No podía creerlo, de ninguna manera. No estaba loca, recordaba perfectamente su marca en el pie derecho. ¿Por qué mierda la tenía en el pie izquierdo? No podía ser, era él. No había forma que tuviera a flopy y no fuera culpable. ¿Qué otra explicación podía existir? ¡Ninguna! Era él, fue entonces cuando el ascensor se abrió, el gorila de la otra vez subió. Divise su pistola en su cintura, tendría que cumplir mi cometido.
—Señor…—alcanzó a mencionar, pero lo interrumpí.
Atacándolo por sorpresa, no se lo esperaba por lo que me sirvió de ventaja. Lo golpee fuertemente con mi cabeza y le arrebate su arma, Julio estaría orgulloso de mi, era buena noqueando personas. Intento moverse y lo golpee con la cacha de la pistola. James me miraba confundido y muy dolido, como si me desconociese, lo apunte mien
—No me has respondido algo—pregunté, luego de acostarnos en su cama y me envolviera en sus brazos.—¿Qué cosa, pequeña? —preguntó intrigado.—¿Cómo sabes mi verdadero nombre? —pregunté confundida.—Ah eso, bueno…—alargó pasándose una mano por su cabello, estaba nervioso. ¿Por qué? —, Cuando mi hermano te hizo lo que te hizo… mi padre avergonzado, averiguó todo sobre ti. Quisimos ayudarte, pero por más que los hombres de mi padre te buscaron no te encontraron—respondió.—¿Y cómo querían ayudarme? —pregunté con curiosidad.—Mi padre quería darte un dinero para que dejaras de vivir en las calles y tuvieras una mejor vida—respondió apenado—, Se que no hay cifra que te haga olvidar el dolor y
—¿Hola? —contestó desde la otra línea.—Julio, necesito tu ayuda—respondí.—¿Quién es? —preguntó brusco.—La que es muy sentimentalista como para cumplir su misión—respondí en tono burlesco.—¡Bloom! Que gusto saber de ti, ¿Qué sucede? —preguntó.—¿Cómo me deshago de un cuerpo? —pregunté seria—, Tranquilo la línea es segura, te estoy llamando desde un teléfono público.—Bien, ¿Qué tipo de cuerpo? —preguntó especifico.—Uno robusto de un 1.80m—respondí—, ¿Sugerencias?—Esto es lo que harás…—respondió y asentí, memoricé cada nombre y le dije a Elle que anotará un número telefónic
—Espera Elle, no puedes ir a tu casa —dije al subir en el taxi, teníamos que cerciorarnos primero de que estaría a salvo.—No te preocupes, estaré bien—respondió.—Puedes quedarte en mi departamento si gustas—respondí.—No, ya has hecho mucho por mi—respondió—, Imagínate deberte tanto…no gracias.—¿Deberme? No me debes nada, Elle—respondí—, Todo lo que hice, lo he hecho sin esperar nada a cambio de tu parte.—¿Segura? Odiaría deberte algo—respondió, si nuestra víbora regreso.—Si segura, no me debes nada víbora—respondí, riéndome y ella ladeo una sonrisa.El silencio se instaló en el taxi hasta llegar al edificio, nos bajamos del auto y subimos al pórtico. Saludando al guardia y pidiendo el ascensor. Elle iba
Mi mente daba vueltas, me sentía mareada y fuera de lugar. ¿Acaso Lady Vivian decía la verdad? ¿O solo me estaba manipulando como solía hacerlo siempre? Respire hondo y rebusque por la habitación hasta encontrar mi laptop. La encendí y comencé a morderme las uñas. Los nervios me estaban carcomiendo, con mis manos temblorosas teclee en el ordenador buscando la página web del registro civil francés. En la barra buscadora proporcione el nombre y la identificación de mi supuesta hermana. La página estaba cargando y enterré mis uñas en mis palmas, cerré los ojos con fuerza y suspiré, necesitaba calmarme. Los abrí y revisé la información que aparecía en la pantalla de mi laptop, no podía ser cierto, esto debía ser una jugarreta de Lady Vivian. Aparecía la fotografía de una chica rubia, ojos verdes, tez
Mientras iba en el taxi apoye mi cabeza en la ventana del auto, observando las calles y los alrededores de la bella ciudad de Londres. No sabía a ciencia exacta cuanto tiempo me demoraría en volver a verlas, tampoco sabía cuándo volvería a ver a James. Retorcía mis dedos en mis piernas producto de la ansiedad que me ocasionaba el hecho de no saber en lo que me estaba inmiscuyendo. Pero, se trataba de mi hermana, la única familia que me queda. No puedo simplemente dejarla ahí dentro, también tenía miedo de que no estuviese en las manos de ese grupo criminal. Pero no lo averiguaría si no entraba, no había opción. ¿Cómo iba a soportar que otros hombres me toquen? Una lagrima bajo por mi mejilla, la seque con mi mano y suspire intentando calmarme. El taxista se detuvo frente a una enorme casa blanca, cancelé el valor del viaje y le agradecí. Al bajar divis
Llegamos al sitio en cuestión, era un bar muy elegante. No podía creer que fuera el manto de tan horrible negocio, Antuan me pidió que actuara como confundida, ya que le haría creer al proxeneta que había venido engañada pensando que trabajaría como camarera o mesera. Al bajarnos del taxi sentí mis piernas flaquear, no podía estar más nerviosa. Respiré profundo y le di un asentimiento a Antuan de que estaba lista, él tomó aire y camino a mi lado hasta la entrada. Donde había un guardia de seguridad, al decirle el nombre de a quien buscábamos nos dejó pasar. Enterré mis uñas en la palma de mi mano, era la única manera de relajarme. Caminamos al interior del lugar, tenía una pista enorme de baile, un escenario donde había chicas bailando sobre tubos y telas, una gran y muy bien iluminada barra, mesas con asientos, algunos sofás y chi
—¿Qué te ha hecho, Alexandra? ¿Te hizo acostarte con él? —pregunté alarmada, luego de que todas se recostaran en sus camas y ella se pasara a la mía para conversar mejor sin levantar sospechas.—Por suerte no, dijo algo que aún tenía oportunidad de salir de aquí—respondió y respire con tranquilidad—, ¿Cómo es que paraste aquí? Es el infierno, hermana.—Vine por ti, no podía creer que tuviera una hermana, me lo ocultaron por mucho tiempo. Apenas me entere y planee todo para sacarte de esto—respondí en voz baja.—Eso quiere decir que ya pasaste por tu asquerosa cama, ¿verdad? —preguntó con sus ojos nublados en lágrimas —, Lo siento tanto, Bloom. No debiste haberlo hecho por mí, no tenías por qué venir a buscarme.—Estas aquí por mi cul
Caminamos seguidas y custodiadas por los hombres de nuestro proxeneta. Subimos al ascensor y nos llevaron hasta la habitación donde nos esperaban los clientes. Sentía latir mi corazón con fuerza, tenía muchos nervios. Al llegar note que era la mejor suite del hotel, la presidencial. Era sin duda alguna un gran evento, la música se escuchaba fuerte y los gritos de varios hombres alertaron mis oídos. Tocamos la puerta y nos abrió un hombre mayor un tanto regordete, nos miró de arriba abajo a todas y silbó.—¡Joder! ¡Nos invadieron! —gritó el hombre abriéndonos paso, entramos siguiendo la coreografía. El regordete hombre nalgueo a la chica de la ducha, Betty.Nos posicionamos en el espacio libre y cambiaron la música por la de nuestra rutina, comenzamos a bailar y al levantar mi vista, sentí un increíble nudo en mi garganta. Me que