Melanie se quedó sin palabras, ya que no esperaba que Frank reaccionara así. Lo miró, solo para ver que él se había dado la vuelta y se dirigía a la nevera. Cogió una lata de cerveza fría, la abrió de golpe y tomó un gran sorbo.

“Piensas demasiado, Melanie”. Frank sacudió la cabeza y continuó: “Pensé que...”. Él puso los ojos en blanco, probablemente para repensar sus palabras, y luego se encogió de hombros y dijo: “Tienes que ser de mente abierta y formar tus propias opiniones. No esperaba que fueras tan rígida”.

“Recuerda que estamos aquí para divertirnos, y yo estaré feliz si tú estás feliz. ¿Por qué estás pensando demasiado? Puedo darte todo lo que quieras, y tú puedes satisfacerme con lo que yo quiera. ¿No es eso suficiente? ¿Por qué piensas tanto en cosas que están tan lejos, eh?”. Frank lucía despreocupado, como si no fuera gran cosa que Melanie acabara de rechazarlo.

En cambio, Melanie se sintió bastante avergonzada al mirarlo.

“No te preocupes. Solo estoy aquí para diverti