Sophia se sentía cansada de no tener respuestas, ya era hora de tomar cartas en el asunto, de una vez por todas, y confrontar a Lucas.Durante los últimos días, las emociones que se habían agolpado en ella, alimentándose de la incertidumbre y el dolor de una posible traición.Por eso, la noche anterior había decidido hacer algo respecto, ya era por la tarde y ya creía que era suficiente, necesitaba arriesgarse.Quizás era una reacción sumamente precipitada, tal vez lo mejor era hacerlo de otro modo, pero en ese momento no tenía tiempo, ni mucho menos ganas, de esperar más.Por este motivo, tras dejar a Liam profundamente dormido en su cuarto, se marchó en silencio, sin notificarle a Noah y procurando no llamar la atención.Una vez se encontró en la calle, llamó a un taxi, antes de llamar a Lucas y solicitarle que se vieran en unos cuantos minutos. Sin siquiera sorprenderse, escuchó la respuesta afirmativa de Lucas y, acto seguido, le indicó la dirección del bar al taxista.Cuando el t
Mientras Sophia se encontraba confrontando a Lucas en el bar, Noah, su esposo, se encontraba en su despacho, absorto por completo en la investigación que había emprendido en compañía de Daniel McKenzie.Sin embargo, una extraña sensación de inquietud comenzó a apoderarse de él, como si hubiera algo fuera de lugar.Un presentimiento incómodo se instaló en su pecho, haciendo que la angustia se despertara en él.Sin pensárselo dos veces, y con el ceño fruncido, salió del despacho con el fin de comprobar que Liam y Sophia se encontraran bien.Sin embargo, solo encontró a Liam pacífica y profundamente dormido en su cuarto. Por lo que, con el corazón en la garganta, se preguntó dónde diablos estaría.Sintiendo cómo la desesperación lo invadía de pies a cabeza, recorrió todos y cada uno de los pasillos de la mansión, llamándola por su nombre. Pero lo único que obtuvo por respuesta fue el eco de su propia voz.La preocupación, que se había apoderado de él, se acentuó en su rostro conforme ins
DOS SEMANAS MÁS TARDE.Durante los quince días después devastador de encuentro con su exprometido, Sophia procuró reconstruir su vida y retomó sus funciones dentro de la fundación, aun cuando su memoria seguía siendo un rompecabezas incompleto.Sophia era consciente de que no podía abandonar su propósito y el legado de su padre.La noche envolvió la ciudad mientras Sophia se encontraba en el interior del edificio de la fundación principal.Cuando miró la hora en el móvil, no pudo evitar abrir los ojos de par en par, al comprobar que se le había pasado la hora.Había pasado todo el día trabajando sin descanso, pero aún le quedaba mucho por hacer.No obstante, era demasiado tarde y tenía que descansar. No tenía sentido que se desgastara. Debía administrar sus energías sabiamente, si quería cumplir con su objetivo.Con la intención de no perder más tiempo, Sophia apagó el portátil, lo guardó en su bolso y se colocó el abrigo, antes de salir camino a la mansión.Sin embargo, antes de que
Mientras Sophia se encontraba hospitalizada, intentando recuperarse física, emocional y mentalmente, Noah, quien estaba consumido por la rabia, la frustración y la desesperación, decidió tomar medidas drásticas.Una vez fuera de la clínica, y sin que su esposa estuviera al tanto de lo que pretendía, tomó el móvil y llamó a uno de sus hombres.—Necesito que apostes unos cuantos hombres en el pasillo y frente a la habitación en la que se encuentra Sophia —le indicó, sin siquiera saludarle.El hombre respondió afirmativamente, tras lo cual Noah cortó la comunicación.Inspiró profundo, alzó la mirada hacia el cielo, se humedeció los labios y soltó el aire con lentitud, antes de encaminarse hacia su coche.Confiaba en que Martin se pusiera manos a la obra cuanto antes.Sin embargo, esperó a que los hombres, a los cuales conocía sumamente bien, se apersonaran en el lugar.Lo último que quería era que cualquier persona, ajena a su equipo o a los miembros del personal del hospital, pudiera ac
Noah se adentró en la habitación de hospital en la que se encontraba internada Sophia, sosteniendo un ramo de rosas rojas aterciopeladas entre las manos.La tenue luz de la habitación creaba un ambiente íntimo y acogedor, perfecto para ellos.Los ojos de Noah se encontraron con los de su esposa, y, en ese instante, el mundo a su alrededor desapareció, dejando espacio solo para ellos dos.—Lo siento —dijo Noah un tanto incómodo—. Quería traerte un obsequio, y, aunque no sé si te gustan las flores, creí que…Sophia sonrió con los ojos brillantes de emoción y de cariño, mientras tomaba olas flores que le tendía Noah.—Es cierto que no soy fan de cortar las flores…—Ay, disculpa —dijo Noah con una mueca.—No tienes por qué disculparte, Noah, son preciosas y estoy más que agradecida con este gesto. —Sonrió, mientras se llevaba el ramo a la nariz y aspiraba el aroma de las rosas—. Debo reconocer que no te tenía por un romántico empedernido. —Soltó una risita—. Pero, en serio, agradezco cada
UNA SEMANA DESPUÉS.Siete días más tarde, Sophia, Noah y Daniel McKenzie se sumergieron en una investigación exhaustiva para desatar otro de los nudos que se había presentado en todo lo que había sucedido en el último tiempo.Los tres estaban determinados a descubrir quién era el hombre desconocido que estaba metido en todo aquello.Sin perder tiempo, se encerraron en la oficina de Daniel, dejando al pequeño Liam al cuidado de Charles, el padre de Noah, y comenzaron a analizar toda la información; documentos, archivos y fotografías, que Daniel había conseguido en los últimos días.—Por ahora, lo único que sabemos es que este individuo nos ha estado siguiendo en cada paso que hemos dado —dijo Noah con los ojos clavados en una carpeta llena de documentos.Sophia suspiró y asintió con determinación. Su mirada reflejaba valentía, una que había adquirido, por culpa o gracias —depende del cristal a través del que se lo mirara— de las adversidades que le había tocado enfrentarse durante el ú
Durante los días posteriores, continuaron investigando de manera exhaustiva todo lo que habían recolectado, para desenmascarar al hombre misterioso.Por ese motivo, Sophia, Noah y Daniel McKenzie habían llegado a un edificio oscuro y en evidente estado de abandono, siguiendo una pista crucial.—¿Crees que es buena idea entrar? —preguntó Noah, mirando a Daniel.—¿Y para qué hemos venido, entonces? —lo interrogó Daniel en un suspiro.—Sí, pero en el plan no estaba que Sophia viniera con nosotros —repuso Noah, mirando a su esposa.—¿No me crees capaz de hacerlo, de entrar en ese edificio? —preguntó, mirando con asco hacia la edificación.Sinceramente, no le agradaba demasiado meterse allí, pero si eso significaba encontrar su tranquilidad, pues lo haría.—A ver, Noah, entiendo tu miedo —repuso Daniel—, pero dale tu voto de confianza, anda.—Sé que no es demasiado sigilosa, mientras menos silencio quiere hacer más hace.—¡Oye! —exclamó Sophia, dándole un suave golpe en el brazo.—A ver, t
El haberse adentrado en el edificio, no había servido para nada. No habían logrado obtener más que más ansiedad de la que ya sentían.Se sentían agotados y agobiados, sin embargo, Noah consideró que, tal y como había comprendido en el café, la mejor manera de sobrellevar todo aquello, era permitirse un tiempo a solas, olvidándose de los miedos, la incertidumbre y las obligaciones.Por este motivo, había organizado una improvisada cita con Sophia en uno de sus restaurantes favoritos. Había hecho una reserva en una mesa de un reservado, es decir, lejos de las miradas y oídos de otros comensales del restaurante. Y había enviado a organizarlo todo de manera romántica y, para gusto de algunos, bastante cursi. Sin embargo, así era él y poco le importaba lo que pensaran de él.El suave resplandor de las velas bailaba sobre la mesa, y envolvía a Sophia y a Noah en un aura mágica mientras disfrutaban de una deliciosa cena. El espacio estaba impregnado de una atmósfera de romanticismo.Sophia s