo que me gusta. Y más cuando tengo el presentimiento, que esa niña será idéntica a su padre. —¡Ni lo mandé Dios! —exclama Tatiana espantada. —Piensa lo del nombre—sugiere Erick. —No tengo nada, que pensar mi hija tiene uno, el cual le puse yo. —Nuestra hija—apunta Erick velozmente. —Lamentablemente así es. —Por lo visto, jamás me perdonarás
Días después... Se preparan, para darles la bienvenida a este maravilloso mundo, a la bebé de Tatiana y Erick, todos se hallan a la expectativa. En la clínica, está su familia junto con la de Erick, sin embargo, los grandes ausentes son Marlon y Mónica. —Hijo cálmate, le harás un hueco al piso—manifiesta Pierre a Erick. —Si hijo, estás muy nervios—Salvatore por su parte lo serena. Ahora Erick, es el más afortunado con sus dos papás. —No puedo papás—responde Erick con gracia a ambos. —Esperamos que todo marche bien, vamos a rezar a la capilla cariño—le dice Esteban a su esposa. —Está bien viejo. Vamos—responde Amanda. —Es más, deberían de venir todos conmigo—se miran las caras y no acuden, al llamado de Estaban. —Con razón el mundo se va a acabar, por personas como ustedes herejes de poca fe—reniega Estaban enseguida ante sus conductas. —Tranquilízate siciliano, yo los acompaño—señala Salvatore y se va con ellos. ***** Al cabo, de unas horas sale el doctor, para decirles: —
Tendidos en la cama mirando al techo. Marlon se encuentra muy satisfecho, después de todo el sexo desenfrenado, que acaba de experimentar al lado, de la bella Angelique y quién repentinamente expone: —No podemos seguir así. —¿Así como? Pero, estuvo increíble Angelique como siempre—señala Marlon con grácil asombro. —Ya está situación, es muy aburrida Marlon. —¿No te gustó? —No me refiero a lo que acabamos de hacer, sino a nosotros dos—indica Angelique con desconcierto. —Me confundes. —No te hagas Marlon. Yo quiero salir, divertirme, conocer lugares, hacer cosas nuevas. No sólo visitarte en tu cama o el la mía—reclama Angelique y lo mira con enojo. —Sigo sin entender—sigue Marlon maravillado. —En cambio, yo entiendo perfectamente que eres un idiota—se enrolla Angelique, en una sábana y se levanta de la cama muy molesta. Marlon se cubre y la sigue: —Quedamos, que no tendríamos nada serio, tu así lo decidiste y acepté. —Lo sé, pero me cansé—se contradicen Angelique velozmente.
Ya ha pasado más, de un mes del nacimiento de la niña y, por lo tanto, es el fin de la cuarenta de Tatiana. Llega velozmente a su oficina, el apuesto turco Alí Hilghazh y se interna en ella, colocando muy ágilmente cerrojo. —Querida estás bellísima. —Gracias ¿Qué tienes? Te noto animado—pregunta Tatiana ante su excitación. —Deseo. —¡Alí! —exclama y de inmediato se sonroja. —Vamos Tatiana, me tienes a punta de besos, desde hace tiempo—insinúa sus ganas el turco. —Por favor. —Lo siento, pero no puedo más. Sin miramientos, el turco la toma entre sus brazos con mucho arrojo. Tatiana de inmediato, queda indefensa y prensada a él, vaya que le fascina. Ambos se besan salvajemente y Alí, la lanza en el gran sofá de su oficina. Por su parte Tatiana, no concibe ese deseo ambiguo, sino todo lo contrario lo anhelaba, esa sensación de saciedad, afirma que es inquebrantable. A tal punto, que se sesga con mayor fuerza hacia Alí. Hacen el amor, de una forma distinta dejando la monotonía de
Fin de semana. Verona. Casa de Alí. —Es muy bonita tu casa—manifiesta Tatiana de inmediato, con lo lindo del lugar. —Nuestra querida, ya te llevaré a conocer la que tengo en Roma. Sólo que está en litigio. —¿Litigio? —se maravilla Tatiana velozmente. —Si es un cuento muy largo. Pero, no te traje aquí para hablar de problemas y ni de trabajo, cariño. Si no para continuar, lo que pasó en el sofá de tu oficina—apunta el turco con picardía. —Alí, espera. No quiero una relación sólo de placer, tengo una hija y no me puedo conducir, por la vida como una adolescente—advierte Tatiana inmediatamente. Aunque la pasión, siempre le gana a la cordura. —¿Quién te dijo que sólo te quiero para pasar el rato Tatiana? —señala Alí con admiración. —Está bien. Confiaré en ti—se serena Tati. —No dudes, de lo que siento por ti. Es real y sincero. No es un sentimiento fugaz—afirma Alí. —Tú me gusta mucho y eres buen sujeto, un poco liberal, pero muy simpático. —En cambio, tú eres la mujer perfecta