Mientras Sophia se encontraba hospitalizada, intentando recuperarse física, emocional y mentalmente, Noah, quien estaba consumido por la rabia, la frustración y la desesperación, decidió tomar medidas drásticas.Una vez fuera de la clínica, y sin que su esposa estuviera al tanto de lo que pretendía, tomó el móvil y llamó a uno de sus hombres.—Necesito que apostes unos cuantos hombres en el pasillo y frente a la habitación en la que se encuentra Sophia —le indicó, sin siquiera saludarle.El hombre respondió afirmativamente, tras lo cual Noah cortó la comunicación.Inspiró profundo, alzó la mirada hacia el cielo, se humedeció los labios y soltó el aire con lentitud, antes de encaminarse hacia su coche.Confiaba en que Martin se pusiera manos a la obra cuanto antes.Sin embargo, esperó a que los hombres, a los cuales conocía sumamente bien, se apersonaran en el lugar.Lo último que quería era que cualquier persona, ajena a su equipo o a los miembros del personal del hospital, pudiera ac
Noah se adentró en la habitación de hospital en la que se encontraba internada Sophia, sosteniendo un ramo de rosas rojas aterciopeladas entre las manos.La tenue luz de la habitación creaba un ambiente íntimo y acogedor, perfecto para ellos.Los ojos de Noah se encontraron con los de su esposa, y, en ese instante, el mundo a su alrededor desapareció, dejando espacio solo para ellos dos.—Lo siento —dijo Noah un tanto incómodo—. Quería traerte un obsequio, y, aunque no sé si te gustan las flores, creí que…Sophia sonrió con los ojos brillantes de emoción y de cariño, mientras tomaba olas flores que le tendía Noah.—Es cierto que no soy fan de cortar las flores…—Ay, disculpa —dijo Noah con una mueca.—No tienes por qué disculparte, Noah, son preciosas y estoy más que agradecida con este gesto. —Sonrió, mientras se llevaba el ramo a la nariz y aspiraba el aroma de las rosas—. Debo reconocer que no te tenía por un romántico empedernido. —Soltó una risita—. Pero, en serio, agradezco cada
UNA SEMANA DESPUÉS.Siete días más tarde, Sophia, Noah y Daniel McKenzie se sumergieron en una investigación exhaustiva para desatar otro de los nudos que se había presentado en todo lo que había sucedido en el último tiempo.Los tres estaban determinados a descubrir quién era el hombre desconocido que estaba metido en todo aquello.Sin perder tiempo, se encerraron en la oficina de Daniel, dejando al pequeño Liam al cuidado de Charles, el padre de Noah, y comenzaron a analizar toda la información; documentos, archivos y fotografías, que Daniel había conseguido en los últimos días.—Por ahora, lo único que sabemos es que este individuo nos ha estado siguiendo en cada paso que hemos dado —dijo Noah con los ojos clavados en una carpeta llena de documentos.Sophia suspiró y asintió con determinación. Su mirada reflejaba valentía, una que había adquirido, por culpa o gracias —depende del cristal a través del que se lo mirara— de las adversidades que le había tocado enfrentarse durante el ú
Durante los días posteriores, continuaron investigando de manera exhaustiva todo lo que habían recolectado, para desenmascarar al hombre misterioso.Por ese motivo, Sophia, Noah y Daniel McKenzie habían llegado a un edificio oscuro y en evidente estado de abandono, siguiendo una pista crucial.—¿Crees que es buena idea entrar? —preguntó Noah, mirando a Daniel.—¿Y para qué hemos venido, entonces? —lo interrogó Daniel en un suspiro.—Sí, pero en el plan no estaba que Sophia viniera con nosotros —repuso Noah, mirando a su esposa.—¿No me crees capaz de hacerlo, de entrar en ese edificio? —preguntó, mirando con asco hacia la edificación.Sinceramente, no le agradaba demasiado meterse allí, pero si eso significaba encontrar su tranquilidad, pues lo haría.—A ver, Noah, entiendo tu miedo —repuso Daniel—, pero dale tu voto de confianza, anda.—Sé que no es demasiado sigilosa, mientras menos silencio quiere hacer más hace.—¡Oye! —exclamó Sophia, dándole un suave golpe en el brazo.—A ver, t
El haberse adentrado en el edificio, no había servido para nada. No habían logrado obtener más que más ansiedad de la que ya sentían.Se sentían agotados y agobiados, sin embargo, Noah consideró que, tal y como había comprendido en el café, la mejor manera de sobrellevar todo aquello, era permitirse un tiempo a solas, olvidándose de los miedos, la incertidumbre y las obligaciones.Por este motivo, había organizado una improvisada cita con Sophia en uno de sus restaurantes favoritos. Había hecho una reserva en una mesa de un reservado, es decir, lejos de las miradas y oídos de otros comensales del restaurante. Y había enviado a organizarlo todo de manera romántica y, para gusto de algunos, bastante cursi. Sin embargo, así era él y poco le importaba lo que pensaran de él.El suave resplandor de las velas bailaba sobre la mesa, y envolvía a Sophia y a Noah en un aura mágica mientras disfrutaban de una deliciosa cena. El espacio estaba impregnado de una atmósfera de romanticismo.Sophia s
DOS NOCHES MÁS TARDELa noche ya se había hecho presente, mientras Sophia y Noah continuaban en la fundación, enfrascados en los documentos de la misma, con la intención.En ese momento, se encontraban en la azotea del edificio, tomándose un merecido descanso de la agotadora investigación.El suave viento acaricia sus rostros, mientras sienten cómo la noche los envolvía en la tranquilidad.Noah sacó un paquete de tabaco del bolsillo de su chaqueta, y tras sacar un cigarrillo lo encendió y le dio una profunda calada, antes de soltar el humo con lentitud.—¿Desde cuándo fumas? —preguntó Sophia con el ceño fruncido.—Comencé a fumar a los diecisiete años, pero hice la promesa de dejarlo porque Liam tiene asma, pero, desde que comenzó todo esto, no pude evitar retomar el maldito vicio.—¿Me invitas uno?—¿Qué? Tú no fumas.—Anda, es solo uno, no me hará nada.Noah se lo pensó por un momento y, a continuación, tomó un cigarro, lo encendió antes de pasárselo a Sophia.—Tampoco sabía que fum
Sophia, Noah y Daniel McKenzie se encontraban anonadados frente a la desvencijada y, evidentemente, abandonada mansión que se erigía, a duras penas, frente a ellos.Aunque en un principio a los tres les había parecido una estupidez que aquel insignificante lugar tuviera algo que ver con Sophia, una reciente triangulación de señales de móvil había revelado una sorprendente conexión.Los tres se encontraban en el interior del coche y Daniel sostenía su portátil en sus piernas, mientras examinaba los resultados de la triangulación.—He seguido cada una de las señales de móvil que se comunicaron con Irina. Y aunque parezca increíble, la señal provenía de aquí —dijo, haciendo un gesto con la cabeza en dirección a la desvencijada construcción—. No tengo ni la más remota idea de qué relación tiene con todo esto, pero, definitivamente, hay algo importante allí.Sophia miró a Noah, sintiendo que su corazón latía por la anticipación.—Noah, esto significa que hay algo más detrás de esta mansión
La atmósfera estaba completamente cargada de tensión, mientras Sophia y Noah se encontraban inmersos en una acalorada discusión.Ambos se lanzaban palabras envenenadas, cada uno defendiendo con vehemencia su postura.Ya ni siquiera eran conscientes de por qué peleaban, por culpa del estrés que les generaba, no tener la seguridad de si estaban realmente cerca de resolverlo todo. No habían vuelto a atacar, pero necesitaban hacerlos pagar por lo que les habían hecho.Sin embargo, eso más que acercarlos, parecía separarlos y Noah, que se había percatado de esto, se acercó a Sophia y la tomó por las mejillas ejerciendo una leve fuerza, como queriéndole hacerle entender. —Sophia, por favor, déjame hablar. Necesito que entiendas lo que siento.Con lágrimas en los ojos, Sophia miró a Noah y con la voz estrangulada le preguntó:—¿Y qué es lo que sientes, Noah? Parece que solo vemos nuestras diferencias en lugar de lo que nos une. —Sophia, ya, no es broma, estoy profundamente enamorado de ti