32.

Comencé a marearme y una sensación de nauseas invadió mi cuerpo, los recuerdos de esa noche vinieron a mente. Como ráfagas de dolor y amargura, una presión muy fuerte se posiciono en mi pecho. Deje a flopy donde lo había encontrado, luego lo recuperaría. Necesitaba aire, salir, no podía respirar. Corrí como si mi vida dependiera de ello y bajé por las escaleras trotando, ni siquiera pude esperar por el ascensor. Mis piernas parecían no querer detenerse hasta el cansancio, sin darme cuenta recorrí las calles hasta sentarme en una banca de un parque. El llanto que provino de lo más profundo de mí, me recordó como había dolido todo aquello tiempo atrás y a pesar que creía haber sanado. Seguía doliendo con la misma intensidad y esta vez un poco más, después de tantos años, finalmente tenía frente a mis narices a mi abusador.

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