Carlota Rodríguez.
El último día de exámenes, mi amigos presentan los suyos según su carrera, y quedarnos en vernos en el cafetín del la universidad al terminar, zapateo cuando veo que no soy la primera en llegar, ya que Williams está en una mesa con su teléfono en mano, al verme acercarme me hace burla. —¿Por qué tardaste tanto, bebé? — resopló sentándome a su lado. —Fui la primera de mi clase en entregar. —Yo igual… Dorothea resopla al vernos también. —Joder, fui la primera en entregar, ¿Qué les tocaba? La materia más sencilla, de seguro — se sienta a mi lado. —Estadísticas — digo yo. —Calculo empresarial — responde Williams. —Cerebritos… ¿Qué haremos hoy para celebrar? Nos merecemos irnos de fiesta, asique no hay Pero que valga — se que lo dice por mi, no soy la más fiestera, soy más de leer libros en la soledad de mi habitación mientras me como un snack y bebo un delicioso papelón con limón. —Esta bien, Dorothea, hoy iré, debo ir a llevarle primero unas cosas a mi madre a su trabajo, ¿A dónde iremos? — me levanto viendo mi reloj, mi madre se tuvo que mudar a la mansión Thompson, el pobre Mathias se quedó sin madre hace una semana y es ella quien quedó a su cargo mientras su delicioso padre se hace cargo de agilizar el divorcio, no he tenido oportunidad de topármelo, sin embargo no pierdo la esperanza. —A inferno sweet, Brandon es seguridad hoy allí, así que no nos hará falta hacer fila — aplaudo a lo que dice mi amigo, Inferno Sweet es uno de los mejores locales de la ciudad y Brandon es su hermano mayor. —Oh si, me pondré muy perris, te acompaño a la parada, dormiré el resto del día, tengo días estudiando casi hasta el amanecer — Dorothea se levanta y Williams la sigue. —Esa me parece una excelente idea, Te paso buscando, ¿Carlota? —Lo dices porque piensas que no iré, Pero allí estaré bebé, allí estaré, también me podré bien perris al igual que Dorothea. Nos despedimos y corro a mi casa, hoy toca llevarle ropa y algunos artículos personales que le hacen falta a mi madre. La seguridad de la mansión a aumentado ya que la madre de Mathias tiene prohibida la entrada y tener algún contacto con su hijo, Soy revisada de pies a cabeza a pesar de ya haber venido anteriormente. —Puede pasar — Me indica el chico de seguridad, a penas estoy en portón principal de la entrada y debo caminar hasta la casa, son unos doscientos metros aproximadamente. Cuando voy casi a mitad de camino, una camioneta gris frena a mi lado, se baja la ventana del copiloto y tengo un mini infarto al ver el hombre que maneja. —Sube — No saluda, no pregunta, solo manda y yo acato la orden de manera automática. —Hola, buenas tardes señor, muchas gracias — le digo sentándome a su lado. Asiente y arranca, esta vestido con camisa y pantalón de vestir negro, su cabello negro cae a su frente y no puedo ver sus ojos, ya que tienes unos lentes aviador. —¿No tienes ningún problema con que tú madre se haya tenido que mudar de improvisto a mi casa? —umm, no, mi madre le tiene mucho cariño a Mathias, y si lo pregunta por mi, ya soy una adulta. No puedo ver sus ojos, Pero estoy segura de que me da un vistazo. Mi madre me espera en la entrada con el pequeño en brazos, al verme bajar del auto del señor abre sus ojos. —Buenas tardes señor Thompson — le dice cuando el se apea también. Mathias me ve y sonríe, ve a su padre y es como equis, no le presta mayor atención. —Hola pequeño bebé Hermoso — le digo y me alza sus brazos, siempre he hablado con el a través de video llamadas, así que ya tenemos una conexión, lo cargo y hace ruiditos de gusto con su boca. —Buenas tarde señora Carla, ¿Cómo se portó Mathias? —Excelente señor, igual que siempre — le responde mi mamá. —Obviamente, yo soy un niño muy bien portado — hablo con voz de bebé. Ambos me ven, mi madre luce incómoda y el con curiosidad, yo carraspeo y después de darle un vistazo a papacito, me dirijo a mi madre — Te traje todo lo que pediste, la casa está limpia y la señora Felicia te mando unos frijoles rojos — la nombrada en cuestión es una vecina. —Esta bien hija, ¿Cómo te fue en el examen? El padre se acerca, hace para cargar al bebé y Mathias se aprieta a mi cuello, me distrae de la pregunta de mi madre, hace a llorar e intervengo — Anda bebé, anda con papi — le digo cariñosa, pero nada, se aferra a mi — ¿Lo ha cargado antes? — pregunto al ver la actitud del niño. —Carlota — me reprende mi madre y yo abro los ojos. —Lo siento, es que el bebé me conoce más a mi que… — mi madre abre sus ojos en advertencia y decido callarme. Su padre lo agarra de igual manera y el bebé suelta a llorar, no dice nada, solo entra con el a la casa. —El señor está trabajando en eso, Mathias lo ve muy poco, sin embargo desde que su madre se fue llega más temprano para compartir con el, ahora sí, dime cómo te fue. —Umm, bueno, en el examen excelente, por cierto hoy saldré con los chicos a festejar. —Avísame por favor al llegar a casa, que después no duermo preocupada. —Esta bien mamá, me voy, a ver si duermo un ratito antes de arreglarme — le doy abrazo y un beso en la mejilla.Gregor Thompson —Te espero en mi local a las 11:00 tengo un par de chicas nuevas que se, podrían gustarte, tus verdaderos gustos, aquellos, antes de que cometieras matricidio — giro los ojos, ya Mathias está dormido, así que salgo para poder hablar mejor al teléfono. —Tengo mucho trabajo, sabes que… — Me interrumpe —Desde que te casaste te dedicaste en cuerpo y alma a la empresa y a tu familia, por una noche que te aloques no va pasar nada. —Joder — Paso la mano por mi cabello, estos días han sido tres veces más estresante, la verdad si me merezco un noche para mí —Esta bien, estaré allí en un rato. —¡¡Aleluya!! Corto comunicación y me voy alistar, aviso a la niñera antes de salir, aunque yo sé que ella siempre está atenta a Mathias. Elijo mi auto deportivo, tengo siglos sin usarlo, no está demás presumir el fruto de mi trabajo por una noche. Ya casi en media noche y hay un gentío fuera esperando poder entrar, Nathan, mi mejor amigo y dueño me espera fuera. —El gran Gr
Carlota Rodríguez Mi cabeza duele, y no por lo que debería doler, imaginaba estar a esta hora sufriendo por una resaca olímpica, no por el señor jalón de mechas que me dieron, de gratis. Mi mente vuelve al momento y no lo creo, interrumpieron mi momento de diversión según que porque era menor de edad, y luego esa jodida loca apareció, lo más irónico es que no siquiera le ví la cara! Casi me deja calva. No, bueno, en realidad me arranco solo una par de cabellos, Pero el jalón si fue rudo. Aunque, aunque, viendo lo positivo del todo lo que sucedió, puede estar en los brazos del papacito de Gregor Thompson.Aprieto las sabanas y doy un gritito, que el hombre está buenísimo, que jamás me imaginé si quiera tocarlo, y anoche luego de que su ex enloqueciera me atendió y reviso para asegurarse de que estaba bien, además, me trajo en su lujoso auto a mi casa. Es una persona seria y se nota poco expresivo, Pero su vergüenza por lo sucedido se notaba a leguas, no hablamos nada en el camino
Carlota Rodríguez —¿Dónde está mi madre? — llego como torbellino a la clínica y le pregunto a Sr Thompson al verlo, bastante alterada — ¿Qué fue lo que pasó? —La están atendiendo, no hubo heridas graves…—¿¿Heridas?? — Busco a lo lados a ver si la veo, quiero llorar —¿Qué carajos fue lo que ocurrió? Suspira y pasa la mano por si rostro — La madre del niño se coló en la casa, violando la seguridad, tuvieron un altercado aparentemente ya que se quiso llevar a Mathias y tú madre se interpuso, estaba cerca de las escaleras y se cayo.—Esa maldita desquiciada — joder, que mi madre se pone también a meterse en lo que no debe, de pronto pienso en el bebé — ¿Y Mathias? ¿Cómo está Mathias? ¿Se lo llevó? —El está bien, la seguridad intervino y la lograron detener, ahora se encuentra a cargo de mi padre y su esposa, Irina está detenida.Paso las manos por mi cara — Gracias a Dios, ahora quiero ver a mi madre, por favor dime dónde está. —Esta en urgencias, la están revisando, solo fueron una
Gregor Thompson Disimulo viendo a la chica que se baja de mi camioneta, tiene unos jeans anchos con bolsillos y una blusa corta que su ombligo, su cabello es una maraña en la cima, aunque no se ve mal, toma su maleta y me ve esperando que le diga algo. Rasco mis cejas, mi padre aparece con Mathias en brazos y su esposa al lado. Observa a la joven que me acompaña, es mi hijo quien rompe lo incómodo del momento, ya que al verla alza sus bracitos hacia ella. —Buenas tardes — saluda antes de acercarse a mi hijo — Hola pequeño bebé travieso — le dice con voz dulce.Tomo a maleta para ayudarle mientras lo carga en brazos. —Hola Papá, Hola Maritza, ella será la niñera de Mathias mientras la señora Carla está de reposo.—¿Cómo conoces a Mathias? — pregunta mi padre. —Soy la hija de Carla, la persona que se encarga de el, lo he visto muchas veces antes, ¿Verdad bebé hermoso? El le muestra una sonrisa con sus encías solo con un par de dientes en ellos. —Me parece bien que se encargue del
Carlota Rodríguez Mathias es una bendición, durmió toda la noche, cuando me desperté eran las siete de la mañana, así que pude recuperar bastante sueño de mi noche de rumba. Lo primero que hago es cambiar su pañal y bajo a la cocina a prepararle un tetero.Me encanta que me sonría apenas me vea, es idéntico a su padre, por lo menos eso hizo bien su madre, no entiendo cómo alguien no puede querer a alguien tan perfecto como este ser, es tan inocente.. y más viniendo de ella. De verdad son cosas que no se pueden entender de algunos seres humanos.Yo solo me cepillo y medio acomodo mi cabello, bajo con mi pijama de gatitos, que es solo una blusa de tirantes y un shorts que me queda a medio muslo. El bebé se come todo.—Eres un bebé muy bien portado — le digo con voz cariñosa — Te voy a cambiar y ponerte muy guapo para que salgamos a tomar sol en el jardín. —Buenos días — me sobresalto ante la voz gruesa — mi cejas se alzan al ver al padre del niño, se nota que acaba de llegar y a mi
Carlota Rodríguez Amo el nuevo hogar de Mathias, es elegante, tiene una vista estupenda, y a pesar de ser un apartamento, tiene sus áreas recreativas, ayudo acomodar las cosas en su nueva habitación mientras el duerme plácidamente en su nueva cuna. Antes de salir de su antigua casa, me cambie el shorts por un vestido, es estilo veraniego, rojo con pequeñas flores blancas y combine con una sandalias planas estilo romano en marrón, no es lo más cómodo para una mudanza, Pero si lo más fresco, me rehusó a usar algo que me genere más calor de la que hay. A mí jefe no le causo mucha gracia, ya que pude escuchar claramente su gruñido insatisfecho por la ropa que elegí, hice como que la no escuche nada y seguí en lo mío. Su amigo se despidió rápido y con cara sería, no como cuando me vio en la casa, que fue todo sonrisas. Aprovecho la siesta del bebé para darme un paseo, hay algunas personas en las habitaciones organizando, me gusta, no es gigante, es grande, los espacios son cómodos.—¿
Gregor Thompson La vista se me va detrás de su trasero, no puedo evitarlo, Mathias se acerca con sus manitas en los ojos, así que lo coloco sobre mi pecho.Necesito que la señora Carla regrese pronto, además iré a visitar de nuevo dulce infierno, últimamente siento demasiada tensión, las piernas, sus pechos llenos me atraen, pero esos ojos verdes, con esa mirada pícara y desobediente me mata. “No es una buena idea, solo perdería a la mujer que cuida a mi hijo desde que nació y ella hace un trabajo excelente, aunque no puedo decir nada malo del trabajo de Carlota”Lo malo es que me atrae… Cuando aparece su sonrisa tierna al verme, me remueve por dentro… Comienza a recoger y yo me levanto para llevar a mi hijo a su habitación, lo dejo en su cuna, reviso que no haya mosquitos, y apagó la luz, escucho a Carlota en la cocina, decirle que se quite el puto vestido que trae solo hará que se coloque algo peor. Paso la mano por mi rostro. Me tienta, desde que la Vi con esos jeans caminado
Carlota Rodríguez —Esta semana no se podrá, debo viajar a México para arreglar unos asuntos de la empresa. Arrugó la cara, ya le dije a los chicos de nuestra noche gratis en Dulce infierno, pero mi jefe delicioso me acaba de romper la burbuja. —Esta bien, supongo que será para semana siguiente o cuando vuelva mi madre — me encojo de hombros. —No entiendo cuál es el afán de los jóvenes… —Ay por Dios — lo interrumpo — Usted tiene cuánto… ¿25? Me ve y hace una mueca de sonrisa, Pero lo disimula rápido — Es solo Dopamina barata. —Pff — resoplo — hace cuatro años a usted de seguro le gustaba esa dopamina barata.—No, soy de otros gustos… —¿Cómo cuáles?— recojo algunas cosas que están en el suelo mientras jugaba con Mathias, ahorita se acaba de dormir y el Sr acaba de llegar. —No lo entenderías… Me lo quedo viendo buscando algún indicio de algo, Pero pone su cara de póker, viendolo asi, vestido con traje, peinado y barba perfectamente afeitada, reloj Rolex y corbata… pienso en Rya