AL DÍA SIGUIENTE.La mañana posterior a aquel encuentro íntimo que los había unido más, Sophia y Noah se despertaron por culpa del insistente sonido del timbre.Al abrir los ojos, ambos se miraron desconcertados. Noah miró la hora en su teléfono móvil.—¿Quién puede estar aquí tan temprano? —preguntó mirando a Sophia con el ceño fruncido.—No lo sé, si no lo sabes tú —repuso Sophia con una mueca y un encogimiento de hombros—. Después de todo esta es tu dirección.Noah suspiró mientras se impulsaba para sentarse al borde de la cama.Rápidamente, se calzó las zapatillas de andar por casa, salió al pasillo y bajó las escaleras a toda velocidad.Sin querer perderse aquello, sumamente intrigada por quién podría llegar a esas horas de la madrugada, Sophia lo imitó y lo siguió, escaleras abajo.Cuando llegó al pie de las escaleras, Sophia vio que Lucas abría la puerta y detrás de ella aparecía un furioso padre.—¡Se va ya mismo de aquí! —le exigió Charles a su hijo, mientras se adentraba en
En la mañana, ya casi al mediodía, Liam se despertó y se desperezó como cada mañana.Se levantó, abrazando su osito de peluche, y bajó las escaleras, esperando encontrar a Sophia, como cada mañana, preparándole el desayuno.Sin embargo, se encontró con su padre sentado solo, frente a la mesa.—Papá, ¿dónde está mamá? —preguntó con la inocencia en su voz.Noah alzó la mirada y esbozó una sonrisa forzada que no les llegó a los ojos.—¿Qué pasa, papá? —inquirió el niño, acercándose a él. —Pues, verás, mi niño. Mamá tuvo que hacer un viaje de emergencia.—¿Emergencia? —preguntó el niño con el ceño fruncido—. ¿Le pasó algo? —dijo con voz preocupada.—No, mi amor, no le ha pasado nada malo, pero su mamá está enferma y ha tenido que viajar —mintió, saboreando el amargo sabor de sus palabras.—¿Qué le pasa a su mamá? —lo interrogó.—No lo sé, cariño. Tu mami es muy reservada con esos temas, por lo que no me ha dicho nada. Pero cuando su mamá esté mejor, ella volverá, así que no te preocupes.
Sophia había salido de la mansión de los Williams, sintiéndose desfallecer, después de todo, no podía negar que se había encariñado con ellos, qué intensos sentimientos habían florecido en su interior hacia el pequeño y su padre.Con el corazón en un puño y arrastrando sus maletas, se encaminó hacia la calle en la que se encontraba la parada de taxis más cercana.Para su suerte, conforme había ido avanzando, el sol había comenzado a iluminar las calles de la ciudad, haciendo que se sintiera más segura. Cuando llegó a la parada de taxi, se acercó a uno, cuyo taxista se apeó del vehículo para ayudarle a subir las maletas, antes de que ella se montara en los asientos traseros y él hiciera lo propio tras el volante.—¿Dónde la llevo? —preguntó mirándola por el retrovisor.En el rostro de Sophia se evidenciaba las lágrimas que había derramado de camino hasta allí.Sin pararse a pensarlo dos veces, Sophia le indicó la dirección de la fundación principal, donde ella, tiempo atrás, se había
Cuando llegaron a la oficina de Sophia, luego de llamar a los guardias de confianza de Noah para que llevaran a Liam a la mansión, Sophia rodeó el escritorio y se sentó en el alto sillón de cuero negro, mientras Noah la imitaba, frente a ella, en una de las dos sillas que había delante del escritorio.—¿Qué necesitas que haga para que me des una oportunidad y regreses con Liam y conmigo? —preguntó.Efectivamente, estaba dispuesto a hacer lo que fuera porque regresara a casa.—Necesito que ni tú ni nadie me falte el respeto, demasiado tengo con lo que están haciendo Lucas y mi tía para que también tenga que soportar eso contigo. Para eso prefiero estar sola…—¿Qué hay de Liam? —preguntó Noah, alzando una ceja.—Ya sabes que lo quiero mucho y haría lo que fuera por él —respondió y rápidamente aclaró—: Lo que fuera, menos tolerar que se me falte el respeto.—Te entiendo, no te preocupes, haré todo lo que esté en mis manos para que mi padre comprenda que la verdad no es la que cuenta Luca
Durante los últimos siete días, Sophia y Noah se habían esforzado al máximo por conseguir las pruebas necesarias para probar que Lucas estaba detrás de las explosiones que habían traumado al pobre de Max.A pesar de que sus hombres habían logrado dar con el animal, Sophia no podía dejar de sentir la angustia de que Lucas se desquitara con su mascota o con Liam y Noah.Ninguno de ellos tres merecían recibir ese maltrato por culpa de las ambiciones de Lucas.Aquella tarde, mientras tomaba su abrigo, su bolso y su móvil para salir, el último comenzó a sonar con insistencia.Al mirar la pantalla, frunció el ceño, cerró los ojos y suspiró.Sin pensarlo dos veces, cortó la llamada. No quería hablar con ella.Sin embargo, su tía parecía no estar dispuesta a darse por vencida, por lo que la continuó llamando, mientras Sophia iba de salida, hasta que su sobrina, ya harta, por fin contestó.—¿Qué quieres? —preguntó Sophia, de malos modos.—Oh, ¿así tratas a tu tía favorita?—¡¿Tía favorita?! —i
DURANTE LA NOCHE.Aquella noche, mientras Sophia, Liam y Noah cenaban en tranquilidad, mientras veían una película infantil, elección de Liam, el móvil de Sophia comenzó a sonar con insistencia.Sophia, alertada, se levantó de la silla en busca de su teléfono, que había dejado cargando en la sala de estar.—¿Qué sucede? —le preguntó Noah, quien la había seguido junto a Liam.—Es la alarma de la fundación principal.—¿Alarma?—Sí, si la alarma de las fundaciones salta por algún intruso o algo, puedo escucharlo en el móvil.Tras decir esto, tomó su abrigo, las llaves de su coche y salió a la fría noche.—Sophia, espera, mejor llama a la policía. —Noah intentó detenerla.—No puedo esperar, Noah. Esto se está yendo de las manos —respondió, deshaciéndose del agarre de Noah.—Pero Sophia… —dijo, en el momento en el que la mujer se montaba en el coche y arrancaba el motor, para salir a toda velocidad.—¡Por el amor de Dios! —exclamó Noah, llevándose las manos a la cabeza, sin saber muy bien
—¿Me quiere decir que soy sospechoso? —preguntó Noah, con los ojos abiertos de par en par.No, no era posible que el comisario le estuviera proponiendo eso.«Tal vez he oído mal», se dijo a sí mismo.Tras el silencio arrollador del comisario, quien no apartaba la vista de él ni por un solo segundo, Noah repitió:—En serio, señor, ¿usted me está diciendo que soy sospechoso del accidente de Sophia, de «mi esposa»? —preguntó.Ya llevaba demasiadas horas allí, por lo que, quizás, no había oído tan mal. Sin embargo, no podía razonar con calma, su mente viajaba constantemente hacia Sophia, de la cual no le habían querido dar información.El comisario parpadeó con lentitud y, tras mirarlo directamente a los ojos, con cierta violencia, respondió:—¿Tendría por qué?—Por favor, señor, entiendo que quiera cerrar esto ahora mismo, pero puede dejarlo como un simple accidente.—¿Acaso sugiere eso para cerrar esto cuanto antes y que no salga a la luz y usted le hizo fallar los frenos al coche de su
UN MES MÁS TARDEHabía transcurrido un mes desde el fatídico día en el que había ocurrido el accidente, tras el cual Sophia había sido intervenida de emergencia, había quedado en coma y se encontraba hospitalizada en la unidad de cuidados intensivos.Noah había pasado ese mes, sumido en el desconcierto y la angustia de no poder ver a su esposa.Llevaba treinta días tras las rejas y ese, por fin, sería el día en el que, tras haber acordado el pago de una fianza, podría pagar por su libertad.Cuando por fin pudo pagar, gracias a la ayuda de su abogado, y salió de la celda, se propuso buscar a Liam e ir al Hospital Central, donde le había dicho la paramédica que la trasladarían.En cuanto llegó a la mansión, abrazó a su hijo con fuerza.Aquel tiempo en el que estuvieron alejados, le había hecho valorar más el tiempo con su pequeño. Algo que ya valoraba de por sí, pero no tanto como en ese momento.Después de comunicarle al pequeño que irían a ver a Sophia, ambos subieron las escaleras y,