Cuando dejaron a Frank en el hotel, acordaron la hora de recogerlo por la noche. Más tarde, cuando estaban los dos solos, Melanie pudo por fin hacer las preguntas que tenía en mente.

“Nate, ¿quién es ese tal Frank? ¿Por qué eres tan cortés con él? Por cómo actúa, está claro que nos desprecia, así que, ¿por qué tenemos que tratarlo tan bien? Si se supone que es una leyenda en la industria del perfume, ¿por qué no he oído hablar de él antes? ¿Acaso estaba presumiendo?”.

Ella recordó su encuentro hace un momento y continuó, sintiéndose enojada por cómo les trataba Frank. “Hemos perdido mucho tiempo hoy solo para recogerlo. Míralo. No ha hecho nada en todo el día. ¿Por qué no te decides sobre qué hacer con él después de asegurarte de su identidad y habilidad? ¿Qué pasa si es un estafador?”.

“No lo es. No te preocupes por eso. Me tomó usar un montón de contactos solo para invitarlo aquí”. Nathaniel soltó un suspiro, con las dos manos en el volante.

Aunque aún no habían resuelto el pro