Mientras Sophia aún se encontraba en la fundación y el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte varias sombras se cernieron sobre el edificio.Un grupo de hombres, completamente vestidos de negro, se infiltró en el recinto y, con movimientos sigilosos, atravesaron entre los pasillos en penumbra.Sus miradas se posaron, codiciosamente, en los diferentes y valiosos canes, que se encontraban en sus respectivas y amplias jaulas.Mientras los intrusos avanzaban, encontraron una de las mascotas más queridas de la fundación, el mismo que había despertado la indignación, tras el incidente con el pequeño. Se trataba de nada más ni nada menos que Max.Con crueldad en sus corazones, y procurando hacer el menor ruido posible para no llamar la atención, tomaron al perro y lo arrancaron de su refugio, haciendo que el animal aullara de dolor, un aullido que, para su disgusto, resonó entre los desiertos pasillos.Noah, quien había acompañado a Sophia en todo momento, había salido brevemente de la fu
UNA SEMANA DESPUÉS.Luego de que le dieran de alta, Sophia volvió rápidamente al ruedo, no solo con la fundación, sino que también que el trabajo que tenía en paralelo de celestina.Tres veces a la semana, cada quince días, organizaba citas a ciegas para ayudar a personas sin pareja a conectarse entre sí.Cada persona que solicitaba sus servicios le facilitaba toda la información de su persona, incluyendo salud y antecedentes penales para que ella pudiera emparejarlos por sus gustos e intereses, y también con respecto a sus manías y sus defectos para que se complementaran.Muchos le habían pedido explicaciones de por qué hacía aquello cuando ya existían aplicaciones de citas, no obstante, ella siempre aseguraba que esa era la mejor manera que podía existir de tener una cita a ciegas, porque no lo era por completo.Ese día, tenía que planear una cita entre un hombre de treintaicinco años que había pasado los últimos diez años de su vida cuidando a su madre enferma, por lo que no se hab
Moviendo las ruedas de su silla, Lucas se acercó sigilosamente a Emily. Estaba decidido a enfrentarla.Ese era su as bajo la manga y ya era hora de que le pusiera fin de inmediato a todo ese asunto.Emily le había implorado que confiara en ella, prometiéndole que en poco tiempo haría que Sophia accediera a cederle las fundaciones. Sin embargo, estaba fallando en todo lo que intentaba. Por ese motivo, tenía que dar un nuevo paso, aunque en su caso fuese «irónico».Cuando se encontró sumamente cerca de ella, con cautela, susurró las palabras que sacudieron a Emily.—Lo sé todo.Emily, sobresaltada, se giró hacia él y exclamó:—¡Oh, por Dios! ¡Lucas, casi me matas de un paro cardíaco!—No te hagas la estúpida. Me estabas esperando, pero no por el motivo que yo vengo.—¿Qué sucede? En serio, Lucas, no entiendo qué está sucediendo —repuso, aparentando estar sorprendida.—¡Lo sé todo! —exclamó, prácticamente harto.Tenía que finiquitar aquello de una vez.—¿Qué es lo que sabes? —lo enfrentó
—¿Qué quiso decir tu tía? —preguntó Noah cuando llegaron a la mansión.—No lo sé, te juro que no lo sé. No puedo creer que tenga la cara tan dura como para decir que mi padre fue el que orquestó el accidente en el que murió tu madre. Mi padre nunca habría hecho algo así.—Creo en ti, creo que realmente estás segura de eso. Pero, en verdad, ¿podemos poner las manos en el fuego por alguien? —preguntó Noah, tomando asiento en uno de los sofás del living.Acababan de llegar a casa y en el rostro de ambos se podía ver el cansancio.Liam se había dormido hacía unos minutos, pero ellos no podían dejar de darle vueltas al asunto.Noah observó a Sophia con detenimiento. No importaba cuánto cansancio hubiera en su mirada.Esa mujer era fuerte, más allá de hermosa. Nadie había despertado en él lo que sí lograba despertarle Sophia.Con seguridad se puso de pie y se acercó a ella.—Confío en ti, Sophia —le aseguró. —Ni siquiera yo confío en mí, ¿por qué lo harías tú? —preguntó con los ojos anegad
AL DÍA SIGUIENTE.La mañana posterior a aquel encuentro íntimo que los había unido más, Sophia y Noah se despertaron por culpa del insistente sonido del timbre.Al abrir los ojos, ambos se miraron desconcertados. Noah miró la hora en su teléfono móvil.—¿Quién puede estar aquí tan temprano? —preguntó mirando a Sophia con el ceño fruncido.—No lo sé, si no lo sabes tú —repuso Sophia con una mueca y un encogimiento de hombros—. Después de todo esta es tu dirección.Noah suspiró mientras se impulsaba para sentarse al borde de la cama.Rápidamente, se calzó las zapatillas de andar por casa, salió al pasillo y bajó las escaleras a toda velocidad.Sin querer perderse aquello, sumamente intrigada por quién podría llegar a esas horas de la madrugada, Sophia lo imitó y lo siguió, escaleras abajo.Cuando llegó al pie de las escaleras, Sophia vio que Lucas abría la puerta y detrás de ella aparecía un furioso padre.—¡Se va ya mismo de aquí! —le exigió Charles a su hijo, mientras se adentraba en
En la mañana, ya casi al mediodía, Liam se despertó y se desperezó como cada mañana.Se levantó, abrazando su osito de peluche, y bajó las escaleras, esperando encontrar a Sophia, como cada mañana, preparándole el desayuno.Sin embargo, se encontró con su padre sentado solo, frente a la mesa.—Papá, ¿dónde está mamá? —preguntó con la inocencia en su voz.Noah alzó la mirada y esbozó una sonrisa forzada que no les llegó a los ojos.—¿Qué pasa, papá? —inquirió el niño, acercándose a él. —Pues, verás, mi niño. Mamá tuvo que hacer un viaje de emergencia.—¿Emergencia? —preguntó el niño con el ceño fruncido—. ¿Le pasó algo? —dijo con voz preocupada.—No, mi amor, no le ha pasado nada malo, pero su mamá está enferma y ha tenido que viajar —mintió, saboreando el amargo sabor de sus palabras.—¿Qué le pasa a su mamá? —lo interrogó.—No lo sé, cariño. Tu mami es muy reservada con esos temas, por lo que no me ha dicho nada. Pero cuando su mamá esté mejor, ella volverá, así que no te preocupes.
Sophia había salido de la mansión de los Williams, sintiéndose desfallecer, después de todo, no podía negar que se había encariñado con ellos, qué intensos sentimientos habían florecido en su interior hacia el pequeño y su padre.Con el corazón en un puño y arrastrando sus maletas, se encaminó hacia la calle en la que se encontraba la parada de taxis más cercana.Para su suerte, conforme había ido avanzando, el sol había comenzado a iluminar las calles de la ciudad, haciendo que se sintiera más segura. Cuando llegó a la parada de taxi, se acercó a uno, cuyo taxista se apeó del vehículo para ayudarle a subir las maletas, antes de que ella se montara en los asientos traseros y él hiciera lo propio tras el volante.—¿Dónde la llevo? —preguntó mirándola por el retrovisor.En el rostro de Sophia se evidenciaba las lágrimas que había derramado de camino hasta allí.Sin pararse a pensarlo dos veces, Sophia le indicó la dirección de la fundación principal, donde ella, tiempo atrás, se había
Cuando llegaron a la oficina de Sophia, luego de llamar a los guardias de confianza de Noah para que llevaran a Liam a la mansión, Sophia rodeó el escritorio y se sentó en el alto sillón de cuero negro, mientras Noah la imitaba, frente a ella, en una de las dos sillas que había delante del escritorio.—¿Qué necesitas que haga para que me des una oportunidad y regreses con Liam y conmigo? —preguntó.Efectivamente, estaba dispuesto a hacer lo que fuera porque regresara a casa.—Necesito que ni tú ni nadie me falte el respeto, demasiado tengo con lo que están haciendo Lucas y mi tía para que también tenga que soportar eso contigo. Para eso prefiero estar sola…—¿Qué hay de Liam? —preguntó Noah, alzando una ceja.—Ya sabes que lo quiero mucho y haría lo que fuera por él —respondió y rápidamente aclaró—: Lo que fuera, menos tolerar que se me falte el respeto.—Te entiendo, no te preocupes, haré todo lo que esté en mis manos para que mi padre comprenda que la verdad no es la que cuenta Luca