29.

Íbamos en el auto de James, en conjunto de tres hombres de seguridad. Estaba nerviosa y las manos me sudaban, su llamada fue muy extraña. Sentía que podía ser una especie de trampa, ¿Qué querían exactamente? ¿Por qué usarían de esa forma a Antuan? No comprendía, James apretó mi mano que reposaba en mi pierna. Le di una sonrisa sin ganas, me sentía impaciente y tenía el corazón latiéndome con fuerza. Las calles estaban desoladas por el frio del invierno, la niebla estaba baja lo que hacía dar un ambiente tenso y dramático. El auto se detuvo y mi pulso se aceleró. Habíamos llegado a la dirección que me dijo Antuan, lo vi a unos cuantos pasos lejos de donde me encontraba. Estaba amordazado y con sus extremidades amarradas, quise correr hasta él para ayudarlo. Pero el brazo de James me detuvo.

—Sabía q

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