38.

—Espera Elle, no puedes ir a tu casa —dije al subir en el taxi, teníamos que cerciorarnos primero de que estaría a salvo.

—No te preocupes, estaré bien—respondió.

—Puedes quedarte en mi departamento si gustas—respondí.

—No, ya has hecho mucho por mi—respondió—, Imagínate deberte tanto…no gracias.

—¿Deberme? No me debes nada, Elle—respondí—, Todo lo que hice, lo he hecho sin esperar nada a cambio de tu parte.

—¿Segura? Odiaría deberte algo—respondió, si nuestra víbora regreso.

—Si segura, no me debes nada víbora—respondí, riéndome y ella ladeo una sonrisa.

El silencio se instaló en el taxi hasta llegar al edificio, nos bajamos del auto y subimos al pórtico. Saludando al guardia y pidiendo el ascensor. Elle iba

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