Carlota Rodríguez Amo el nuevo hogar de Mathias, es elegante, tiene una vista estupenda, y a pesar de ser un apartamento, tiene sus áreas recreativas, ayudo acomodar las cosas en su nueva habitación mientras el duerme plácidamente en su nueva cuna. Antes de salir de su antigua casa, me cambie el shorts por un vestido, es estilo veraniego, rojo con pequeñas flores blancas y combine con una sandalias planas estilo romano en marrón, no es lo más cómodo para una mudanza, Pero si lo más fresco, me rehusó a usar algo que me genere más calor de la que hay. A mí jefe no le causo mucha gracia, ya que pude escuchar claramente su gruñido insatisfecho por la ropa que elegí, hice como que la no escuche nada y seguí en lo mío. Su amigo se despidió rápido y con cara sería, no como cuando me vio en la casa, que fue todo sonrisas. Aprovecho la siesta del bebé para darme un paseo, hay algunas personas en las habitaciones organizando, me gusta, no es gigante, es grande, los espacios son cómodos.—¿
Gregor Thompson La vista se me va detrás de su trasero, no puedo evitarlo, Mathias se acerca con sus manitas en los ojos, así que lo coloco sobre mi pecho.Necesito que la señora Carla regrese pronto, además iré a visitar de nuevo dulce infierno, últimamente siento demasiada tensión, las piernas, sus pechos llenos me atraen, pero esos ojos verdes, con esa mirada pícara y desobediente me mata. “No es una buena idea, solo perdería a la mujer que cuida a mi hijo desde que nació y ella hace un trabajo excelente, aunque no puedo decir nada malo del trabajo de Carlota”Lo malo es que me atrae… Cuando aparece su sonrisa tierna al verme, me remueve por dentro… Comienza a recoger y yo me levanto para llevar a mi hijo a su habitación, lo dejo en su cuna, reviso que no haya mosquitos, y apagó la luz, escucho a Carlota en la cocina, decirle que se quite el puto vestido que trae solo hará que se coloque algo peor. Paso la mano por mi rostro. Me tienta, desde que la Vi con esos jeans caminado
Carlota Rodríguez —Esta semana no se podrá, debo viajar a México para arreglar unos asuntos de la empresa. Arrugó la cara, ya le dije a los chicos de nuestra noche gratis en Dulce infierno, pero mi jefe delicioso me acaba de romper la burbuja. —Esta bien, supongo que será para semana siguiente o cuando vuelva mi madre — me encojo de hombros. —No entiendo cuál es el afán de los jóvenes… —Ay por Dios — lo interrumpo — Usted tiene cuánto… ¿25? Me ve y hace una mueca de sonrisa, Pero lo disimula rápido — Es solo Dopamina barata. —Pff — resoplo — hace cuatro años a usted de seguro le gustaba esa dopamina barata.—No, soy de otros gustos… —¿Cómo cuáles?— recojo algunas cosas que están en el suelo mientras jugaba con Mathias, ahorita se acaba de dormir y el Sr acaba de llegar. —No lo entenderías… Me lo quedo viendo buscando algún indicio de algo, Pero pone su cara de póker, viendolo asi, vestido con traje, peinado y barba perfectamente afeitada, reloj Rolex y corbata… pienso en Rya
Gregor Thompson —¡No tiene permiso de pasar!, señora! — Escucho un alboroto fuera de mi oficina, me estoy levantando de mi silla cuando la puerta se abre estrepitosamente, chocando incluso con la pared. —¡Eres un maldito hijo de puta! — Irina entra hecha una fiera, mi secretaria está detrás con un mejilla roja y despeinada. —Señor, la señora… — Alzó la mano, no hace falta que explique lo que es evidente, le hago seña para que salga y cierre la puerta, veo a algunos empleados al pendiente desde afuera. —¿Qué carajos quieres? —¿Cómo pudiste hacerme esto? — luce desaliñada, si no la hubiera visto en plena faena e investigado a fondo, no sabría la clase de persona que realmente es — Te di todo de mi mientras tú estabas en bancarrota, te di un hijo, lo menos que puedes hacer es darme, no se! Algo que recompense mi tiempo, no dejarme el la calle, sin la custodia de mi único hijo, como si hubiera sido miserable contigo, cuando sabes que no fue así, te un apoyo moral que no te dio más na
Carlota Rodríguez Me veo a través de la cámara de mi teléfono y me veo apoteósica, deliciosa, divina! Voy aprovechar este solazo exquisito para broncear mi pálida piel, me coloque el traje de baño más diminuto que tengo para dorar un poco más de extensión de la piel. Aprovechando que mi delicioso jefe está en una reunión.A Mathias ya lo tengo con su gorrito, lentes, traje de baño y protector sola, va tan feliz como yo, rumbo a la piscina en su coche. Para nuestra comodidad no hay tanta gente, los distraigo un rato, juego con el mientras no bañamos. No me pierdo de los vistazos de un grupo de chicos que está al otro lado, no me quitan la vista, sin embargo creo que Mathias los mantiene alejados y eso me encanta. El bebé se duerme y aprovecho para sentarme un rato y tomar el sol.—Hola ¿Disculpa? Me giro a la voz que interrumpe mi descanso, pienso que es un mesero, hasta que noto que es uno de los chicos del grupo del frente. —Ummm, ¿Si? — me levanto para sentarme derecha y presta
Carlota Rodríguez Volvemos a casa, yo con un bronceado espectacular, Mathias feliz y con un poco más de color, ¿mi jefe?, igual de guapo, solo que ignorándome olímpica mente. Pensé que luego de beso había tenido un avance, me imagine logrando mi objetivo antes de volver, siendo empotrada contra alguna pared de aquella habitación por este semental, Pero no, se dedicó a trabajar, mientras yo paseaba con Mathias por el resort, no le importo mas si tenia ropa o no, solo llegaba para consentir a su hijo, yo para el dejé de existir y por amor a mí orgullo, yo dejé de insistir. El resto de la semana no fue diferente, mi madre volvería el día lunes y hoy siendo ya jueves, seguía en el mismo plan, hablábamos solo del bebé, de lo que había hecho, de lo que había comido, de las horas en que había realizados dichas actividades. Me había quedado vestida y alborotada, mis hormonas habían sido encendidas, para luego ser humilladas. —Necesito que nos veamos aunque sea un rato, joder, que estás d
Carlota Rodríguez Mi cabello tenía una maraña de nudos imposibles de desenredar, no sé porque motivo, a pesar de tener un cabello medianamente lacio, al dormir se me hacían este tipo ataduras que al tratar de soltar terminaba por arrancar gran parte de cabellos. —Carlota, ya me voy, el trabajo en casa de los Thompson será hasta mañana, es su aniversario por lo tanto me quedaré cuidando al pequeño — mi madre, Carla, entra para despedirse de mi — Cuidado al manejar, avísame en lo que estés de vuelta. —Si mami, yo también voy saliendo a la universidad, en lo que termine con esto — termino arrancando un mechón desde la raíz — Joder!! —Dios! Ese cabello siempre ha sido rebelde, descanse desde que se volvió tu responsabilidad — giro mis ojos, tampoco es que se esforzará mucho, no fui jamás! La niña de bonitos peinados, todo lo contrario, una cola alta era lo mas usual. —Si, aunque sigue siendo tu culpa, será parte de tu herencia! —No, es culpa de tu padre — se acerca y me da un beso
Gregor Thompson Mis respiraciones profundas no me están dando el efecto que mi mente requiere, llego a casa e Irina no se encuentra, de nuevo. Mi hijo está a cargo de su niñera, no tengo queja alguna de la señora Carla, le ha dedicado más tiempo a Mathias que su propia madre. Trato de estar presente, Pero mi trabajo no me lo permite, Soy el Chief executive officer de la Corporación que me ha dejado mi madre casi en banca rota. Fue difícil terminar mis estudios, todo porque ya la empresa se caía a pedazos, buscar entre montones y montones de papeles me llevo a conseguir el desfalco multimillonario de su pareja, ahora el vive en las Maldivas y ella en casa sobreviviendo luego de un ataque cardíaco. Irina es mi novia desde la universidad, me dio mucho apoyo emocional, fue quien me ayudó mientras estudiaba y trabajaba para resurgir a U&G de entre las cenizas, no era de familia adinerada como yo y su amor por mi me pareció sincero, no estaba en mis planes casarme con ella tan pronto,