“¿Dónde has estado?”. La voz de Nathaniel sonaba triste, y le provocó escalofríos.

Sintiéndose culpable, Melanie se recogió el pelo detrás de la oreja con torpeza. “¡Fu… fui de excursión al vivero hoy! Aprendí un montón de cosas, todo gracias al Señor Moreau”.

Los engranajes de su cabeza comenzaron a trabajar rápidamente. En lugar de intentar ocultar las cosas, pensó que era mejor decirle la verdad, aunque no completamente. Era mejor hacerlo así que inventarse historias y parecer culpable.

“Se han hecho muy cercanos…”, dijo él con tono sombrío.

Melanie no estaba segura de cuánto Nathaniel sabía, ni de cuánto tiempo llevaba observándolos antes de que hablara con ella. Sin embargo, supuso que él no podría comprender del todo la situación siempre y cuando ella no dijera nada al respecto.

Entendía que las cosas pasaban entre ella y Frank porque tenían un trato. Frank no le daría el amor que ella quería, por lo tanto solo obtenían lo que querían del trato. Ella no quería renunciar a