Comencé a marearme y una sensación de nauseas invadió mi cuerpo, los recuerdos de esa noche vinieron a mente. Como ráfagas de dolor y amargura, una presión muy fuerte se posiciono en mi pecho. Deje a flopy donde lo había encontrado, luego lo recuperaría. Necesitaba aire, salir, no podía respirar. Corrí como si mi vida dependiera de ello y bajé por las escaleras trotando, ni siquiera pude esperar por el ascensor. Mis piernas parecían no querer detenerse hasta el cansancio, sin darme cuenta recorrí las calles hasta sentarme en una banca de un parque. El llanto que provino de lo más profundo de mí, me recordó como había dolido todo aquello tiempo atrás y a pesar que creía haber sanado. Seguía doliendo con la misma intensidad y esta vez un poco más, después de tantos años, finalmente tenía frente a mis narices a mi abusador.
Regresé a mi departamento, al llegar vi a Antuan sentado aun en el sofá viendo Netflix. Lo salude y fui a mi habitación, tomé una ducha y llore un poco más, fregué cada parte de mi cuerpo queriendo borrar esas huellas y marcas que siempre me han acompañado por tantos años y ahora nuevamente salen a relucir. Me sentía sucia, podía escuchar el sonido que producía el choque de sus labios con mi piel. Me estremecí del asco que producía en mi recordarlo, ¿Y si era James? ¡Me había acostado con él! Le había cedido mi segunda vez, ¡A mi propio abusivo! Suspire con tristeza, mientras salía de la ducha y tomaba mi bata de baño.—¿Bianca? —me llamó Antuan, desde la puerta de mi habitación. —, ¿Te encuentras bien?—Si, ¿Qué ocurre? —respondí, mie
Me di una última mirada en el espejo, me había cambiado nuevamente. Poniéndome un vestido ceñido al cuerpo de color rojo, zapatos de tacón aguja negros con la suela roja, rice mi cabello y aplique un poco de maquillaje. Pinte mis labios también de rojo y me coloque una capa espesa de rímel. ¿Mi plan? Seducir a mi jefe o en el peor de los casos a mi abusivo. Por último, me puse mi perfume favorito, estaba lista. Los nervios los sentía a flor de piel. ¿Cómo podría volver a mirarlo después de haber encontrado a flopy en su cajón? Suspiré con resignación y salí de mi habitación.—¿A dónde vas con esa arma mortal? —divirtió Antuan—, ¡Joder, estas preciosa tía!—A ver a James, necesito verificar si fue él—respondí—, Gracias, será una noche m
No podía creerlo, de ninguna manera. No estaba loca, recordaba perfectamente su marca en el pie derecho. ¿Por qué mierda la tenía en el pie izquierdo? No podía ser, era él. No había forma que tuviera a flopy y no fuera culpable. ¿Qué otra explicación podía existir? ¡Ninguna! Era él, fue entonces cuando el ascensor se abrió, el gorila de la otra vez subió. Divise su pistola en su cintura, tendría que cumplir mi cometido.—Señor…—alcanzó a mencionar, pero lo interrumpí.Atacándolo por sorpresa, no se lo esperaba por lo que me sirvió de ventaja. Lo golpee fuertemente con mi cabeza y le arrebate su arma, Julio estaría orgulloso de mi, era buena noqueando personas. Intento moverse y lo golpee con la cacha de la pistola. James me miraba confundido y muy dolido, como si me desconociese, lo apunte mien
—No me has respondido algo—pregunté, luego de acostarnos en su cama y me envolviera en sus brazos.—¿Qué cosa, pequeña? —preguntó intrigado.—¿Cómo sabes mi verdadero nombre? —pregunté confundida.—Ah eso, bueno…—alargó pasándose una mano por su cabello, estaba nervioso. ¿Por qué? —, Cuando mi hermano te hizo lo que te hizo… mi padre avergonzado, averiguó todo sobre ti. Quisimos ayudarte, pero por más que los hombres de mi padre te buscaron no te encontraron—respondió.—¿Y cómo querían ayudarme? —pregunté con curiosidad.—Mi padre quería darte un dinero para que dejaras de vivir en las calles y tuvieras una mejor vida—respondió apenado—, Se que no hay cifra que te haga olvidar el dolor y
—¿Hola? —contestó desde la otra línea.—Julio, necesito tu ayuda—respondí.—¿Quién es? —preguntó brusco.—La que es muy sentimentalista como para cumplir su misión—respondí en tono burlesco.—¡Bloom! Que gusto saber de ti, ¿Qué sucede? —preguntó.—¿Cómo me deshago de un cuerpo? —pregunté seria—, Tranquilo la línea es segura, te estoy llamando desde un teléfono público.—Bien, ¿Qué tipo de cuerpo? —preguntó especifico.—Uno robusto de un 1.80m—respondí—, ¿Sugerencias?—Esto es lo que harás…—respondió y asentí, memoricé cada nombre y le dije a Elle que anotará un número telefónic
—Espera Elle, no puedes ir a tu casa —dije al subir en el taxi, teníamos que cerciorarnos primero de que estaría a salvo.—No te preocupes, estaré bien—respondió.—Puedes quedarte en mi departamento si gustas—respondí.—No, ya has hecho mucho por mi—respondió—, Imagínate deberte tanto…no gracias.—¿Deberme? No me debes nada, Elle—respondí—, Todo lo que hice, lo he hecho sin esperar nada a cambio de tu parte.—¿Segura? Odiaría deberte algo—respondió, si nuestra víbora regreso.—Si segura, no me debes nada víbora—respondí, riéndome y ella ladeo una sonrisa.El silencio se instaló en el taxi hasta llegar al edificio, nos bajamos del auto y subimos al pórtico. Saludando al guardia y pidiendo el ascensor. Elle iba
Mi mente daba vueltas, me sentía mareada y fuera de lugar. ¿Acaso Lady Vivian decía la verdad? ¿O solo me estaba manipulando como solía hacerlo siempre? Respire hondo y rebusque por la habitación hasta encontrar mi laptop. La encendí y comencé a morderme las uñas. Los nervios me estaban carcomiendo, con mis manos temblorosas teclee en el ordenador buscando la página web del registro civil francés. En la barra buscadora proporcione el nombre y la identificación de mi supuesta hermana. La página estaba cargando y enterré mis uñas en mis palmas, cerré los ojos con fuerza y suspiré, necesitaba calmarme. Los abrí y revisé la información que aparecía en la pantalla de mi laptop, no podía ser cierto, esto debía ser una jugarreta de Lady Vivian. Aparecía la fotografía de una chica rubia, ojos verdes, tez
Mientras iba en el taxi apoye mi cabeza en la ventana del auto, observando las calles y los alrededores de la bella ciudad de Londres. No sabía a ciencia exacta cuanto tiempo me demoraría en volver a verlas, tampoco sabía cuándo volvería a ver a James. Retorcía mis dedos en mis piernas producto de la ansiedad que me ocasionaba el hecho de no saber en lo que me estaba inmiscuyendo. Pero, se trataba de mi hermana, la única familia que me queda. No puedo simplemente dejarla ahí dentro, también tenía miedo de que no estuviese en las manos de ese grupo criminal. Pero no lo averiguaría si no entraba, no había opción. ¿Cómo iba a soportar que otros hombres me toquen? Una lagrima bajo por mi mejilla, la seque con mi mano y suspire intentando calmarme. El taxista se detuvo frente a una enorme casa blanca, cancelé el valor del viaje y le agradecí. Al bajar divis