Capitulo 3: Conexión

Carlota Rodríguez.

El último día de exámenes, mi amigos presentan los suyos según su carrera, y quedarnos en vernos en el cafetín del la universidad al terminar, zapateo cuando veo que no soy la primera en llegar, ya que Williams está en una mesa con su teléfono en mano, al verme acercarme me hace burla.

—¿Por qué tardaste tanto, bebé? — resopló sentándome a su lado.

—Fui la primera de mi clase en entregar.

—Yo igual…

Dorothea resopla al vernos también.

—Joder, fui la primera en entregar, ¿Qué les tocaba? La materia más sencilla, de seguro — se sienta a mi lado.

—Estadísticas — digo yo.

—Calculo empresarial — responde Williams.

—Cerebritos… ¿Qué haremos hoy para celebrar? Nos merecemos irnos de fiesta, asique no hay Pero que valga — se que lo dice por mi, no soy la más fiestera, soy más de leer libros en la soledad de mi habitación mientras me como un snack y bebo un delicioso papelón con limón.

—Esta bien, Dorothea, hoy iré, debo ir a llevarle primero unas cosas a mi madre a su trabajo, ¿A dónde iremos? — me levanto viendo mi reloj, mi madre se tuvo que mudar a la mansión Thompson, el pobre Mathias se quedó sin madre hace una semana y es ella quien quedó a su cargo mientras su delicioso padre se hace cargo de agilizar el divorcio, no he tenido oportunidad de topármelo, sin embargo no pierdo la esperanza.

—A inferno sweet, Brandon es seguridad hoy allí, así que no nos hará falta hacer fila — aplaudo a lo que dice mi amigo, Inferno Sweet es uno de los mejores locales de la ciudad y Brandon es su hermano mayor.

—Oh si, me pondré muy perris, te acompaño a la parada, dormiré el resto del día, tengo días estudiando casi hasta el amanecer — Dorothea se levanta y Williams la sigue.

—Esa me parece una excelente idea, Te paso buscando, ¿Carlota?

—Lo dices porque piensas que no iré, Pero allí estaré bebé, allí estaré, también me podré bien perris al igual que Dorothea.

Nos despedimos y corro a mi casa, hoy toca llevarle ropa y algunos artículos personales que le hacen falta a mi madre.

La seguridad de la mansión a aumentado ya que la madre de Mathias tiene prohibida la entrada y tener algún contacto con su hijo, Soy revisada de pies a cabeza a pesar de ya haber venido anteriormente.

—Puede pasar — Me indica el chico de seguridad, a penas estoy en portón principal de la entrada y debo caminar hasta la casa, son unos doscientos metros aproximadamente.

Cuando voy casi a mitad de camino, una camioneta gris frena a mi lado, se baja la ventana del copiloto y tengo un mini infarto al ver el hombre que maneja.

—Sube — No saluda, no pregunta, solo manda y yo acato la orden de manera automática.

—Hola, buenas tardes señor, muchas gracias — le digo sentándome a su lado.

Asiente y arranca, esta vestido con camisa y pantalón de vestir negro, su cabello negro cae a su frente y no puedo ver sus ojos, ya que tienes unos lentes aviador.

—¿No tienes ningún problema con que tú madre se haya tenido que mudar de improvisto a mi casa?

—umm, no, mi madre le tiene mucho cariño a Mathias, y si lo pregunta por mi, ya soy una adulta.

No puedo ver sus ojos, Pero estoy segura de que me da un vistazo.

Mi madre me espera en la entrada con el pequeño en brazos, al verme bajar del auto del señor abre sus ojos.

—Buenas tardes señor Thompson — le dice cuando el se apea también. Mathias me ve y sonríe, ve a su padre y es como equis, no le presta mayor atención.

—Hola pequeño bebé Hermoso — le digo y me alza sus brazos, siempre he hablado con el a través de video llamadas, así que ya tenemos una conexión, lo cargo y hace ruiditos de gusto con su boca.

—Buenas tarde señora Carla, ¿Cómo se portó Mathias?

—Excelente señor, igual que siempre — le responde mi mamá.

—Obviamente, yo soy un niño muy bien portado — hablo con voz de bebé.

Ambos me ven, mi madre luce incómoda y el con curiosidad, yo carraspeo y después de darle un vistazo a papacito, me dirijo a mi madre — Te traje todo lo que pediste, la casa está limpia y la señora Felicia te mando unos frijoles rojos — la nombrada en cuestión es una vecina.

—Esta bien hija, ¿Cómo te fue en el examen?

El padre se acerca, hace para cargar al bebé y Mathias se aprieta a mi cuello, me distrae de la pregunta de mi madre, hace a llorar e intervengo — Anda bebé, anda con papi — le digo cariñosa, pero nada, se aferra a mi — ¿Lo ha cargado antes? — pregunto al ver la actitud del niño.

—Carlota — me reprende mi madre y yo abro los ojos.

—Lo siento, es que el bebé me conoce más a mi que… — mi madre abre sus ojos en advertencia y decido callarme.

Su padre lo agarra de igual manera y el bebé suelta a llorar, no dice nada, solo entra con el a la casa.

—El señor está trabajando en eso, Mathias lo ve muy poco, sin embargo desde que su madre se fue llega más temprano para compartir con el, ahora sí, dime cómo te fue.

—Umm, bueno, en el examen excelente, por cierto hoy saldré con los chicos a festejar.

—Avísame por favor al llegar a casa, que después no duermo preocupada.

—Esta bien mamá, me voy, a ver si duermo un ratito antes de arreglarme — le doy abrazo y un beso en la mejilla.

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